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El PP se ahoga en la corrupción

Por Ismael Álvarez de Toledo
lunes 15 de febrero de 2016, 15:30h

Los malos tiempos por los que atraviesa la política española, especialmente atenazada por los innumerables casos de corrupción y una mala gestión del gobierno de Rajoy, para superar el distanciamiento con el electorado, abre una crisis sin precedentes, que se salda con la implicación moral y política de los grandes referentes del Partido Popular. La dimisión de Esperanza Aguirre inicia el principio del fin de la era Rajoy. Tras sobrevivir a numerosos casos de corrupción y a la astucia de la Secretaria General del PP; Dolores Cospedal, que siempre se le ha mostrado en contra, ha llegado el momento de claudicar ante lo inevitable.

Un acto de valentía que llega tarde, y en un momento en que el Partido Popular se ahoga en la corrupción. Un gesto tardío para la lideresa madrileña que siempre se ha caracterizado por ir un paso por delante de su Partido en todas las cuestiones que afectan a la credibilidad de la política y a la honradez de los principios en que se basa. Sin embargo, es un gesto mínimo, si con él no se inicia la regeneración interna que claman a los cuatro vientos los dirigentes del PP, y que tiene como único escollo la cerrazón y empecinamiento de Mariano Rajoy. Un líder acabado, obsoleto y triste, que hace más mal que bien, a las siguientes generaciones que tienen y deben ponerse en marcha para darle al Partido Popular la esperanza que necesitan millones de votantes.

El suma y sigue en la corrupción ya no deja margen para enumerar los cientos de casos que minan la ética y la estética de un partido que ha pasado de liderar los grandes momentos de la historia de España, ha sucumbir ante la opinión pública por su mala conducta y la desidia a la hora de afrontar los hechos irrefutables que se les imputan. Un partido que alberga la sensibilidad política de millones de españoles y dirigentes honrados, frente a una panda de golfos y saqueadores, que relegarán a la historia más triste de nuestra democracia las siglas del PP.

Mariano Rajoy no debe ni puede estar un minuto más al frente de un Partido Popular en decadencia. No debe ni puede representar por más tiempo la vieja forma de hacer política: el despotismo y la soberbia, con que se ha regido estos últimos años, y que nos ha llevado a la situación de crisis galopante, como la que ahora padecen las estructuras de Partido Popular. Alguien debería recordarle a Rajoy, que los personalismos son tan malos como las dictaduras, y que lo que está haciendo en este momento, es morir con las botas puestas, pero sin abanderar ninguna causa noble, más bien quemando sus propias naves y dejando el futuro y la responsabilidad de quien sea llamado a liderar, próximamente el Partido Popular, en un lodazal de corrupción y sospecha, que le harán un flaco favor a la hora de enfrentarse al futuro con la cabeza bien alta.

La insensatez de Mariano Rajoy por mantener una mínima esperanza de volver a gobernar, se torna irreversible por el suma y sigue de la corrupción desmedida. Ya no se trata de presentar avales, pactos o quimeras. Se trata de que nadie en su sano juicio podría pactar con Rajoy algo que no fuera ir juntos al cine, y ni eso. El tiempo ha acabado para la cúpula actual del Partido Popular, a los que tanto daño han hecho Rajoy y Cospedal. El tiempo ha acabado para que los ciudadanos, sean votantes o no del PP puedan soportar un sólo caso más de corrupción, porque de lo contrario se agravará aún más la desesperada situación que nos afecta a todos y a la mala imagen que estamos transmitiendo fuera de nuestras fronteras.

No quiero decir con ello, que la corrupción sea patrimonio exclusivo del Partido Popular, también en otros partidos se está lidiando con esta lacra, pero lo que es cierto es que no afecta, de momento, a ningún candidato directo a la presidencia del gobierno de España, o a unos futuribles dirigentes merced a los pactos y acuerdos que se vayan a desarrollar.

La corrupción, hoy por hoy, ahoga única y exclusivamente al Partido Popular, pero no al partido en su conjunto, sino a cientos de personajes que en nombre de unas siglas e ideales sobre los que comulga la gente decente, se han dedicado a saquear los recursos públicos y han dejado en entredicho a cientos de alcaldes y concejales que se baten el cobre todos los días en sus pueblos, y que aguantan el tipo, como pueden, para no sonrojarse y claudicar por los actos vergonzosos de sus correligionarios. La gente honrada del Partido Popular, debe salir a la calle a gritar ¡Basta Ya!y eliminar la corrupción de su conciencia para no sucumbir por ella.

Ismael Álvarez de Toledo

periodista y escritor

http://www.ismaelalvarezdetoledo.com

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