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Anticristianismo 800x600

Por Pascual Hernández del Moral.
miércoles 02 de marzo de 2016, 01:02h

Estamos todos a la espera: a ver cómo rompe esto. Por ahora, parece que no da la suma para conseguir un gobierno “reformista y progresista, de regeneración democrática”. Habrá que seguir esperando, a ver cuándo tenemos la suerte de que ese gobierno nos ilumina el porvenir.

En lo primero que tendría que actuar el nuevo gobierno “reformista y progresista” ser en la consecución del RESPETO A LA LIBERTAD en todos sus aspectos, especialmente en la LIBERTAD RELIGIOSA. Deberá poner especial atención en evitar que unas creencias determinadas sean perseguidas por movimientos que se dicen progresistas, y que, a poco que se analicen, son más antiguos que el hilo negro, o sea, que son progresistas “hacia atrás”. El socialismo del siglo XXI de América del Sur (Venezuela y Bolivia, porque hasta Cuba se está adocenando), cuando en el mundo sólo queda como país comunista Corea del Norte, con su culto al líder y todo, no tiene nada de progresista. Quizás sí de reformista, porque supone una ocultación de las teorías marxistas y su dulcificación, para no escandalizar a la sociedad bien-pensante, mientras se infiltra en ella. Destruir la democracia desde dentro.

Quiero destacar hoy, como una característica de la “progresía de pan y melón” de nuestros días: el ANTICRISTIANISMO o CRISTOFOBIA, cuyas manifestaciones numerosísimas en todos los ayuntamientos y comunidades gobernadas por los “regresistas” son conocidas de todos. Desde las exhibiciones de las Femen con Rita Maestre al frente en la capilla de la Complutense, las bombas en la Almudena o en el Pilar, hasta el Padre Nuestro blasfemo de Barcelona, son algunas muestras de ello. Algunos afirman que “el arte es un espacio de libre expresión, y que no debe someterse a censura”. Puede que yo sea insensible a esas determinadas manifestaciones artísticas y me gustaría que alguien me dijera qué tiene de artístico cocinar a un cristo, o enseñar las tetas, entre gritos, ante un altar. No voy a caer en lo fácil, y tacharlos de cobardes por no hacer esas manifestaciones antirreligiosas contra el islamismo. Ofender y herir a los católicos, y no a los fieles de otras confesiones, es aquí una seña de identidad del progresismo de pan y melón. So capa de secularizar la sociedad, atacan sin mesura al cristianismo.

Es cierto que estamos viviendo una radical secularización de la sociedad, de las que se han dado muchas en la historia. Pero nuestra Constitución dice, en su artículo 16, que el nuestro es un estado ACONFESIONAL, y que SE GARANTIZARÁ LA LIBERTAD IDEOLÓGICA, RELIGIOSA Y DE CULTO DE LOS INDIVIDUOS. Es necesario recordárselo a la progresía de pan y melón, que está confundiendo ACONFESIONALIDAD con LAICIDAD. La progresía de pan y melón intenta copiar los ritos de la iglesia católica, a ver si por el mecanismo del ridículo, consigue arrancar las raíces cristianas de la sociedad. De ahí, las comuniones y los bautizos laicos, que quieren ser distintos, pero iguales, de los cristianos, que no sé si me explico. De ahí el intento de prohibir las procesiones, las fiestas que tienen origen cristiano, de ahí también la procesión blasfema de Sevilla, que denominan “Del santísimo coño insumiso”… Nuestra cultura, nuestra literatura, nuestra arquitectura nuestro arte en general es de origen cristiano. Espero que los progres de pan y melón no decidan lo que los del Estado Islámico, y nuestro patrimonio cultural acabe como el de Palmira.

Los insultos que reciben los cristianos están a la orden del día: “Arderéis como en el 36” (con un manifiesto error de fechas, porque la quema de iglesias comenzó en el 31; o en versión atemporal, “La iglesia que ilumina es la que arde”, y tantas otras manifestaciones agresivas. Hasta ahora, los cristianos han estado callados, pero las cosas están cambiando. No se trata de volver a las cruzadas ni al nacional-catolicismo, rancio ya, de hace ochenta años, pero al “arderéis como en el 36” han comenzado a replicarle con “huiréis como en el 39”, o a la procesión blasfema de Sevilla le han contestado varios miles de cristianos que se han juntado ante el ayuntamiento, o las miles de firmas recogidas para que la Colau retire el premio Ciudad de Barcelona a la diz que poeta Dolores Miquel. Y, aunque al final no sea condenada, Rita Maestre ha tenido que dar explicaciones ante el juez, de una manera recatada, suave y dulzona, como si no hubiera enseñado una teta en su vida.

Poco a poco, los cristianos reaccionan. La calle parece que empieza a no ser exclusiva de los anticristianos. Por eso, hoy, los progresistas de pan y melón los acusan de intolerantes y promotores del odio, y de homófobos, porque se oponen al control de la natalidad, al aborto, a los “matrimonios” entre homosexuales y a otras lindezas.

¡Ah!. Y no me considero un meapilas, sino un defensor de lo que dice el Artículo 16 de nuestra Constitución.

Pascual Hernández del Moral.

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