Rafael Tejero 'el Bueno'

Le llamaron Guzmán el Bueno por que se negó a entregar su plaza ante el acoso de los musulmanes. A Rafael Tejero Casajús, fallecido hace pocos días, le llamaron al principio para diferenciarle de otros, pero fundamentalmente porque jamás entregó la “plaza” de su lucha por la libertad y lo hizo desde una difícil posición: su condición de oficial del Ejército.

Siendo teniente, allá por los años sesenta, ya sufrió arrestos por tener contactos con gentes como Castilla del Pino, ya entonces psiquiatra famoso y militante de izquierdas  o Juanjo del Águila, este último soldado suyo en Córdoba y hoy magistrado. Asiduo lector de Triunfo o cuadernos para el Diálogo, revistas que levaba clandestinamente al cuartes, al poco de fundarse la Unión Militar Democrática, se apuntó con entusiasmo y con entusiasmo desarrolló su actividad durante los tres años que la organización antifranquista estuvo activa dentro de las Fuerzas Armadas.

Pero eso era poco para un corazón donde cabían tantas cosas y siguió, individualmente o desde el Grupo Saconia – integrada por militares y policías- denunciando conspiraciones fascistas dentro de las Fuerzas Armadas, algunas de cuyas denuncias tuvieron unas consecuencias de las que pocos saben: por un lado, abortar la conspiración, por otros arrestos y postergaciones para él. Pero siguió adelante.

Fue promotor y fundador del Foro Milicia y Democracia (FMD) que desde el año 2003 han luchado por el reconocimiento de la labor de la UMD en los años de la Transición. Esa Asociación cívico militar nada hubiese sido sin el empuje de Rafael Tejero. Ha muerto con la satisfacción de ver cómo el Congreso de los Diputados aprobaba un resolución en la que se reconocía a la UMD y se instaba al Gobierno a ofrecer a sus miembros un homenaje. Cuando se aprobó dijo “ Ahora nos queda el Gobierno, que igual están esperando a que nos muramos todos”. Él nos ha echado la delantera, pero otros, que se lo prometimos en vida y en su tumba, seguiremos intentándolo. "Tejero, el bueno", es lo menos que se merece y solamente por este hombre bueno, ese intento merecerá la pena.