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Las cartas del Abuelo Pascasio: Los caranchos no son TORCAZAS

Las cartas del Abuelo Pascasio: Los caranchos no son TORCAZAS

Por Manuel Suárez Suárez
martes 15 de marzo de 2016, 01:54h

Muy querida nieta Cristina:

Te hago llegar unas líneas al Calafate para tranquilizarte un poco. Supongo que viendo la belleza del glaciar Perito Moreno te habrás sentido maravillada delante de la belleza que atesora mi segunda patria. Es obvio que te amargue la actual situación de desmejora total de la convivencia en la Argentina. En tres meses se fueron al tacho las conquistas sociales por las que se caracterizó tu gestión durante 8 años de progreso.

Mis años en la generosa orilla rioplatense me animan a expresar mi convicción de que la “cornudez macricida” es un mal pasajero. En mi trayectoria terrenal fui feliz en un país que se abría a los brazos que llegaban de Galicia. El argentino es buena gente, te lo aseguro con conocimiento de causa. La actual pérdida de sensibilidad se debe a un bajón ---espero que transitorio--- en su autoestima. No es necesario consultar a Sigmund Freud para concluir que se quieren muy poco los que votaron a un candidato que nunca ganó un mango honradamente.

Te cuento que desde acá arriba tengo una visión bárbara. Es casi como si fuese caminando por el barrio de Montserrat a morfarme aquel flor de cocido gallego en “El Globo”. Observé que el virus ataca sobre todo a la clase media más media. En este sector se detecta el nivel más bajo de autoestima. A vos no te querían porque eras hija de un colectivero pero les encanta el hijo de un empresario trucho que solamente de SEVEL debía la linda cantidad de 124 millones de dólares.

La clase media-media es la más expuesta a los vaivenes de los ciclos económicos. Hoy tiene un coche nuevo y mañana no tiene para la nafta. Hoy tiene una cocina eléctrica con un gran horno y mañana no tiene para pagar la luz. Son los que intentan pagarte en 12 cuotas una licuadora pero gritan como locos para que don Mauricio le pague a los especuladores de los fondos buitre. Es un virus jodido porque no te curás si no asumís que estás infectado. Al carnicero de la esquina le dice que el asado está muy caro pero es urgente que la oscura sociedad financiera MNL cobre la guita que vos no quisiste pagarle.

Estos ciudadanos afectados-infectados son los que tienen delante un carancho pero te dicen que es una torcaza. Lo explica muy bien Carlos Heller: cada vez son menos buitres, cada vez son pajaritos más buenos. Para la corporación mediática y para el gobierno pronto serán palomas de paz. No leen nada que esté fuera del guión oficial y por eso no analizan la opinión del gayego Jorge Rivas: Los fondos buitre constituyen la versión más degradada del capitalismo. Sus ganancias no proceden de la producción sino de la corrupción y de la usura. No se les debería de pagar ni un solo peso más de lo que cobró el 93% de los acreedores que aceptaron la reestructuración de la deuda soberana (2005-2010).

Me despido. El tema es complejo y da para mucho más debate. No quiero llegar tarde a la explicación del compañero Díaz Pardo sobre las seis obras en bronce del escultor inglés Henry Moore que se exhiben, al aire libre, en la plaza compostelana del Obradoiro. Recibí el cariño del viejo fonsagradino que sigue estando presente en la lucha diaria de los nobles argentinos que lo abrazaron en hermandad.

PASCASIO FERNÁNDEZ GÓMEZ

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