El alcalde de Nueva York pide por eso en un diario que "se acaben las excusas para la Zona Cero" y fantaseaba con la idea de que la construcción del museo para las víctimas y las torres que deben poblar de nuevo ese lugar se consiguiera hacia 2011: un décimo aniversario perfecto. La realidad va a ser más compleja, como lo viene siendo desde el mismo día de la tragedia. Una maraña de problemas burocráticos, unos elevados presupuestos y unos diseños bastante complicados está retrasando la reconstrucción del World Trade Center de una manera con la que los neoyorquinos no comulgan mucho.
Uno de los proyectos retrasados y que, como tantos otros, sufre modificaciones es el del español Santiago Calatrava. El mismo Bloomberg arremetía contra el diseño al acusarlo de demasiado costoso. A Calatrava se encargó la nueva terminal de transporte. Una obra que ya está en funcionamiento, aunque no está terminada, pues queda por levantar la parte más llamativa del mismo: la estructura de espinas de acero que el valenciano ha diseñado y que ya no respetará su voluntad. El español la había diseñado para que el techo de la terminal se pudiera abrir y dejara entrar la luz hasta los andenes donde llegan los trenes desde Nueva Jersey. Aunque sea Calatrava, es muy caro y en Nueva York hay que ahorrar dinero y ganar tiempo si no se quiere llegar al décimo aniversario de los ataques y que lo que haya en la Zona Cero sea la misma cerca metálica que deja entrever el solar que dejaron aquellos aviones el 11 de septiembre de 2001.
- Proyecto de Calatrava para la estación del nuevo World Trade Center de Nueva York