En su turno de última palabra, Navarro sostuvo que la labor realizada fue
“de servicio”, y se declaró responsable de ordenar a sus subordinados que dieran a los familiares información
“limitada a la descripción de daños y de circunstancias que no venían a cuento para más, una vez perdido el ser querido”.
Resaltó que no se considera un esquizofrénico y preguntó porqué iba a querer hacer daño a las familias.
La defensa de Navarro afirmó que las autoridades turcas era quienes tenían prisa
“por quitarse de en medio” los cadáveres. El letrado también acusó a los forenses turcos de
“hacer desaparecer restos” para ajustar la lista oficial de víctimas.
Entretanto, el líder del PP,
Mariano Rajoy, dijo que
Federico Trillo tiene
“tranquilidad de conciencia” y que sólo está preocupado por las sanciones que pudiera recibir el que fuera su equipo. Por su parte, la presidenta de Madrid,
Esperanza Aguirre,
pidió que no se criminalice a quien, bajo su punto de vista, intentó “acortar el sufrimiento de las familias”.