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Carmen Pérez de Andrés. Subdirectora del Museo del Traje

"El traje de novia es el vestido con el que una sueña"

'Mujeres de blanco' es un recorrido fascinante por la historia del traje de novia desde el siglo XIX hasta nuestros días. Carmen Pérez, subdirectora del Museo del Traje, desvela los secretos de la muestra temporal más emotiva y espectacular que han acogido sus instalaciones hasta la fecha.
¿Por qué una exposición específica de trajes de novia?
El Museo del Traje tiene en su colección más de 130 conjuntos de novia. Casi todo lo que tenemos ha sido donado por los propietarios o los herederos y queríamos sacar a la luz unas donaciones particularmente personales: son los trajes de novia de las mismas donante, o de sus madres, o de sus abuelas. Como hay un componente personal más intenso, pensamos que como primera exposición temporal del museo exclusivamente de nuestras colecciones era una buena idea, porque, además, la colección es excelente.

¿Qué trajes destacaría en la exposición?

El más famoso y el que más atención acapara es el de la Duquesa de Alba. En otros casos, los personajes no son ellas, sino sus padres o sus maridos. Hay un traje de una periodista de Pueblo; de las hijas de Juan March; también otro relacionado con Martín Artajo, que fue presidente de Acción Católica, y otros de familias acomodadas de la época del franquismo. Los trajes más antiguos de la colección son anónimos; algunos incluso los hemos comprado, por lo que desconocemos la procedencia, pero todos son de personajes que podían permitirse trajes muy bien confeccionados. Así hemos abarcado desde el siglo XIX hasta nuestros días.

Los trajes de novia, además, tienen un fuerte componente emocional. ¿Cómo está siendo la respuesta del público?
Es un éxito de público sin precedentes; nunca ha venido tanta gente en tan poco tiempo a una exposición temporal. El día de la inauguración, cuando vinieron las donantes, y fue muy emotivo: desde la Duquesa de Alba cuando vio su foto en el audiovisual hasta los nietos: “¡Mira, mira, el traje de la abuelita!”, o el típico comentario de: “Qué delgada estaba yo”… Alguna lloró cuando vio su traje. Ese era uno de nuestros objetivos: complacer a esas personas que han donado algo tan personal como el traje de novia, que es el traje con el que una sueña. Algunas nos han llamado por teléfono encantadas de que hayamos hecho esa exposición, incluso aunque su traje no esté expuesto, porque los que no están aquí han sido reflejados en un anexo y en el catálogo… Además, algunas nos han dado sus fotos, lo cual permite poner vida a los trajes.

¿Cuáles son las piezas más especiales de la exposición?
El criterio de selección ha sido mostrar la historia de la moda a través de los trajes de novia, con trajes representativos de cada época. Que fuera un personaje más o menos conocido para nosotros ha sido secundario. El criterio ha sido por la importancia de los trajes en sí mismos; que luego sea un Pertegaz o un Balenciaga es un ‘accidente’.Ahora mismo, la diversidad es tremenda, y se confirma que cualquier estilo del pasado es válido. Hay infinitas posibilidades para hacerse un traje de novia.

La exposición incluye dos trajes de novia que no son blancos. ¿De dónde proceden?
Tenemos una novia japonesa, como muestra de otra cultura, y un traje popular de Salamanca como muestra de otra cultura popular, no urbana. Antes también había quien se casaba vestida de otras formas, no de blanco. De hecho, hubo un tiempo en que estaba de moda casarse de negro; también hay algún traje de ese color en la colección.

¿Por qué no hay trajes de novio?

Porque no tenemos. La ropa masculina se destroza a partir del siglo XIX. Del XVII tenemos pocas muestras, y ropa masculina, incluso del siglo XIX, tenemos una colección muy buena, pero no hay pantalones, por ejemplo. Cuando llegan los burgueses, quitando los chalecos y las corbatas, la indumentaria no se conserva. Tenemos uniformes civiles, por ejemplo de ingenieros, que probablemente se habrían usado para alguna boda, pero son piezas sueltas.

Actualmente, los diseñadores prestan una especial atención al traje de novia. ¿Ha sido así desde siempre?
Todos los trajes que tenemos son representativos de su período: trajes con buenos materiales, exclusivos y de moda. Hasta después de finales del XIX no tenemos etiquetas y no podemos identificar a los autores. Pero a partir de los años 30, incluso un poco antes, ya tenemos nombres.

La moda nupcial está de moda entre los diseñadores. ¿En qué momento empezaron a prestar atención a este fenómeno?

La intensidad con que ahora se celebran las bodas es algo sin precedentes. Las bodas son un fenómeno social: se ha ido dando importancia a esta celebración, ya sea civil o religiosa, y los modistos y diseñadores que viven de eso han recogido el testigo y han hecho colecciones para esa demanda. Antes, casi nadie iba a Pronovias; ahora la firma cuenta con modistos y diseñadores y tiene trajes de todas clases. Es un negocio próspero y ahora hay muchos más diseñadores que viven de hacer trajes de novia.

¿Se ha perdido la tradición de hacerse un traje, en vez de elegirlo de un catálogo?
En el siglo XIX ya había revistas de moda y los trajes se podían copiar y elegir entre las muestras de los modistos; hoy también existen esas opciones.

¿Qué proyectos tienen después de esta exposición?
Habrá una de fotografía de moda de los años 20 y 30, que es una exposición del Ministerio de Cultura, relacionada con los contenidos del museo, y después del verano de 2008 haremos una muy importante. Propongo una adivinanza: se trata de una muestra sobre un gran modisto español de la época de la alta costura que sigue vivo. Y no es Pertegaz.

¿Y otras actividades?
Tenemos encuentros con diseñadores, conferencias, talleres infantiles, cursos… Ahora mismo tenemos una exposición temporal, ‘Un vestido, dos vivencias’, que también son trajes de novia, pero reinterpretados y convertidos en otra cosa por una artista plástica, y en navidades una exposición sobre recortables para niños.

¿Cree que la moda se está popularizando?
El fenómeno de la moda, como fenómeno sociológico, es anterior a este museo, que tenía una vocación histórica y antropológica, con una colección importante de trajes pero también con otras colecciones. Que la moda estuviera de moda hizo que primase la colección de indumentaria sobre otras colecciones. En cuanto al público, estamos teniendo un éxito notable a la hora de mostrar la historia de la moda desde esa vocación sociológica. Es esta parte la que tenemos más interés en que se conozca, porque la otra está en la calle.
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