'Superempresarios'

No se habla de otra cosa en Valladolid: que Manuel Soler, presidente de la Confederación Vallisoletana de Empresarios, haya sido elegido miembro del Comité Ejecutivo de la CEOE, es un signo bastante dudoso de la futura eficacia de la nueva patronal empresarial dirigida por el catalán Joan Rosell. Soler es famoso en Valladolid sobre todo por calentársele la boca con facilidad, arremeter contra unos y contra otros sin sentido ni conocimiento y por ser presidente de la CVE porque nadie quiere serlo.

Si a este nombramiento le añadimos que Joan Rosell es conocido entre sus amigos en Cataluña por haber cerrado casi todas las empresas que emprendió, menos la de la familia –del sector juguetes– porque se fue a tiempo, ya podemos sacar conclusiones nada precipitadas. Eso sí, Rosell está en un montón de consejos de administración, desde donde saca una pasta gansa, y está demostrado que es un fenómeno para promocionarse a sí mismo. En ese sentido no camina Soler, todo hay que decirlo, porque sus negocios, heredados, como en su día dijo el alcalde Javier León de la Riva, no es que vayan, precisamente, viento en popa a toda vela.

Ni Rosell ni Soler son, precisamente, un modelo empresarial, como tampoco lo es Jesús Terciado, el otro de la tierra que engrosa la ejecutiva de la CEOE con una vicepresidencia, que tiene por todo bagaje empresarial unas gasolineras –no sabemos si heredadas- y algún que otro negocio que con dificultad dan trabajo a 20 personas. Díaz Ferrán, de triste memoria, puede que algún día diga eso de “otro vendrá que bueno me hará”.