La vida de
Dolores Ibárruri se saltó su propio destino y luchó hasta ganarse un sitio en la historia de la humanidad. Esto es lo que queda reflejado en esta biografía que comienza en medio de una familia sin recursos dedicada al trabajo en la mina, donde habría acabado ella también si no hubiese sido por su delicado estado de salud, y concluye con una mujer que logra sobrevivir a una vida plagada de hechos históricos de la lucha comunista y antifascista, pero para la que “
el cambio político en España llegaba demasiado tarde”.
Carrillo utiliza extractos de la autobiografía de Dolores ‘
El único camino’ y aprovecha para hacer una pequeña crítica a su obra. Santiago dice que mientras la primera parte ve reflejada a una Dolores humana, en la segunda parte, la autora se despega un poco de sí misma y elabora una historia del partido más que una recopilación de sus vivencias. En este caso, lo cierto es que después de leer ‘Pasionaria, una fuerza de la Naturaleza’ puede hacerse aquí prácticamente la misma reflexión, ya que si bien en las primeras páginas nos presentan a Dolores Ibárruri casi desde dentro, a medida que va forjando su propio destino, la Pasionaria es cada vez menos protagonista de su propio perfil. Esto se entiende porque llegó un momento en que su exilio en la URSS complicaba incluso las comunicaciones con el resto del aparato del partido, ya no estaba en la primera línea de los acontecimientos (que sí se suceden en el libro), y esto la obligó a dimitir, tal y como narra Carrillo, que la sucedería en el cargo tras crear para ella la figura del presidente del partido.
Una infancia difícil
Esta chica independiente e inteligente no pudo continuar sus estudios de maestra por la precariedad en la que vivía inmersa su familia, terminó haciendo lo propio en aquella época, casarse. Pero, ella no era como las demás, era una mujer fuerte en un mundo de hombres y lo iba a demostrar. Comienza a leer escritos políticos y pronto se convierte en una rebelde, una mujer contestataria ante toda forma de injusticia.
Carrillo, que pasó más de veinte años trabajando codo con codo con ella, nos cuenta sus pasos por la prisión en tiempos de la II República, cómo revolucionó a las presas que jamás habían oído la palabra ‘comunista’, y cómo esperaba su hijo a la puerta de Quiñones. Este libro es una historia dentro de la Historia. Un interesante recorrido por la vida de la Pasionaria focalizada en los grandes acontecimientos y alejada de las muchas anécdotas que seguro podía haber contado un camarada tan ligado a ella como el ex secretario general del PCE. Al comienzo del libro se da fe de la confianza mutua entre ambos con una carta que de puño y letra escribió Dolores al Comité Central del partido pidiendo que no aceptasen la dimisión de Carrillo como secretario general del partido tras la derrota electoral de 1982.
"¡No pasarán!", Pasionaria en la Guerra Civil
Santiago nos describe a una Pasionaria que confiaba en el ser humano, en que el mundo podía ser de otra manera y por ello, se muestran con dolor episodios como el que la llevó a entrevistarse con el socialista
Leon Blum para hacer cumplir un contrato por el cual la República sólo podía comprar armas a Francia, sin embargo, Blum prefirió mantener una posición
“neutral” y no venderlas. Dolores describió así sus sentimientos tras aquella entrevista:"
Era un sentimiento de repugnancia física, de rechazo moral, de instinto de clase sublevado ante el pensamiento de que aquel hombre fuese el representante del proletariado francés".
En el recorrido por la historia de la Pasionaria no podía faltar su labor a la hora de insuflar ánimo a las tropas desde primera línea con las famosas consignas de "
¡No pasarán!" o "
Antes morir de pie que vivir de rodillas"; su vínculo con las Brigadas Internacionales, las jornadas en las que ella misma cavó trincheras para la defensa de Madrid y su labor en la batalla de Guadalajara.
Durante sus 38 años de exilio en la URSS, Dolores perdió un hijo luchando en las filas del Ejército Rojo contra
Hitler, pero también tuvo la oportunidad de vivir grandes acontecimientos como su nombramiento como secretaria general y posteriormente presidenta del PCE; la invasión de Checoslovaquia, a la que se opuso firmemente, o la entrevista que Carrillo y Pasionaria tuvieron con
Stalin para tratar de reorganizar la oposición a Franco. Muerto ya el caudillo, Dolores todavía no podía entrar en España, pero ya se oían gritos de “
¡Sí, sí, Dolores a Madrid!”, nos cuenta Carrillo.
La llegada de la Pasionaria era señal de que las cosas estaban cambiando y aunque ya entonces llegó enferma, pudo ser elegida diputada por Asturias por segunda vez y junto a
Rafael Alberti, se sentó en la Mesa de Edad de las Cortes Constituyentes de 1977.
Si (
No(
