Fernández explicó que un viernes al regresar al trabajo las cajas "ya no estaban". No supo calificar, además, a preguntas del fiscal Carlos Bautista la reacción del encargado de la explotación minera, Emilio Llano, acusado del delito de suministro de explosivos. Dijo que desconocía si éste buscó los explosivos o denunció su desaparición.
El minero recordó también que un grupo de trabajadores detectó entre el segundo y tercer nivel de la mina, unas etiquetas del centro comercial Carrefour. Dijo, a preguntas del abogado defensor de Raúl González, Endika Zulueta, que creía recordar que las localizaron el lunes posterior a los atentados del 11 de marzo, y las dejaron abandonadas en el suelo.
Destacó, además, la desorganización existente en Mina Conchita y explicó que los detonadores se recogían de minipolvorines cuya llave se encontraba en una "chabola" sin seguridad que denominaban "la cuadra de los machos". Nadie les exigía que anotaran los explosivos utilizados cada día, añadió.
Además indicó que el acusado José Emilio Suárez Trashorras solía acudir al trabajo acompañado por Llano ya que ambos eran de la misma zona.
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