Este miércoles 31 no desaparezca de la esfera mediática. Esté bien atento a la radio, la tele y, por supuesto, la prensa escrita y la prensa digital, como este Diariocrítico. Porque la jornada va a ser de aúpa en lo político y lo jurídico.
Lo primero que fue programado para la fecha fue la sentencia del Juicio del 11-M, por lo que hasta aquí no hay ninguna sospecha de mala intención en la programación. La sentencia se hará pública después de tres meses de deliberaciones de los tres jueces que conformaron el Tribunal presidido por Javier Gómez Bermudez.
El proceso comenzó el 15 de febrero y quedó visto para sentencia el 4 de junio de este año. El fallo contendrá las condenas o libertades de los 28 acusados que aún continúan imputados y que se enfrentan a penas de entre 4 y 38.952 años de prisión.
Las direcciones del PP y del PSOE ya están preparando sus estrategias de cara a la sentencia. Esta cuestión fue objeto de análisis por parte del PP en su reunión de maitines del lunes y también fue apuntada en la Ejecutiva de ayer del PSOE, cuya Permanente tiene previsto reunirse el próximo jueves para analizar el contenido.
La memoria histórica
Quizás los mal pensados podrían comenzar a sospechar una vez que se supo que la controvertida Ley de memoria histórica, que ha sido muy comentada, criticada y hasta atacada, se aprobará previsiblemente en un Pleno en el Congreso de los Diputados que tendrá lugar el mismo día, 31 de octubre.
Al parecer se estuvo buscando la fecha idónea antes de que acabara el mes de octubre, porque evidentemente, el Gobierno quiere aprobar cuanto antes esta ley y esté lo más alejada posible en el tiempo de cara a las próximas elecciones generales de marzo de 2008. Es decir: el trabajo ya hecho y la polémica ya rebajada para entonces.
La comparecencia “urgente” de Zapatero
Pero no se quedó ahí la cosa. Porque después de que estallara la segunda crisis por las obras del AVE en Cataluña -en verano tuvimos la primera experiencia, aunque en esa ocasión fue la ministra de Fomento quien dio explicaciones en sede parlamentaria-, los grupos parlamentarios exigieron al presidente del Gobierno que diera la cara por el caos de los transportes.
Zapatero se ‘adelantó’ y antes de que se materializara esa petición de todos los partidos contra el Ejecutivo, se ofreció voluntariamente para comparecer en la Cámara Alta. Hasta ahí bien. Pero lo que es innegable es que la fecha le viene especialmente bien a ZP: no se hablará de otra cosa ese día que no sea la sentencia del 11-M y también la difícil aprobación parlamentaria de la Ley de memoria histórica.
Aunque su intervención sea también importante, el presidente consigue así que sus palabras no pasen de ser una noticia más para ese día. Al día siguiente, los titulares de la prensa tendrán que dedicar mucha tinta a otros asuntos.
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