Tesoros inéditos sobre papel

   Junto a estas grandes obras de la pintura internacional, Guillermo Solana, comisario también de la muestra, ha querido incluir piezas no tan conocidas de artistas españoles como Julio González, Pablo Gargallo u Oscar Domínguez, que trabajaron en París antes de la Vanguardia.

   "Las grandes exposiciones multitudinarias que hacemos en el Thyssen nos permiten realizar estas pequeñas muestras de indudable calidad", indicó el conservador-jefe de este Museo, quien ya prepara para el 2008 una exposición con los dibujos de maestros antiguos, también de la colección Abelló, pero todavía "pendiente de aprobar por los coleccionistas", matizó.

   El 'ADN' de las grandes obras

   Goya y su 'Busto de doña Josefa Bayeu' es la puerta de entrada a este recorrido por la evolución de los dibujos en los siglos XIX y XX, una disciplina "que allana el camino" de la pintura, menos admirada por el público en general pero que ha servido como "ADN" de las grandes obras de muchos artistas, según explica el catedrático Francisco Calvo Serraller en el catálogo de la exposición.

   "El dibujo nos acerca el perfil del artista y a su trabajo íntimo", señaló Solana, para quien el soporte en blanco del dibujo se incluye también como parte de la obra y marca el límite o las diferencias con la pintura.

   Así, la muestra se convierte en un completo recorrido por la historia del dibujo, con especial atención al último tercio del siglo XIX y primera mitad del XX, momento culminante de las vanguardias, desde el Impresionismo al Surrealismo.

   Al margen del "aldabonazo" precursor de Goya, según Calvo Serraller, esta muestra inicia su recorrido con el Impresionismo e incluye también a los representantes del anti-impresionismo y el post-impresionismo.

   El pastel de Degas

   El pintor es para Guillermo Solana el más claro precursor del arte moderno, sobre todo en lo que a su obra gráfica se refiere, con la que alcanzó notoriedad internacional en vida. Pero el "espléndido" pastel de Degas 'Después del baño' o 'Bañista secándose' es una de las joyas de esta muestra, que forma parte de una serie integrada por cuatro pasteles, varios dibujos a carboncillo y una obra esculpida que representan a la misma mujer sentada en un sillón junto a una bañera, secándose el costado.

   Tras el énfasis en el color y la búsqueda de sensaciones y emociones del Impresionismo y del Expresionismo, con nombres como Pissarro, Bonnard, Nolde, Munch o Kandinsky -todos ellos presentes en la muestra-, surgen los primeros impulsos del dibujo como creación autónoma: desde el sintetista Gauguin, al sofisticado Klimt, el existencialista Giacometti o el mismo Van Gogh, del que se expone 'Cabeza de una campesina' (1884), una obra de extraordinaria fuerza expresiva, perteneciente a una serie dedicada a los rostros de campesinos que culminaría en la famosa composición 'Los comedores de patatas'.

   Otra de las aportaciones más señaladas de la Colección Abelló y de esta muestra es el formidable conjunto de obra sobre papel de Pablo Picasso; desde 'Mujer desnuda hasta 'Escena de corrida' (1960), pasando por su 'Personaje cubista', sus 'Bañistas' (1920) o sus 'Cabezas de caballos' (1933), podemos encontrar una decena de dibujos del artista malagueño y, a su vez, una mini-historia de la larga carrera artística de Picasso.

   También están presentes otros representantes de la corriente cubista y de sus derivaciones: desde Juan Gris o María Blanchard -una de sus más tempranas seguidoras-, hasta Pablo Gargallo y Torres García.

   El dibujo en los escultores

   Destaca también la obra sobre papel de Julio González, figura clave de la escultura del siglo XX, no sólo por su contribución en el uso del hierro sino, precisamente, por lo que él mismo denominó "dibujo en el espacio"; uno de los ejemplos más expresivos es su 'Desnudo atormentado' .

   Otro de los grandes movimientos de la vanguardia del siglo XX, el Surrealismo, se encuentra igualmente representado en la muestra con nombres como Joan Miró, Salvador Dalí -con su obra maestra 'Retrato del padre del artista y su hermana' (1925)- y Óscar Domínguez, hasta André Masson o René Magritte.

   Como punto final del recorrido, una pequeña alusión al arte de la segunda mitad del siglo XX, con Balthus -Estudio para Katia leyendo (1969)-, Lucian Freud -'Cabeza apoyada' (1947)- y Andy Warhol -retrato de Jean Cocteau (1980)-; son las obras más cercanas en el tiempo, junto a algunos de los dibujos de Miró con los que cierra la exposición, como su 'Homenaje a Pollock' (1978), en el que, al igual que en las propias obras del artista norteamericano, los trazos dejan de ser contornos que separan el interior y exterior de una figura para convertirse en vectores de fuerza y movimiento.