La huelga y la cacería 'cesan' a Bermejo como ministro de Justicia

El primer paro judicial de la historia de España y las acusaciones por parte del Partido Popular de haber medrado en la 'operación Gürtel' y de haber roto la separación de poderes al participar junto a Garzón en la famosa cacería en Jaén -que además le costó una sanción por hacerlo sin licencia- han podido más que su anchura de espaldas para aguantar las críticas.

Este miércoles, Bermejo convocaba de urgencia a los medios de comunicación en la sede de su ministerio para una comparecencia de urgencia en la que no admitió preguntas. La convocatoria, anunciada desde su departamento de comunicación para la una de la tarde, tenía todos los visos de ser lo que parecía, una dimisión. Sólo ante la prensa, declaró que ya no era "la persona adecuada" para dirigir la Administración de Justicia de España. Aseguró que había llegado "con ilusión" y que se había "vaciado" con el objetivo de conseguir para España una Justicia del siglo XXI, pero declaró que esa ilusión se había quebrado y que el escenario que se le planteaba no le gustaba.

Por todo ello, renunciaba al ministerio para quedarse como diputado raso en el Congreso. En un movimiento coordinado, y que pone en evidencia que la salida ha sido con la connivencia o a petición de José Luis Rodríguez Zapatero, Moncloa anunció inmediatamente que su sustituto será precisamente un hombre acostumbrado a dialogar con la judicatura, el hasta ahora secretario de Estado de Relaciones con las Cortes, Francisco Caamaño.

Daño al PP en plena campaña
Mariano Rajoy venía exigiendo durante las dos últimas semanas al presidente del Gobierno que Bermejo cesase en su cargo, después de que el diario El Mundo revelase que ambos habían estado cazando en Jaén -invitados por un militante popular- el mismo fin de semana en el que se iniciaron las detenciones por la trama de empresas vinculadas a cargos del Partido Popular en Madrid y Valencia. La dimisión de este miércoles no ha sido por tanto más que la consecuencia lógica de una situación enquistada y la evidencia de que existía "una cacería contra el PP".

El PP también había amagado con recusar a Garzón por su actuación. Habiendo miembros aforados del PP a los que se estaba investigando, el juez de la Audiencia debía inhibirse en favor de los Tribunales Superiores de Justicia, como tenía previsto hacer este lunes. Los populares insistía además en que levantase el secreto de sumario ante el perjuicio que las filtraciones del mismo estaban causando al partido, inmerso en las elecciones gallegas y vascas.

Del "no dimito" al "me voy"
Mariano Fernández Bermejo tildó todas las denuncias hechas por el PP de "cortina de humo espesa" para tapar los casos de corrupción vinculados al partido de Mariano Rajoy y Esperanza Aguirre, aunque reconoció que el encuentro con el juez, del que es amigo íntimo desde hace años, había sido "inapropiada". Dentro del propio PSOE, compañeros suyos como Patxi López y José Bono le echaron en cara esta coincidencia. En el Congreso de los Diputados aseguraba la semana pasada que de ninguna manera se iría ["No dimito, claro que no dimito"], pero días más tarde las cosas han cambiado y ahora serán Zapatero y el PSOE quienes sufran la erosión de su imagen por el abandono.

Los socialistas esperan al menos que este 'sacrificio' ayude a reducir las críticas, a sacar a Bermejo de la agenda del PP y a mejorar la gastada interlocución con los jueces, cuyas demandas para acabar con la saturación está plenamente vigentes.