El PSOE logra retrasar in extremis la comparecencia de Zapatero hasta mediados de febrero

La negociación fue ardua. El portavoz del PSOE, Ramón Jáuregui, lo intento primero con CiU para ver si contaban con su apoyo y rechazaban la iniciativa de ERC, IU-IC y BNG para que Zapatero compareciera de forma urgente en el pleno del Congreso. Pero dada la resistencia que mostró el convergente Sánchez Llibre, el PSOE accedió a pactar con los proponentes una fecha concreta para que el presidente acuda a la Cámara.

    Tras muchos pasilleos y llamadas a Moncloa, Jáuregui cerró una posible fecha: el martes 10 de febrero, que fue aceptada por ERC, IU y BNG, quienes decidieron retirar su iniciativa, por lo que quedaba únicamente para ser votada la presentada por el PP. La votación de la propuesta popular fue, lógicamente, rechazada por el resto de los grupos de la Cámara. La votación arrojó el saldo de 20 votos a favor de la propuesta del PP –de ellos mismos-, 30 en contra y dos abstenciones, las del PNV. El PSOE salía así, en parte, victorioso del debate. 

    Sin embargo, el Gobierno no se libró del rapapolvo político. Todos los portavoces de los grupos coincidieron en el mismo diagnostico: la situación económica es sumamente grave, las cifras del paro son cada vez más alarmantes y el que tiene que dar la cara en el Congreso es el presidente del Gobierno.

En ese sentido, la portavoz del PP, Soraya Sáenz de Santamaría, acusó a Zapatero de “querer escurrir el bulto” y le pidió que “asuma el liderazgo” y no se esconda del Parlamento con su conocida argumentación de que la crisis económica es internacional. “En España lo estamos pasando bastante peor que en el resto de Europa”, sentenció Sáenz de Santamaría. Además, recordó que la sociedad española está “cansada” de las actitudes huidizas del Gobierno “y quiere soluciones”, mientras acusaba al PSOE de haber “liquidado en estos pocos meses el patrimonio” económico que dejó el Gobierno de Aznar. “Cuando el optimismo repunta en periodo electoral, eso es oportunismo”, les reprochó a los socialistas.

    Sáenz de Santamaría insistió en que no veía “ni un solo motivo en contra para que el presidente no acuda al Congreso”. “No hay ni un solo español que entienda que Zapatero no quiera venir a dar explicaciones”, dijo, tras lo que brindó el apoyo de su partido a Zapatero para salir de la crisis. “Hemos salido de otras y saldremos de esta”, le dijo, pero pidió al PSOE que “escuche al PP” y las propuestas alternativas que su Grupo ha elaborado.

    Ramón Jáuregui, en nombre del PSOE, le replicó poniéndose a la defensiva, negando la mayor y asegurando que Zapatero tiene voluntad de “acudir al Congreso y seguir compareciendo y compartiendo las políticas ante la crisis con todos los grupos parlamentarios”, pero dejando en manos de la Junta de Portavoces la fecha concreta de su comparecencia para debatir sobre las cifras del paro, y aclarando que se producirá en periodo ordinario de sesiones.

Como contrapartida, Jáuregui anunció que Zapatero comparecerá trimestralmente a partir de ahora para realizar un seguimiento de las medidas anticrisis adoptadas. Dicho esto, recordó en tono dolido la cantidad de veces que Zapatero había dado la cara en el Congreso en esta legislatura: hasta cinco debates monográficos sobre economía y los dos debates de los Presupuestos Generales del Estado, además de las reuniones que ha mantenido en la Moncloa con todos los líderes de los partidos políticos. “¿Puede alguien mantener que al Gobierno de España no le preocupa la lucha contra el paro’”, preguntó en alto el portavoz del PSOE. “Oigo demasiada demagogia”, añadió.

    Jáuregui cerró su intervención con reproches al PP por no arrimar el hombro y buscar solo el “desgaste” del Gobierno, acusándoles además de “oportunismo electoral”. “Este Gobierno sacará a España adelante aunque sea sin ustedes”, remató el portavoz socialista. 

    Los demás grupos del Congreso se unieron a las críticas de fondo del PP, aunque matizando sus posiciones. Llamazares, portavoz de IU, reconoció en su intervención que lo que buscaba su grupo era “una fecha concreta” para la comparecencia de Zapatero. Pero no se conformó con ello porque también arremetió contra el jefe del Ejecutivo por no tener “un plan B, ni C” para salir del atolladero en el que se encuentra. El portavoz de IU le exigió que cierre cuanto antes la concertación social y haga una “evaluación transparente” de las medidas ya adoptadas.

El convergente Josep Sánchez Llibre, por su parte, se refirió a la “creciente desconfianza de los agentes sociales y económicos” ante la actuación del Gobierno, mientras se sumaba a la petición de comparecencia de Zapatero, pero ya sin tanta ‘urgencia’. En nombre del PNV, Emilio Olabarria también reconoció que entendía los argumentos del PP, pero discrepó en las formas. Los peneuvistas, sin embargo, se abstuvieron en la votación de la iniciativa de los populares.

    Joan Ridao, portavoz de ERC, animó a Zapatero a “comparecer sin miedo, sin cálculo egoísta ni electoralista”, conminándole a que “coja el toro por los cuernos y no se esconda”. El republicano catalanista hizo también un diagnóstico de la situación económica muy negativo, calificando las cifras del desempleo de “desastre y gran drama social”. Ridao fue el que desveló que habían cerrado un acuerdo con el PSOE para que Zapatero acuda al Congreso el próximo 10 de febrero “con espíritu abierto”.

La titular de Fomento, Magdalena Álvarez, ya tiene 'cita'

   Por su parte, la ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, gran protagonista estos días, tendrá que comparecer el 27 de enero para rendir cuentas la situación provocada en el aeropuerto del Barajas, tras su cierra a causa de la nevada del viernes pasado, 9 de enero, según el acuerdo alcanzado por el PSOE y el resto de grupos de la oposición en curso de la reunión de la Diputación Permanente del Congreso.

   Los 'populares' y ERC-IU-ICV y el Grupo Mixto habían presentado sendas peticiones de comparecencia de Álvarez, si bien estas fueron registradas antes de la nevada que dificultó los desplazamientos en varios puntos de España y que obligó a cerrar el aeródromo madrileño el pasado viernes. Así, aunque no formó parte del orden del día, la polémica que esta circunstancia generó entre las distintas administraciones, sobre todo en Madrid, estuvo muy presente en el debate.