Todos deberíamos tomar nota de lo que ha ocurrido en Cataluña. No sóloArturoMásy los del Juntos por el sí, sino todos, desdePedroSánchezaMarianoRajoypasando porPabloIglesiasyAlbertRivera, y sobre todo los electores, los ciudadanos (y ciudadanas, claro) que se dejaron comer el coco por los lideres cantamañanas de los emergentes y decidieron que el bipartidismo, un sistema que había conseguido durante los últimos treinta años una estabilidad política que ha hecho posible que España se coloque en la primera línea del concierto mundial, era la peor de las opciones y había que acabar con él cuanto antes para dar paso al multipartidismo, a los llamados partidos emergentes, Podemos y Ciudadanos, que, al final y si no demuestran lo contrario, han resultado bastantes peores que los que ya conocíamos.
Dice un conocido refrán español que “cuando las barbas de tu vecino veas cortar, pon las tuyas a remojar”, Y durante varios meses los españoles hemos venido observando en Cataluña un esperpèntico sainete político que va a conducir a las cuartas elecciones autonómicas en solo cinco años. Todo un vergonzante récord propiciado por unos dirigentes egocéntricos que solo pensaban en sus personas y sus partidos sin preocuparse lo más mínimo de las necesidades de los ciudadanos. Resulta curioso que sean los anticapitalistas y perrosflauta de las CUP, quienes obtuvieron solo 10 diputados, 336.375 votos y un ridículo 8 por ciento en las elecciones del pasado 27 de septiembre, quienes decidan lo que le va a ocurrir a varios millones de ciudadanos catalanes. Demencial. Demencial y ridículo cuando además, están sustituyendo la democracia representativa por la asamblearia como si estuvieran en su época estudiantil.
Después de tres meses y pico de gobierno en funciones, o lo que es lo mismo, sin gobierno, y una comunidad en quiebra técnica, un ocho por ciento de los electores posiblemente va a provocar que se tengan que celebrar unos nuevos comicios que, quién sabe si lograrán darle a alguien la mayoría necesaria para gobernar. Y lo que ocurra en Cataluña puede marcar el rumbo de lo que puede ocurrir a corto y medio plazo en toda España. Porque el panorana que está propiciando el lider de Podemos,PabloIglesias, y está secundandoPedroSánchez, quien parece perder el culo por llegar cuanto antes a ser presidente del Gobierno, se parece cada día más peligrosamente a lo que está ocurriendo estos días en Cataluña.
Afortunadamente y gracias a Dios el presidente del Gobierno en funciones,MarianoRajoy, tuvo la previsión de aprobar los presupuestos generales del Estado cuando aún gozaba de mayoría absoluta en el Congreso y ello conlleva que la Administración pueda seguir funcionando sin demasiados problemas hasta que se celebre la sesión de investidura definitiva y se llegue (o no se llegue) a un posible acuerdo de gobernabilidad que permita que alguien pueda dirigir las riendas del Ejecutivo y retomar la perdida estabilidad que rompieron los caóticos resultados electorales del 20 de diciembre y que es absolutamente necesaria si queremos que nuestro país siga la senda de la recuperación que había iniciado en el último año.
Mi modesta opinión es que la única que tiene en su mano la posibilidad de arreglar el desaguisado en que se puede meterPedroSánchezsi los principales barones socialistas no lo paran a tiempo es la presidenta de la junta de Andalucía,SusanaDíaz. Ya han podido comprobar comoPablo Iglesias, quien por cierto está cada día más crecido y parece que ha sido el verdadero ganador de las elecciones del 20-D cada vez que habla del PSOE desdeña al secretario general socialista y se refiere a ella como la que da las órdenes en el partido. Y fiel a su papel de futura dirigente nacional del socialismo hispano, donde llegará más pronto que tarde, Susana utiliza las redes sociales, que es el arma preferida por los podemistas, para contestarle alto y claro. “No admito lecciones de nadie” le ha dicho a Iglesias. Y no le falta razón. Iglesias no es nadie, al menos hasta ahora no ha demostrado nada, para decirle al resto de los líderes políticos lo que tienen o no que hacer.
No lo sé, pero si al final PP y PSOE, con el apoyo de Ciudadanos, no llegan a un acuerdo de Estado que salve los muebles, me da la impresión que vamos a seguir el mismo camino que ha marcado la demencial política catalana. Quizás sea esa la mejor solución. Convocar nuevas elecciones y que los españoles se den cuenta de que la mejor forma de sacar adelante el país sin traumas y sin descalabros griegos con corralitos es volver la vista atrás y recuperar la estabilidad que da el bipartidismo. Otra cosa sería el caos.
Si (
No(
