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García Linera advierte sobre el riesgo de las democracias de la región

Bolivia teme un "efecto dominó" en los hechos de Honduras

Los hechos de Honduras han generado un compromiso de respaldo solidario con el Presidente depuesto, Manuel Zelaya, de parte del Presidente Evo Morales de forma personal y de parte del Poder Ejecutivo boliviano en forma general.

El razonamiento individual de Morales y asumido como oficial por el gobierno boliviano es muy claro, a saber: se ha interrumpido el proceso democrático a través de un golpe militar, por tanto cualquier gestión o artificio legal que busque constitucionalizar el hecho es de por sí, contrario al orden legal vigente. Para el gobierno boliviano, se trata de un tema de principio, entendiendo el respeto al orden constitucional de la democracia formal, pero también se trata de un tema ideológico ante la emergencia de los procesos “revolucionarios y progresistas” en el continente y la región. 

El gobierno boliviano ha ensayado una semejanza con los hechos suscitados en septiembre de 2008, cuando la oposición regional de los departamentos de Santa Cruz, Tarija, Beni, Chuquisaca  y Pando, protagonizaron movilizaciones y tomas violentas de las instituciones del Estado, bajo el discurso de las reivindicaciones autonómicas. Dichas circunstancias fueron catalogadas como un “golpe cívico prefectural” pues las instancias que lideraron las movilizaciones eran las organizaciones cívicas de las regiones y los Prefectos (Gobernadores) de los departamentos opositores, al régimen de Morales. El análisis oficial estableció que estas instituciones habían sido controladas por las fuerzas “reaccionarias” de las oligarquías regionales y a través de un discurso amplificado por los medios de comunicación y la comunidad internacional, denunciaron actitudes desestabilizadoras con rasgos secesionistas, fascistas y racistas, que intentaban frenar el denominado “proceso de cambio” encabezado por Morales.

El argumento fue asumido por el respaldo internacional institucional, generando que instancias como la recientemente creada UNASUR, la OEA y la propia ONU, manifestaran su respaldo oficial y comprometido, ante la difícil circunstancia por la que atravesó el gobierno de Morales y brindó el soporte necesario y suficiente, para poder doblegar los intentos de toma institucional a partir del discurso autonomista  que reivindicaban los opositores. No obstante, el impulso fue suficiente para poder posteriormente judicializar las relaciones, estableciendo criterios de responsabilidad penal ante la intentona opositora.  Es importante recordar, que la presión externa fue determinante a través de las instancias mencionadas, pero fue también fundamental y decisiva, la presión interna desplegada a través de las movilizaciones de los denominados “movimientos sociales” afines y solventados por el gobierno, que llegaron a cercar la ciudad de Santa Cruz, con el inminente riesgo de un choque fratricida.

En esa perspectiva, el vicepresidente de Bolivia, Álvaro García Linera, advirtió que “las derechas” del continente ven en Honduras, sometida a un régimen de mano dura hace 9 días, la vía de la ruptura institucional y afirmó que la única garantía para las democracias en América Latina "es un pueblo movilizado".    García Linera advirtió sobre "el efecto dominó" que puede causar Honduras en el contexto político latinoamericano si es "que el movimiento popular hondureño declina y permite la consumación del golpe cívico-militar". "Las derechas (oligárquicas y antidemocráticas) se van a ir endureciendo" y "el destino del continente se está jugando en Honduras", afirmó en declaraciones a los medios de comunicación.  Nótese la reiteración del discurso cuya efectividad argumental fue probada en los hechos de septiembre en Bolivia, que les permitió desmontar el andamiaje opositor a través de la presión internacional y la movilización interna.

García Linera identifica a "las clases altas, a las viejas oligarquías que ven como un estorbo a la democracia". Las que, tras bambalinas, operan, como en laboratorio, el régimen de Roberto Micheletti en Honduras, sucesor por la fuerza del depuesto presidente constitucional Manuel Zelaya que pugna por su restitución. El vicepresidente boliviano afirma que bloqueado en absoluto por la comunidad internacional, Micheletti defiende a capa y espada su cargo, donde fue apuntalado por la Fuerzas Armadas hondureñas y fundado en la ley de hierro de las oligarquías regionales que, en los últimos años, no han podido revertir la oleada democrática y la emergencia de gobiernos de ala progresista en América Latina. García Linera vehementemente afirma que  la única manera de "contrarrestar esto (por Honduras) es con un pueblo movilizado", y ensayó una receta aplicable a este mal que podría contagiarse a la democracia regional y afectar sus instituciones.

García Linera postuló el caso boliviano como uno de los fracasos en tubo de ensayo de las clases ultraconservadoras en la región.  Situó en el Senado boliviano, bastión de la oposición política al gobierno del presidente progresista Evo Morales "a los conspiradores y separatistas, que en septiembre de 2008 quisieron fragmentar el país y tocaron las puertas de los cuarteles". Recordó, en tono de elogio, que fueron los mismos militares bolivianos quienes denunciaron este accionar antidemocrático. En la misma reflexión, recordó que "para defendernos de los golpistas en septiembre, la comunidad internacional tuvo un papel preponderante" y advirtió a "los fascistas que, con apoyo internacional, con  apoyo de las Fuerzas Armadas y con un pueblo organizado, no pasarán".

La recomendación a Zelaya hecha pública por García Linera, es por tanto es coherente con el ejemplo de las acciones realizadas en su momento en Venezuela, a través de la presión interna, pero  fundamentalmente  en la estrategia de victimización por solidaridad en el ámbito internacional, que fue hábilmente administrada por Morales en los varios momentos de candencia y enfrentamiento opositor.  García Linera, resume de manera  teórica el tema: "la única garantía de las democracias contemporáneas es un pueblo organizado, un congreso comprometido, Fuerzas Armadas subordinadas al poder civil y a la comunidad internacional", por su parte atenta  e implacable con las intentonas antidemocráticas, perfiló el dignatario.

Eduardo Subieta Arza

Santa Cruz de la Sierra, Julio de 2009

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