Un encierro pésimo de casta y fuerza de dos de los hierros de los hermanos Fraile se cargó el teórico espectáculo. Todo un 'acierto' de Miguel Ángel Perera -que anduvo sobrado- y su mentor, responsables de la elección de esta divisa. El extremeño recibió la única ovación de la tarde y Juan Bautista y Talavante fueron silenciados.
Tres toros de FRAILE MAZAS, 1º, 3º Y 5º; 4º y 6º de VALDEFRESNO, mal presentados, descastados y muy flojos. 2º, sobrero de JOSÉ LUIS MARCA (en sustitución del titular,de Valdefresno, devuelto por inválido), con trapío,noble y mansote. JUAN BAUTISTA: pitos; silencio. MIGUEL ÁNGEL PERERA: ovación; silencio tras aviso. ALEJANDRO TALAVANTE: silencio; silencio tras aviso. Plaza de Las Ventas, 22 de mayo. 16ª de Feria. Lleno.
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¿Se imaginan al Barça, que juega al fútbol maravillosa y artísticamente y está que se sale, pidiendo un balón de rugby para sus partidos? ¿Se lo imaginan? No, claro. Pues la inteligencia de los taurinos profesionales es así: Miguel Ángel Perera, que también atraviesa un gran momento y puede con todo, se trae a Madrid un encierro de una de las divisas más podridas, flojas y descastadas de la cabaña brava hispana.
La inteligencia de los taurinos profesionales es así: porque además tanto Valdefresno, como Fraile,que quizás para cosos de segunda categoría sean válidos, llevan varios años pegando el petardo en Las Ventas. Y es de suponer que Fernando Cepeda, otrora matador de gran clasicismo y extraordinario capote, y ahora apoderado del extremeño, lo sabía.
Pues en el pecado llevan, coletudo y mentor, la penitencia. La flojera de los cinco simulacros de toro -desde luego, por casta no pertenecían a la especie del 'bos taurus'- de esta divisa salmantina que se lidiaron -es un eufemismo- impidió a la terna el más mínimo atisbo del triunfo que buscaban, se supone.
Sobre todo a Perera, que tras estrellarse también, aunque en grado menor, con el hierro de su otra comparecencia, el de Núñéz del Cuvillo, se va del abono isidril sin una mísera vuelta al ruedo en su balance. No ha perdido crédito, porque, poderoso, firme y seguro él, anduvo a gorrazos con su lote -sobre todo con el sobrero de José Luis Marca, algo más parecido a un toro, tampoco mucho, con el que se lució en algunas series y en algunos momentos se hizo aplaudir.
El recuerdo de Morante
Pero en este remiendo faltaba mucha emoción, ingrediente esencial de la Fiesta, y en el de Fraile, ni existía. Hasta el apático Alejandro Talavante se motivó con su paisano Perera y compitió en un variado quite -precisamente con el sobrero de Marca- en el que éste lo hizo con mayor ortodoxia.
Mas con los suyos, Talavante, a pesar de que parecía menos taciturno que en sus dos fracasadas comparecencias anteriores, nada pudo hacer, salvo aburrirnos a todos. Como Juan Bautista, tristón y encogido, quizás porque él no era responsable de la elección de divisa y toros, pero que tampoco mostró la disposición del ya mencionado responsable: Perera.
O sea, un desastre en este 22-M posterior al ya histórico 21-M en el que el genial Morante nos arrastró al cielo utópico del arte perfecto. Un desatre, que, eso sí, nos sirvió para mitigar el aburrimiento, rebobinar en nuestra memoria las imágenes y volver a unirnos todos los espectadores en sacrosanta comunión ante el 'dios' Morante y olé.
Si (
No(
