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Renovarse o morir

Por Benito Fernández
jueves 18 de febrero de 2016, 02:04h

No se entiende que un partido político. el PP, que hace tan solo algo más de cuatro años arrasaba en las elecciones generales, sacando una mayoría absoluta apabullante, haya sido capaz de dilapidar ese respaldo y se pueda convertir en un abrir y cerrar de ojos, si alguien no lo remedia pronto, en una especie de fuerza marginal. Sobre todo si este mismo partido tiene en su haber que cogió entonces una España en bancarrota y fue capaz en menos de dos años de salvar los muebles y evitar una intervención y un rescate por parte de Europa. Bueno, no lo entendería alguien que acabara de aterrizar en este país y que no hubiese vivido”in situ” las actuaciones bastante descabelladas y erráticas de un presidente del Gobierno sin iniciativa comoMarianoRajoy y de la cohorte de correveidiles que le han rodeado

Porque si hubiese estado aquí estos últimos cuatro años y hubiese comprobado como ese mismo partido, dueño y señor del Congreso y del Senado y mayoritario también en varias autonomías, diputaciones, ayuntamientos e instituciones del Estado y poseedor de los resortes claves del poder, castigaba a su propio electorado crujiéndole a impuestos, masacrando a las clases medias que le auparon al Gobierno e incumpliendo su programa comenzaría a entender por qué muchos de los españoles que lo respaldaron en noviembre de 2011 le han dado la espalda en diciembre de 2015, dejándolo a merced de los pactos de otras fuerzas políticas.de signo totalmente opuesto que pueden acabar de darle la puntilla.

Como les he contado en alguna ocasión, pertenezco a un grupo de comensales que, bajo el nombre deÁgoraHispalensis, nos reunimos una vez al mes para compartir mesa, mantel e ideas. Profesionales de los más diversos oficios, médicos, periodistas, ingenieros, arquitectos, abogados, economistas, empresarios y algún que otro político aún en activo, a todos nos une la idea de buscar el mejor futuro para la sociedad española. He de reconocer que la gran mayoría de los comensales, salvando alguna concreta excepción, son, o al menos lo han sido hasta ahora, fieles votantes del PP y que incluso hay alguno que está afiliado al partido de la gaviota y además paga las cuotas, lo que en estos momentos es todo un mérito.

Pues bien, dado como está el panorama político y la de quinielas y porras sobre los posibles acuerdos para la composición del próximo Gobierno, en ámbitos de este tipo hace tiempo que sobrevuela la teoría de que los dos grandes partidos que han sostenido hasta ahora la transición, el PSOE y el PP, se encuentran heridos de muerte por la irrupción de nuevas fuerzas que tratan de sustituirles en un futuro no demasiado lejano. Que Podemos y Ciudadanos son unas amenazas latentes y en continuo crecimiento para PSOE y PP, respectivamente, casi nadie lo duda. De ahí que sea muchos los dirigentes de ambos partidos que traten de mover ficha para tratar de evitar un fagocitismo que muchos agoreros llevan anunciando desde hace tiempo. Y eso pasa indefectiblemente por la renovación cuando no por la refundación

Es verdad que el PSOE abordó hace unos años esta renovación jubilando a figuras históricas del partido comoFelipeGonzález,AlfonsoGuerra,JoséLuisCorcuera,JoaquínLeguinay otros líderes históricos a los que la nueva hornada socialista llaman ahora los “jarrones chinos”. Pero, visto lo visto y contemplando las actitudes y las aptitudes de personajes como el secretario general,PedroSánchez, no sé si ha sido peor el remedio que la enfermedad. De momento, sólo la figura emergente de la presidenta andaluza,SusanaDíaz, destaca en toda esta cohorte de mediocridad que ha invadido ultimamente las filas del socialismo hispano.

En cuanto al PP, los últmos éxitos electorales deRajoyen los comicios de 2011, consiguieron aplazar momentáneamente una necesaria renovación que muchos pedían a gritos. Y han sido los fracasos de 2014 y 2015 y sobre todo la imposibilidad de formar Gobierno pese a haber ganado las elecciones generales, los que han vuelto a abrir el melón de la urgencia de una renovación que consiga relanzar de nuevo a un partido que, junto al PSOE, sigue siendo crucial para asegurar el futuro de seguridad, paz y prosperidad de una España sumida actualmente en el caos y la confusión.por culpa de los retos independentistas. Los populares deben de dejar de mirarse el ombligo y apostar claramente por un partido moderno y europeo que erradique definitivamente el cáncer de la corrupción y coloque al centro derecha español en el ámbito de sus colegas europeos de Francia, Alemania o Inglaterra. Y si esa renovación no es suficiente son muchos los que piensan, entre ellos el propio ex presidenteJoséMaríaAznar, que habría que abordar una completa refundación.

Renovarse o morir, esa es la cuestión y la alternativa que PP y PSOE tienen que plantearse cuanto antes si no quieren que las nuevas corrientes emergentes los arrastren al sumidero como un tsunami.de los nuevos tiempos politicos.

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