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Dos tontos muy tontos

Por Ismael Álvarez de Toledo
lunes 11 de enero de 2016, 19:28h

A veces sucede que las cuestiones mundanas en torno a la política pueden resultar cómicas, aunque tengan en realidad un trasfondo dramático. Estoy seguro que a estas alturas, desde las pasadas elecciones, las situaciones vividas en torno a los futuros diputados, candidatos y demás fauna surgida de las urnas ha provocado en los ciudadanos toda clase de reacciones adversas; desde el espanto al asombro, pasando por exclamaciones de todo tipo en torno al esperpento que se nos avecina.

Para los que ya vamos entrando en años y hemos vivido distintas etapas de la reciente historia de España, la situación actual no deja sino de asombrarnos, en base a la concesión de tamaño despropósito, que claramente, a mi juicio, tiene dos culpables, dos tontos muy tontos. No me refiero a los protagonistas de la comedia cinematográfica que exhibe el título, sino a los dos líderes políticos que más méritos han hecho en estos últimos años para conducirnos a esta situación adversa que nos provoca enojo, a la vez que frustración y risa. Me refiero, obviamente, a Mariano Rajoy y a Artur Mas, y mantengo la obviedad, en la seguridad de que ningún otro político ha hecho tanto el tonto en estos últimos años.

La torpeza, por no decir ineptitud, de Mariano Rajoy a la hora de afrontar la crisis económica, con su política de recortes y desprecios a los ciudadanos, ha permitido que el Congreso de los Diputados se llene de todo tipo de energúmenos de dudosa moralidad y catadura democrática. Que no quiero decir que sean peores o mejores que los señores corruptos de traje y corbata, pero que cifra un antes y un después en nuestra condición de país de cara al exterior.

Partidos como Podemos o Ciudadanos, por ser la novedad, no sólo rompen el bipartidismo, también rompen la estética de las buenas formas, de país medianamente civilizado, y nos abocan a cuatro años de despropósitos monumentales en la cámara baja, que darán más de un momento de risa, a la vez que nos crisparán los ánimos, con episodios jocosos dignos de la condición más chabacana de nuestra sociedad. Algunos de esos momentos ya los vamos viviendo en ayuntamientos y comunidades autónomas donde gobiernan los antisistema. En absoluto culpo de ello a los representantes de los ciudadanos elegidos democráticamente, para nada, la culpa de ello la tiene quien con sus acciones, propias de un tonto a la española, ha propiciado que los acontecimientos sucedan de esta manera, que las instituciones pasen a manos de quien está dispuesto a romperlo todo, con el único objetivo de hacer daño a la sociedad que piensa de manera contraria a él o ellos.

El otro tonto de capirote es sin duda Artur Mas, un tonto necio, que además, no duda en sacrificar Cataluña para esconder sus vergüenzas y los malos resultados electorales obtenidos en las pasadas elecciones catalanas, a cuenta de la tan manida independencia, que sabe positivamente que no se va a dar jamás en la historia de nuestro país, a no ser que haya una hecatombe y empecemos a organizar el territorio partiendo de cero.

En el caso de Artur Mas se da la premisa que apunta aquella frase popular de que un tonto jode un pueblo; en este caso el catalán. Mas ha ido siempre de listo y ha terminado como un tonto. Ha pasado de puntillas por la corrupción que salpica a su partido y a su mentor Jordi Pujol, para inmolarse envuelto en la estelada que le ha apartado del gobierno. Y es que tonto es el que hace tonterías, como diría Forrest Gump, a sabiendas de que su terquería, y la de unos cuantos como él, no sirve más que para dejar en déficit democrático a Cataluña y ahuyentar la inversión privada, en unos tiempos donde todos los recursos son pocos.

La estupidez de Artur Mas, deja un parlamento dividido, una sociedad; la catalana, fragmentada, y un presidente títere que pondrá patas arriba la estructura institucional hasta que le corten las alas. Pero de ahora hasta que llegue ese momento, tendremos momentos de risa, de esperpento, y de cabreo supino, como corresponde a cualquier persona con dos dedos de frente.

La comedia de dos tontos muy tontos, estrenada en 1994, que tiene como protagonistas a Jim Carrey y Jeff Daniels, sirve para reírse con las peripecias de dos personajes que alardean de su estupidez. Pero en el caso que nos ocupa, los dos tontos muy tontos, acumulan en su haber todos los sinónimos que sobre la estupidez humana se pueden exponer, incluso los de carácter peyorativo. Pero ya conocemos el refrán que dice cuando un tonto coge una linde se acaba la linde y el tonto sigue. Que se diviertan.

Ismael Álvarez de Toledo

periodista y escritor

http://www.ismaelalvarezdetoledo.com

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