La Selección continúa regalando prestigio con un debut fallido en la Copa América

Como ocurre cada vez que se inicia una nueva competencia, las ilusiones se renovaron y el hecho de tener a Messi y al Kun Agüero, entre los titulares, hicieron que los hinchas se volvieran a entusiasmar con el equipo, dejando de lado el hecho de tener un entrenador como Scaloni totalmente inexperto y que le queda demasiado grande el puesto que ocupa, obviamente el técnico no es el principal responsable de estar en ese codiciado lugar, sino que los culpables hay que buscarlos entre los dirigentes, que no fueron capaces de convencer a un DT de jerarquía para afrontar el desafío de llevar al seleccionado a lo más alto.

A pesar del entrenador y de las desprolijidades de la dirigencia, Messi dio el presente una vez más, y lógicamente tendrá que soportar las críticas despiadadas de sus detractores, que solamente se dedican a criticarlo sin analizar el contexto que lo rodea.

Con respecto al mundial, la pedida renovación se hizo notar, aunque eso no haya traído el funcionamiento soñado por el entrenador y los propios futbolistas.

Armani –repitente del mundial- en el arco, que aunque no tenga responsabilidad en ninguno de los dos goles recibidos no brinda la misma imagen de seguridad que da en River, una defensa que tuvo a Saravia como su punto más flojo, partícipe en ambos goles colombianos, y una zaga que dudó en las dos ocasiones que Colombia decidió atacar, aunque tanto Pezella como Otamendi tienen el crédito abierto de cara al futuro. El aprobado de los cuatro fue Tagliafico, quien con su entrega habitual, se cansó de recuperar pelotas.

En el medio estuvo la zona más floja, Guido Rodríguez y Paredes no encontraron nunca su posición en el partido, y lo mismo ocurrió cuando ingresó Paredes. Del que más se esperaba una brisa de aire fresco y que pudiera formar una sociedad con Messi era de Lo Celso, pero el inexperto Scaloni lo ubicó como “ocho” un lugar que no siente, y en muchas oportunidades se lo vio perdido sin juntarse con Lio como era la idea. Di María, quizás pensando más en no lesionarse –por sus antecedentes en la selección- que en jugar, tuvo uno de sus peores juegos en el equipo, por lo que no sorprendió a nadie el ingreso del desconocido para muchos de De Paul al inicio de la segunda etapa, quien tuvo un arranque esperanzador, pero se fue diluyendo su juego con el desarrollo del partido, particularmente tras el primer gol colombiano.

Y de las dos estrellas que decir. Mientras Messi buscaba con quien poder juntarse para poder crear juego, tuvo en los primeros 45 un equipo más preocupado en defender que atacar -¿habrá sido ese el plan de Scaloni?- mientras que en el segundo tiempo hasta el gol de Martínez Argentina había tenido un buen arranque, con buena participación de Messi, pero lejos, muy lejos, de lo que se espera por él.

Su compañero de cuarto, el Kun Agüero, penó por lo mismo, primero por que no tuvo oportunidades como necesita cualquier delantero para poder demostrar su poder de gol, y cuando el equipo ya iba perdiendo y se necesitaba reforzar el ataque, el presentable de Scaloni lo sacó para que ingrese Suárez en su lugar, uno de los cambios más insólitos que se vieron en los últimos tiempos.

A pesar de lo que había declarado el técnico en la previa que “somos dinamita” en la ofensiva, el equipo estuvo muy lejos de esa definición y tuvo escaso poder de fuego, sin haber generado una sola oportunidad clarísima en todo el partido.

Con un mal funcionamiento del equipo, es complicado que se luzcan las individualidades, por lo que se va a necesitar un cambio urgente, especialmente de actitud, para el partido contra Paraguay, donde va a estar gran parte de la clasificación en juego para la próxima ronda.