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Las tentaciones del diablo Rajoy a sus discípulos Sánchez y Rivera

miércoles 30 de diciembre de 2015, 17:11h

Conocedor de todos los secretos de la vida política española, Mariano Rajoyva tentando un día tras otro a los dos que cree que son sus discípulos más aventajados, él secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, y el líder sin discusión de Ciudadanos, Albert Rivera. El primero sabe tanto por viejo en esos lares como para ejercer de diablo; y los segundos dudan entre " comerse la manzana" del poder que les ofrece o correr despavoridos en sentido contrario.

Lo que están haciendo los tres es un ejercicio de autoengaño esperando que surta efecto y engañen a los demás , sean parte de los suyos o de los que tienen enfrente. No quieren abandonar el paraíso del poder grande o pequeño que detentan y están más que dispuestos a cambiar de criterio, ofrecer presentes envenenados, dejar en la cuneta a compañeros de camino, y hasta entregar varias cabezas a sus adversarios siempre que no sean las suyas.

El presidente del gobierno en funciones mantiene el control del Parrido Popular, mal que les pese a José María Aznar y a Esperanza Aguirre. Hay barones territoriales y miles de militantes y millones de votantes que le quitarían convencidos de así ganar en unas más que probables nuevas elecciones generales dentro de cuatro o cinco meses, pero es casi imposible que lo consigan.

Mariano Rajoy va a intentar lo imposible por mantenerse al frente del PP y los más de su confianza la van a apoyar a muerte. Eso hace que se mantenga como futuro candidato, que el Congreso del partido se celebre cuando a él más le interese, y que si surte efecto el embrujo, y Sánchez y Rivera aceptan participar en un gobierno llamemos de " unidad nacional" o de " salvación" para evitar desgracias economías y hacer frente con la fuerza a las amenazas independentistas, pueda presentar a los suyos y al país una salida en la que el Partido Popular y el siguen al frente.

De los dos discípulos el más fácil de tentar es Albert Rivera y el más necesitado de tentación es Pedro Sánchez. El líder de Ciudadanos no tendría ningún problema entre los suyos e incluso entre los tres millones y medio de españoles que le han votado para presentarse como nuevo ministro e incluso como vicepresidente de un gobierno presidido por Rajoy. A nivel ideológico y programático las diferencias son mínimas y muy asumíbles en una negociación final con carteras, puestos en la alta Administfacion del estado, y puestos - no lo olvidemos para empezar - en la estructura de las mesas del Congreso y del Senado, algo que a partir del día once de enero hay que cerrar y presentar a todos los grupos.

En el lado malo de su propio futuro y de las siglas que representa, Rivera se encuentra con que en unas nuevas elecciones puede perder unos millones de votos qu " volverían" al PP en aras de la gobernabilidad y sosiego del país, y sobre todo de su clase financiera y empresarial. Para ello debe cambiar su abstención por su participación, pero quedan días y movimientos para que ese paso se pueda dar sin penalizaciones sociales excesivas.

El caso del otro discípulo es muy diferente y el diablo Rajoy lo sabe. Sánchez no puede dejar el poder interno en el PSOE pues eso sería su salida de la política por la puerta de atrás y el fin de sus ambiciones. Se está jugando el ser o no ser cuando apenas lleva año y medio al frente del socialismo, en unas condiciones extremas, y cuñado hasta ahora a cualquier candidato le daban tres oportunidades. Pero eso es historia los tiempos han cambiado y ahora los liderazgos sin triunfos no sirven.

El secretarios general del PSOE tiene los enemigos en casa, que le quieren cerrar sus posibilidades de acuerdos por la derecha y por la izquierda. Nada de PP y Rajoy, pero también nada de Podemos y Pablo Iglesias. Puede hablar y negociar con Ciudadanos pero las matemáticas son terribles: noventa más cuarenta dan 130 escaños, insuficientes para gobernar en cualquier circunstancia. Y más con un Se ando en contra.

Si se deja seducif por Rajoy e intenta " vender" a los suyos una participación a tres en el poder y en le gobierno, con más cargos y repartos en otros niveles, tendrá que hacer un triple esfuerzo: dividir más a su partido y hacer ver aSusana Díaz que puede perder mucho y ganar muy poco si abandona la confortable Andalucía para entrar en la gran batalla nacional, retrasar el Congreso Federal y sustituir a los dirigentes contrarios con la mano interpuesta de César Luena, y aprovechar el año y medio de Legislatura " reformista" para aprender del líder del PP en cuanto a supervivencia y poder presentarse como alternativa ante toda España. Una tarea más que difícil y que le puede resultar imposible.

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