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De profesión, proxeneta

'Prostitución: Vidas quebradas'
José-Miguel Vila
Imagine Ediciones
2008
190 páginas

La prostitución no es sólo sexo pagado. Explota a millones de personas en todo el mundo y mueve miles de millones. José-Miguel Vila explica en su último libro lo que hay detrás del placer y el beneficio de unos y la explotación de otras.
La mafia de la prostitución es uno de los negocios más rentables del mundo. La explotación sexual de las mujeres es una de las vías fáciles -para los que no tienen escrúpulos- para la obtención de dinero rápido. José-Miguel Vila recoge en su último libro, 'Prostitución: Vidas quebradas', publicado este año, la degradación a la que se ven expuestas cientos de miles de mujeres en España que aspiran a una vida mejor lejos de su país. Son mujeres engañadas, procedentes de Sudamérica (en mayor parte de Ecuador y Brasil), África Subsahariana y, en los últimos tiempos, del Este de Europa.

Según organizaciones que trabajan en el mundo de la prostitución, el 90% de las personas que la ejercen son mujeres, el 3% son hombres y el 7% transexuales. El tráfico de seres humanos con fines de explotación sexual asciende a los 500.000 al año que entran en la Unión Europea. Y un dato escalofriante: en 2000, eran ya 4 millones las mujeres y niñas maltratadas en este sentido en todo el mundo.

A partir de todos estos datos,  José-Miguel Vila denuncia y trata de dar respuesta a, entre otras preguntas, ¿cómo son estas mujeres?, ¿por qué se han visto abocadas a ejercer la prostitución?, ¿se sienten marginadas?, ¿es difícil salir de ella?, ¿cómo son los clientes?...

La prostitución no nos es ajena. Quienes la ejercen están en las calles por las que pasamos a diario, en los clubs, en salones de masaje, líneas eróticas, pisos... En las páginas centrales de los principales diarios se publican sin vergüenza anuncios por palabras de mujeres vejadas. Pero la moral se disipa cuando el dinero está por medio.

Es una realidad tan cercana como acallada. 'Prostitución: Vidas quebradas' quiere que la miremos a la cara, en lugar de hacia otro lado, como acostumbramos. Ya no vale el consuelo 'es la profesión más vieja del mundo'. Hay que atajarla. Caiga quien caiga.
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