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Vuelve el caso del Yak-42

Los forenses turcos destapan el posible escándalo: alcohol y als 'no-identificaciones'

El forense turco Bülent Sam, que participó en las autopsias que se realizaron a los 62 militares españoles fallecidos en el accidente del Yak-42, ocurrido el 26 de mayo de 2003 en Trabzon (Turquía), aseguró que el general Vicente Navarro "estaba consciente" cuando dirigió los trabajos de repatriación de los cuerpos "pero olía a alcohol". "Y eso se sabe", apostilló. Además, dijo que Navarro y su equipo "insistió en llevarse" los 30 cadáveres que se encontraban sin identificar porque "habían dicho que tenían que llegar al funeral que se iba a celebrar en España".

  El médico, que declaró en la séptima sesión de la vista por las identificaciones erróneas, señaló a preguntas del abogado del general Navarro, Ramiro Guardiola, que el general "estaba en condiciones" aunque insistió en que "olía a alcohol y eso lo vio todo el equipo".

  Durante su declaración, también contradijo el testimonio aportado el primer día del juicio por el general Vicente Navarro, al asegurar que el acta de entrega de los cadáveres "fue traducida al español" por el intérprete del Consulado de España en Turquía.

  El general Navarro aseguró el pasado 25 de marzo que no conoció el contenido del acta porque estaba en turco y no fue traducida al español. El principal acusado en el proceso señaló durante su declaración que, de haber sabido que 30 cuerpos estaban sin identificar, no habría firmado el acta. "¿Cómo voy a decir que me los llevo sin identificar?", se preguntó. "Habría mentido", dijo.

  Sam también señaló, en contraposición con lo declarado por Navarro, que durante los dos días en que se desarrollaron los trabajos de identificación en la morgue de Trabzon a la que fueron trasladados los cuerpos, los forenses turcos se comunicaban con los militares españoles "en inglés".

  En otro punto de su comparecencia, que se prolongó durante casi tres horas, insistió en que el teniente general Beltrán y el general Navarro no pusieron ninguna objeción a la firma del acta de entrega, que explicitaba que 30 de los cadáveres españoles se encontraban sin identificar. "Querían firmar cuanto antes y salir de allí, dijeron que el avión estaba esperándoles", aseguró.


Prisas

  Sam, que declaró como testigo en la séptima sesión del juicio que se sigue en la Audiencia Nacional por la identificación errónea de 30 de los 62 fallecidos, explicó que, al adoptar esta decisión, el general español "prometió" a las autoridades turcas que los trabajos de identificación que faltaban por hacer se llevarían a cabo.

  Tras este compromiso, según el relato del forense, las autoridades de la Fiscalía turca firmaron con el teniente general Beltrán y el general Navarro el acta de entrega de los cadáveres, en el que constaba explícitamente que 30 de los cuerpos no habían sido identificados.

   Según explicó, los trabajos de reconocimiento se realizaron a partir de signos externos como los elementos de graduación que los militares tenían en el uniforme o los anillos y las cadenas que portaban. A su finalización, en la medianoche de 27 al 28 de mayo, "había 30 cadáveres que no pudieron ser identificados", por lo que los forenses turcos propusieron y llevaron a cabo la toma de muestras para hacer pruebas de ADN.

  Sin embargo, Sam explicó que las autoridades españolas les dijeron que "no podían esperar los resultados" de estos trabajos, que se habrían dilatado en el tiempo porque precisaban del cotejo de muestras de los fallecidos con los de sus familiares. "Les dijimos que sólo de este modo se podía llevar a cabo la identificación de todos los cadáveres", señaló.


Presencia de los militares españoles

  El compareciente, miembro de Instituto Forense de Estambul, detalló con la ayuda de un traductor de español y turco cómo se produjeron las autopsias de los cadáveres en la morgue de Trabzon (Turquía) a la que se trasladaron los cadáveres, en la que, según dijo, estuvieron presentes en todo momento "los militares españoles y gente del Ministerio de Defensa".

  Este testimonio contrasta con el que aportó el primer día del juicio el general Navarro, que atribuyó la responsabilidad de los posibles errores a las autoridades turcas, a las que culpó de haber podido cometer "errores" en la entrega de los cuerpos porque "hubo mucho trasvase de bolsas".

   El grupo que llevó a cabo las autopsias estaba formado por cuatro médicos y patólogos y actuaba bajo la dirección del propio Sam, que detalló que todas las labores se realizaron "en presencia de militares españoles". "Hemos tomado las decisiones conjuntamente", dijo.

  La Fiscalía pide al tribunal que condene a cinco años de prisión al general médico Vicente Navarro, que se encargó de elaborar la lista de los 62 fallecidos; y a cuatro años y medio a los dos médicos que redactaron los informes de necropsia, el comandante José Ramírez y el capitán Miguel Sáez. A todos ellos les acusa de un delito de falsedad en documento oficial.
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