red.diariocritico.com

La calle contra el sistema

Por Ismael Álvarez de Toledo
lunes 18 de enero de 2016, 20:52h

La idea de que en el Congreso de los Diputados reside la soberanía popular nunca ha tenido mayor validez que en el momento actual. Históricamente ha sido el lugar donde se reunían políticos profesionales, caciques y señoritos de postín, para jugar y vivir de la política a costa de los siempre sufridos ciudadanos, sin que tuvieran el más mínimo conocimiento los unos de los otros y viceversa. La maquinaria que ha permitido este histórico desastre se llama sistema. Un sistema creado por unos pocos para gobernar a muchos, que no en nombre de muchos, como se ha pretendido hacer creer a los españoles.

La Cámara Baja ha dado cobijo a los hijos de, los nietos de, y toda una amplia prole de caciques venidos de provincias. Caciques que pasaban desapercibidos en el panorama político madrileño de la Carrera de San Jerónimo, pero que usaban su influencia para acumular más riquezas en su tierra y ejercer un poder ilimitado ante las autoridades locales o provinciales, según fuera el caso. Y no les estoy hablando de hace siglos, sino que el caciquismo, en muchos casos, se ha extendido a las nuevas ordas de progres que han ocupado escaño desde la llegada de la democracia. Progues que estudiaban en colegios de ricos. Incluso compañeros de pupitre en el famoso colegio del Pilar, donde los señoritos de derechas de toda la vida y los niños acomodados compartían ideales políticos desde distintas perspectivas.

Para los que gastan memoria corta, y se escandalizan de la indumentaria de los nuevos ocupantes del Congreso de los Diputados, les quiero recordar la sensación que causaron los progres del primer gobierno de la democracia, con su pelo largo, la americana de pana y en muchos casos una barba descuidada, a la que daba sentido intelectual, en caso de requerirlas, unas gafas de pasta y cristales redondos. Y no es que fuera aquella una indumentaria especial para asistir al Congreso, sino que era la manera en que se vestía en la calle, la mejor forma de identificarse con el ciudadano de a pie, de involucrarse en sus problemas y convivir con ellos.

Las nuevas generaciones de movimientos de protesta y antisistema se parecen un poco a los progres de entonces, al menos estructuralmente. Los progres de entonces, como los nuevos diputados de ahora, creían que el mundo en el que vivían podría transformarse. Creían que había una alternativa a ese universo gobernado por los ricos. Pero hoy en día los parámetros han cambiado, y ya no se trata de luchar contra el capitalismo, que también, sino, como mucho, defenderse de él.

La crisis económica y la mala gestión social, que de ella ha hecho Mariano Rajoy, junto a la permisividad con la corrupción, está dejando a un lado el interés de los jóvenes por la política tradicional, a la que se suma el desencanto con el concepto de Europa, que nos han ido vendiendo en estos años. La política tradicional ya no tiene cabida en el sistema actual. Los movimientos sociales surgidos de las asambleas ciudadanas en la calle han venido para quedarse, han venido para dar voz a la gente corriente, para implicarse en los problemas que atañen a las gentes de bien, aunque el rodillo del sistema pase un día sobre ellos y los aniquile.

La indiferencia de los políticos tradicionales, sean del partido que sean, ante los problemas que tienen los ciudadanos, ha hecho que los movimientos sociales que se manifestaban a las puertas del Congreso de los Diputados, ahora lo hagan desde dentro. El pueblo le ha dado voz y voto a sus representantes, a los elegidos en asambleas, muchas veces en plena calle, aunque haya todavía muchos españoles que prefieran que los gobierne un señor al que no conocen de nada, un señor o señora que lo máximo que hará por ellos es estafarlos con su voto, para después seguir estafándolos con distintas corruptelas, pero al menos vivirán con la conciencia tranquila, según ha sido su vida tradicionalmente.

Lo cierto y verdad es que los tiempos están cambiando, siempre lo hacen, y lo que antes era inmovilismo hoy es revolución. Muy probablemente, la historia nos recuerde el cambio político que está sucediendo en España, donde las masas, una vez más, se rebelan contra el poder absoluto que los oprime, y al menos, sólo al menos, disfrutemos de la sensación de que la calle tiene cabida en el lugar donde se toman todas las decisiones que afectan a los ciudadanos.

Ismael Álvarez de Toledo

periodista y escritor

http://www.ismaelalvarezdetoledo.com

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (0)    No(0)

+
0 comentarios
ventana.flyLoaderQueue = ventana.flyLoaderQueue || [] ventana.flyLoaderQueue.push(()=>{ flyLoader.ejecutar([ { // Zona flotante aguas afuera ID de zona: 4536, contenedor: document.getElementById('fly_106846_4536') } ]) })