El Centro Comercial Gran Vía de Hortaleza presenta desde este lunes y hasta el 9 de febrero la exposición 'Maquinas de escribir antiguas'. Se trata de un paseo por la época en que la mecanografía era un arte. En total, en la muestra se pueden contemplar sesenta piezas de museo que datan desde 1880 hasta 1979.
Los primeros intentos de conseguir una máquina que escribiera a partir de la pulsación de unas teclas data de 1714 pero no fue hasta el último tercio del siglo XIX cuando en 1878 Remington comenzó a fabricar en serie una máquina que escribía en mayúsculas y minúsculas, mediante el golpe de un martillo sobre la tecla en el papel situado en un rodillo a través de una cinta entintada.
Las máquinas mecánicas de escribir se popularizaron a la vez que surgían las empresas y con ellas las oficinas, pero todavía existía un problema, y era que los martillos de las teclas atascaban la máquina cuando se escribía con rapidez. Este problema se solucionó colocando las letras del teclado inclinadas entre sí en vez de en filas y columnas y separando aquellas teclas que se utilizaban más frecuentemente. Así surgió la disposición de teclado que todavía se usa en los ordenadores.
En la exposición de Gran Vía de Hortaleza se pueden contemplar 60 piezas de museo que van desde una máquina española sin marca, fabricada en 1880 en Calger, hasta otras de 1979 cuando las máquinas eran eléctricas y se vislumbraba la popularización de los ordenadores. En la muestra hay máquinas canadienses de 1892 como Empire, o bien fabricadas en EE.UU. como las Blickensderfer, Hammond, Underwood, Imperial o las alemanas Triumph, Mercedes y Olympia. También se puede ver la Japi francesa de 1910 o las italianas y españolas Olivetti.
Entre la colección destaca la americana Hammond de 1893 con teclado circular, o la Yost, también americana de 1895 en la que las teclas marcan por debajo del rodillo, o una de las primeras portátiles, la Bennett de 1910.
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