El PSOE pide un plan específico para los 'sin techo'

Según ha explicado Lucas, cerca del once por ciento de la población de Madrid está cercana al umbral de la pobreza; 43.000 personas (unas 9.600 familias) viven en una pobreza severa y los datos de Cáritas apuntan que hay entre 4.000 y 6.000 personas viviendo en la calle.

Para alguien que no tiene lugar de residencia, encontrar trabajo es un verdadero reto, pero algunas organizaciones, como la Fundación San Martín de Porres, consigue en Madrid que un 15 por ciento de los que pasan temporalmente por el albergue que tienen en la Vía Carpetana, a escasos metros del parque de San Isidro, tengan un empleo "estable" y cerca del 60 por ciento mantengan alguna forma digna de ganarse la vida. Sin embargo, las ayudas públicas para este tipo de instituciones siempre llegan con cuentagotas, explica el director del albergue, Antonio Rodríguez, que lleva 22 años al frente de las instalaciones.

Coincidiendo con la celebración del Día Mundial para la Erradicación de la Pobreza, han recibido la visita de David Lucas y de sus concejales de Servicios Sociales, Pedro Zerolo, y del distrito de Carabanchel, Ana de Sande, que han recorrido las instalaciones del albergue donde temporalmente viven unas 60 personas —más de la mitad inmigrantes— en grave riesgo de exclusión. Para Lucas, "desde el Ayuntamiento de Madrid no se hace lo suficiente. Aunque se había prometido acometer este año el Primer Plan de Inclusión Social, ese plan no existe ni va a ver la luz en 2008, lo que pone de manifiesto su falta de interés".

Debía haberse puesto en marcha, opina, un plan específico para los "sin hogar", que sin un tratamiento personalizado, un programa de inserción laboral, sin buscarles residencias y sin hacer luego un seguimiento, "no podrán reinsertarse en la sociedad". Esto "no parece una prioridad" para el Ayuntamiento, según el concejal socialista, pero añade que "en un momento como el actual, de crisis económica, es cuando estas personas necesitan más ayuda".

Igualmente, la concejala Ana de Sande ha recordado que la delegada Concepción Dancausa se comprometió a iniciar las obras de reforma integral del albergue de San Isidro, que precisa acondicionar humedades, rehacer los dormitorios y cambiar todos los sanitarios, entre otras cosas, pero "esas obras se retrasan y, de momento, parece que no se van a llevar a cabo".

En San Martín de Porres hay varios talleres donde un mínimo de seis personas desarrollan un trabajo remunerado; algunos de ellos viven en el cercano albergue de San Isidro. Otros han conseguido "la independencia", como Vicente, que trabaja en la imprenta y comparte piso con otros tres compañeros.

Justine llegó de Guinea con su novio hace tres años; el primer año consiguieron malvivir, pero los siguientes seis meses los pasaron en la más absoluta indigencia. Hace año y medio que recicla papel y confecciona invitaciones de boda y felicitaciones navideñas y aunque le cuesta comunicarse, asegura que "ahora está bien".

El perfil de los "sin hogar" a los que atiende el centro ha cambiado "bastante" en los últimos diez años, debido a la llegada masiva de inmigrantes, señala Antonio Rodríguez, aunque, en su opinión, es probable que en los próximos años vuelva a cambiar.

El director del centro explica que en países donde la mayoría de personas viven de alquiler, la pérdida del empleo suele suponer, de golpe, también la pérdida de un techo bajo el que vivir. Aquí, argumenta, la crisis no se manifiesta "tan de repente": el esquema social y familiar de ayuda y la "costumbre" de adquirir el piso en el que se vive en propiedad hace que pase algún tiempo hasta que alguien lo pierda todo y acabe necesitando ayudas públicas.

También se lamenta de que los gobiernos salgan enseguida en ayuda de la banca cuando hay problemas económicos y "cuando dices que necesitas dinero para que la gente no se muera de hambre, te contestan que no hay".