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Asamblea celestial de la emigración rioplatense

Asamblea celestial de la emigración rioplatense

Por Manuel Suárez Suárez
lunes 11 de enero de 2016, 21:51h

La reciente sesión de la ACER fue trasmitida en directo por la “Radio del Cielo” ya que como coordinador de Comunicación, don Luís Seoane, consideró que un tema tan importante como la quiebra del Centro Gallego de Buenos Aires debe de tener la máxima difusión. No quiere oír a los “choripanes” de siempre con las quejas de que no fueron informados. Antes del comienzo de la sesión, tuvo lugar un sorteo para escoger a tres asambleístas de entre los muchos que se ofrecieron para intervenir. La suerte determinó que sean tres personajes de calidad hondamente galleguista y con conocimientos sobre la crítica situación en la esquina porteña de Belgrano y Pasco. Se trata de Antonio Pérez Prado, Rodoldo Prada Chamocín y Xosé Neira Vilas.

Antonio: Parece que tengo que hablar y lo cierto es que hervía de ganas. Estoy caliente. Bien saben que mi vida profesional fue en el seno del Centro Gallego. Aquel hospital fue mi casa. Durante muchos años hice turnos de doce horas. No me quejo. Fui muy feliz y aprendí mucho sobre el estilo de vida de los emigrantes en Buenos Aires. No había alegría mayor que hablar con pacientes originarios de las tierras lucenses de Parga. Atendí a muchos que conocían a mis abuelos y eso me llenaba de orgullo. Eran tiempos de crecimiento en una Argentina que explotaba de vitalidad. Estoy muy desilusionado con la generación que heredó nuestro gran hogar de cultura y salud.

Rodolfo: Me duele en el corazón. Ustedes me conocen, así que pueden suponer lo que llevo sufrido desde que renunciou el presidente Vello Pombo. Los dos pies fundamentales de mi vida fueron la colaboración con el hermano Castelao y el trabajo galleguista en el glorioso Centro Gallego. Hubo muchos presidentes, con más o menos sentimento galleguista, pero nuestra entidad se mantuvo firme en el compromiso con la identidad propia. Aquel acogedor hogar emigrante prestaba servicios de calidad para beneficio de los socios.

Xosé: Yo soy el que menos sabe de los asuntos internos del Centro Gallego. Aquellos maravillosos años porteños (1949-1961) fueron muy emotivos y formativos. Allí escribí mis primeros artículos en gallego y publiqué mis primeros versos (Dende Lonxe, 1960) y mi primera novela (Memorias dun neno labrego, 1961). La capital argentina era el lugar del mundo donde se concentraban más emigrantes. Ir al Centro Gallego era una fiesta. Allí fue también donde el niño Balbino comprobó que los gallegos rioplatenses crecían tanto que podían tocar el cielo con las manos.

Antonio: Muy cierto, compañeros. Tuvimos el privilegio de vivir en gallego fuera de Galicia. Había auténticos y cultos galleguistas con los que podías hablar de Franco, Perón o Leopoldo Marechal. Eran gente honrada. No olvidaban el origen pero estaban muy agradecidos a los anfitriones de la República Argentina. No lo se, quizás la quiebra del Centro Gallego tenga más relación con la pérdida de valores que con la política vigente en cada momento en la Argentina. No tengo autorización para impartir fundamentos de ética. Soy médico y solo puedo firmar un par de recetas que van muy bien para combatir los olvidos interesados.

Rodolfo:El asunto es complicado. No es sencillo el administrar un hospital. Hay que ser muy cuidadoso con las inversiones en equipamiento. Se recomienda ir renovando pero sin endeudarse. Quiero pensar que la culpa del hundimiento es motivada por los tiempos actuales en los que el sistema mutual está pasado de moda. Quizás no supimos reducir el exceso y ahora no hay manera de pagar el sueldo a más de 1400 empleados. Si 30 años atrás se hubiese optado por concentración de especialidades médicas –con atención de calidad y la mejor tecnología-- a lo mejor hoy la entidad no estaría tan deteriorada.

Xosé: El Centro Gallego de mi época era una gran potencia. Movía más dinero que muchas ciudades de Galicia. Pensemos que 100.000 socios son muchos socios. No había problema de dinero para ediciones y actividades culturales. Puede que un aparte de responsabilidad sea nuestra ya que cuando comenzaron los problemas no hubo análisis imparcial para buscar una buena solución. Se pidió ayuda a la Xunta de Galicia que nos entregó millones de euros. El error fue no fiscalizar donde iban a parar las ayudas. Casi no hubo inversiones y las ayudas solamente sirvieron para ir tapando agujeros.

