Reponen su último espectáculo conotra explosión de talento
Tricicle ha vuelto con 'Garrick'... sublime sin interrupción
La escena teatral y el humor están de enhorabuena. De momento, en Madrid y después en una amplia gira por España: ¡Tricile ha vuelto! El inigualable trío catalán se supera en su nuevo espectáculo 'Garrick' en el que alcanzan el mayor grado posible de perfección.
La 'boutade' del gran Baudelaire, tan utópica, se hace realidad en Tricicle. Después de ver cualquiera de sus espectáculos se supone que es imposible no ya sólo superar, sino siquiera igualar su calidad en el siguiente. Pero ellos logran la cuadratura del círculo, la desconcatenación astral, la realización de la utopía.
¿Porqué? En efecto porque son sublimes sin interrupción. Desde que va par tres décadas debutaran en Breda (Girona). Si aplicando las reglas de la razón, lo lógico es pensar que después de 'Sit' era física y metafísicamente imposible mayor perfección, mayor talento, mayor creatividad, mayor esfuerzo de preparación y desarrollo, mayor genialidad, en definitiva, estábamos errados -incluso herrados, que pensarían o escenificarí ellos.
Porque con este homenaje en el Teatro Gran Vía -al que regresan dos años después de este mismo espectáculo, que seguirá después de gira por toda España- al comediante inglés David Garrick del siglo XVIII, a quien los médicos enviaban a sus pacientes más deprimidos para que se curaran a base de rerírse, demuestran que sí, que se puede igualar y mejorar, que sus límites no existen y que además de una caja de sorpresas también son un agujero negro sin fin, como su genio,sin interrupción.
Hay algunas novedades en las formas respecto al mencionado 'Sit' o a 'Terrific' o a 'Slastic' o a cualquiera de sus anteriores montajes. Pues, más allá de sus onomatopeyas habituales, ahora hablan -en contadas ocasiones, pero hablan- e incluso cantan al principio y al final.
También existe una especie de hilo conductor de texto surrealista que se escucha por los altavoces para situar al espectador. Pero el fondo es idéntico: El más perfecto de los humores. El que aúna a Chaplin, a Harpo Marx, a Buster Keaton, a Marcel Marceau, a Jacques Tati.
Porque en este 'Garrick', para homenajear al citado doctor que da título a la función, de lo que se trata es de que sobre los espectadores caiga un torrente, una lluvia, un diluvio de risas. Risoterapia en cantidades industriales y olé.
Saborear nuevos 'gags'
Y para ello, junto a la didáctica en torno a los centenares de modos y situaciones de reír expresada por el trío de manera individual, por parejas o al completo; junto a ello, realizan una serie de nuevos 'gags' sin desperdicio alguno y que no sería justo contar para que los futuros espectadores -dense prisa, que el teatro se llena todos los días, y con razón- los encajen y saboreen sin saber de qué van.
Sólo enumeraremos el derroche de creatividad, talento y genialidad en los gags del ascensor, del fakir, de las embarazdas/embarazados, del pintor, de la pizarra, de la radionovela etc.
En todos, sobre el denominador común de cualidades que embarga a Carles Sans, a Joan Grácia y a Paco Mir, festonean las particualiridades hilarantes de cada uno de ellos, la teórica especialización: mayores dosis de mino en Mir, de expresión corporal en Sans, de conexión con el público en Gracia.
Pero, como siempre, la suma de factores acaba en la habitual matrícula de honor final. Sin olvidar su sanísima y 'antidivesca' costumbre de esperar a la salida a los espectadores para estrecharles la mano, saludarles y agradecer su asistencia. La misma que iniciaron hace casí tres décadas. Cuando, como ahora, ya eran sublimes sin interrupción.