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La encrucijada que no quiere afrontar Rivera

viernes 08 de enero de 2016, 12:53h

Con sus 40 escaños sus posibilidades de influir en la política nacional son muy complicadas. Si mira hacia el Partido Popular descubre de inmediato que necesita convencer al PSOE para que le secunde en la abstención o en la entrada en un gobierno presidido por Mariano Rajoy. Si mira hacia el lado socialista se encuentra con que esa necesidad se llama Podemos.

El mayor enemigo de Albert Rivera y de Ciudadanos es doble y tiene mucho que ver con sus tres millones y medio de votos. Son apoyos conseguidos de antiguos votantes de, PP y del PSOE, pero sobre todo del primero de ellos. Si no se lograra una mayoría de gobierno en primera o segunda votación en el Congreso, más de láminas de esa cifra puede " volverse" a sus antiguas siglas en busca de una estabilidad en el país que, de todas formas, se antoja casi imposible.

En el Partido Popular creen que una repetición electoral les podría colocar en el entorno de los 150 escaños, el problema lo tendrían en que ese aumento sería a Costa de Ciudadanos, que perdería esa representación. Resultado: más representación en el Congreso, más representación en el Senado ( en el que ya tiene mayoría absoluta) y la misma y parecida imposibilidad de alcanzar las mayorías que le mantuvieran en el gobierno.

La solución que contempla con la abstención del PSOE es prácticamente imposible mientras se mantengan en sus actuales puestos tanto Mariano Rajoy como Pedro Sánchez, siendo los dos escenarios de cambio posible muy improbables, sobre todo de cara al PP, al que un futuro de espera siempre le vendrá mejor que la actual situación.

Sin abstención socialista sus 40 escaños no le valen al PP salva que convenzan a los nacionalistas de Convergencia y del PNV para que les apoyen, eso si entrando en le gobierno y llegando a los 176 escaños, justo la mayoría absoluta. El problema aquí no está en el grupo vasco y si en el catalan por lo que tendrán que esperar todos a los nuevos comicios de Cataluña.

Si miramos al otro lado, la suma de PSOE y Ciudadanos arroja 130 escaños que para sacar adelante una investidura en segunda vuelta necesitaría la abstención de todos los demás grupos, menos el PP que se opondría.

Sumarse con Podemos se antoja irreal por los compromisos que Pablo iglesias tiene en Cataluña y su defensa de un referéndum sobre la independencia. Podría encajarse con una fórmula que lo englobara en un referndum nacional con cambios constitucionales que obligarían a una consulta en todo el estado. Esa posibilidad si la han mirado algunos dirigentes socialistas durante estas semanas.

Por suma de votos si sería posible: los tres llegarían a los 199 escaños y podrían abordar una Legislatura corta de reformas necesarias. ¿Dónde estarían sus problemas mayos?. En los dos tercios del Congreso que exigen algunas de las reformas constitucionales y la casi segura política de dura oposición que haría el PP desde el Senado, torpedeando medida tras medida y proyecto legislativo tras proyecto legislativo.

Rivera, al igual que el resto de lis dirigentes políticos, sabe que es muy difícil sacar adelante un gobierno con Mariano Rajoy y el PP, pero que es prácticamente imposible hacerlo sin la " colaboración" de los populares. La sombra alargada de otra cita con las urnas le va a quitar el sueño durante muchas semanas.

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