Antonio: Ahorapuede ser tarde para encontrar una salida pero no hay más ciego que el que no quiere ver. Quiero decir que hubo tiempo para atajar a la enfermedad. Los euros de la Xunta fueron para aquellso mamarrachos empleados en una Fundación que no cumplía ningún labor. Era el lugar de acogida para los recomendados del poder político que estuviese de turno en Galicia. Hace muchos años que sobran empleados. Así lo comentaban en las reuniones de las “Agrupaciones Pro Centro Gallego” pero siempre crecían. Fueron bajando los ingresos y aumentando los gastos, con la consecuencia natural del endeudamiento.

Rodolfo: Creo es oportuno el hacer una crítica sobre un gran error que cometimos los directivos de nuestra época. Estoy recordando la recomendación del hermano Jesús Canabal de Montevideo cuando propuso la idea de separar jurídicamente el sector de la Salud del sector de la Cultura. La mayoría de lso miembros de las Agrupaciones estaban de acuerdo pero el tiempo fue pasando y quedó sin tratar en asamblea. Hoy el hospital estaría intervenido pero no tendríamos problemas en el Instituto Argentino de Cultura Gallega que sería el titular de la valiosa pinacoteca, del teatro Castelao y del Panteón de la Chacarita. Yo asumo mi cuota de responsabilidad y pido perdón a los asociados.

Xosé: Pienso que nuestros descendientes no sienten la misma pasión de sus padres y abuelos. Lo cual es lógico. Ellos no cruzaron el mar. En mi opinión, cumplen perfectamente al seguir manteniendo nuestras tradiciones. No olvidemos que todavía tenemos mucha presencia en la Argentina con gayegos y gayegas en altos cargos de gobierno y en las empresas y en las universidades. No se les puede pedir que la pasión de su vida sea la defensa de nuestra cultura. No podemos cargarle toda la culpa. Algo hicimos mal.

Antonio: No tengo definida la parte exacta de nuestra responsabilidad en la quiebra del Centro Gallego. Hay familias que trasmiteiron identidad y otras no. Yo, medio anarquista, disculpo a Aixa, mi hija que vive en los Estados Unidos. Estoy orgulloso de ella ya que fue hasta Parga para escuchar las voces de los abuelos. Otros herederos no saben cuál es el nombre castellano del carballo. No le podemos pedir nada si antes no sementamos. Los típicos porteños son gente de contrastes. Creo que es el resultado de una mayor presencia de calabreses y napolitanos. Los calabreses y los napolitanos son muy diferentes entre ellos aunque en Buenos Aires todos sean “tanos”. Nosotros, comparados con ellos somos de otra galaxia. Así se explica que el nuevo gobierno –presidido por un calabrés-- sea enemigo del creativo esfuerzo de los emigrantes.

Rodolfo: Lo que dice Antonio sobre los “tanos” es muy interesante. Yo hablé mucho con Víctor Luis Molinari sobre su enamoramiento galaico que lo alejó de la sangre itálica. Decía que la culpable de l anueva pasión era una mujer: Rosalía de Castro. Si hablamos de variedades, yo soy de Os Peares y no mamé l amisma cultura que en Rianxo. Así es que los porteños llevan dentro una cantidad de sentimientos que viven en constante enfrentamiento. En las recientes elecciones llevé una fuerte decepción con mi partido, la UCR. ¡Hay que ser suicida para ir de actor secundario en un reparto donde el cabeza de cartel no tiene trayectoria histórica! La explicación está en la pérdida de las raíces. Se olvida a grandes personajes para ir detrás del “choripán” que pueda compartir el candidato de un partido nacido en el ámbito local. Una metida de pata que deja en la indefensión a millones de ciudadanos que no comulgan con políticas que destruyen la convivencia haciendo más ricos a los que más tienen.

Xosé: No se, amigos. Ahora los cambios son de un día para otro. Las nuevas tecnologías de la comunicación hacen líder a cualquier monigote pero permiten también espacios para la crítica fuera del círculo dominante de medios de prensa lavadores de cerebros. Soy optimista. Quiero mucho a los argentinos. Tienen buen corazón. El problema surge cuando les sale el ramalazo que los lleva e elegir la opción más negativa para la mayoría. Nuestros paisanos –la mayoría votó al nuevo presidente-- terminarán gritando contra el elegido y reconociendo que se dejaron llevar por una marea que no tenía pescado, era solo espuma. El Centro Gallego de Buenos Aires seguirá adelante ya que la herencia sentimental fortalecerá a los que ahora están abatidos por la tristeza. Si Balbino fue capaz de hacerse hombre de provecho desde su pequeña aldea, no tengo dudas del compromiso de las docenas de “Balbinos” que protegerán el valioso patrimonio sudado por sus ancestros.

Manuel Suárez Suárez

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