Ya sé que en estos tiempos de laicismo imperante en los que, gracias a algunos nuevos regidores municipales de Podemos, la Navidad se ha convertido en muchos lugares de España en la fiesta del solsticio de invierno y los belenes ha sido rediseñados para que sea San José y no la Virgen quien acune al niño por aquello de la igualdad de genero, desearle a mis compatriotas aquello tan tradicional de paz a los hombres de buena voluntad puede sonar bastante anacrónico, pero me da la impresión e que ese deseo es en estos momentos más necesario que nunca, sobre todo tras los resultados de las elecciones generales del pasado día 20 que han abierto una etapa de incertidumbre en nuestro futuro que comienza a pesar como una losa en un país que abominaba del bipartidismo y de las mayorías absolutas y que ahora comienza a darse cuenta de los graves problemas que pueden acarrear.un Congreso atomizado y disperso cuyas diferencias partidistas nos pueden encaminar a unos nuevos cómicos en el plazo máximo de dos meses.
Ahora estamos en un impasse festivo que adormecerá los ánimos entre efluvios de vino y cava, con el inciso de la movida catalana en próximo día 28, pero nada más pasar Reyes, cuando todos afrontemos la cuesta enero tentándonos los bolsillos por lo que pueda poder Podemos, llegaremos a la semana clave en la que la candidatura deRajoyserá rechazada todas las veces que lo permita la Constitución hasta dejarnos a los ciudadanos con la espada de Damocles de unas nuevas elecciones pendientes sobre nuestras cabezas. Y esto ocurre, además, en unos momentos en los que no existen dirigentes nacionales con el estigma de estadistas.
Ya no hayAdolfosSuárezniFelipesGonzálezniSantiagosCarrilllosni tan siquieraJoséMaríasAznaresque sepan reconducir la situación endiabladamente complicada en la que nos hemos metido nosotros solitos. NiMarianoRajoyniPedroSánchezniAlbertRiveraniPabloIglesiasson líderes que antepongan el Estado, el futuro de España a lo que defienden sus respectivos partidos. Ninguno de ellos, aunque hay que reconocer que al menos, el presidente del Gobierno en funciones ha sabido estar a la altura de las circunstancias y le ha faltado tiempo para convocar a sus adversarios con el fin de buscar una solución lo antes posible al problema. No sé si será verdad o el el clásico bulo intencionado, pero me cuentan queRajoytelefoneó aSusanaDíazunas horas antes de entrevistarse conPedroSánchezpara conocer cuales eran las intenciones del PSOE en el caso de no llegar a acuerdos sobre la investidura.
Yo estoy convencido de que si hay alguien con sentido de Estado en estos momentos entre los políticos españoles, esa no es otra que la presidenta de la Junta de Andalucía,SusanaDíaz. Ella, y con ella más de la mitad del PSOE si contamos a los presidentes de Extremadura y Castilla-La Mancha, ya han dejado claro a su todavía secretario general que no van a permitir un acuerdo conPabloIglesiasy menos aún con los independentistas catalanes y vascos para quePedroSánchezpueda ser elegido presidente del Gobierno. Una actitud que les honra y que podría ser la única salida no traumática a este lío en que nos hemos metido.Permitir con su abstención, aunque sea en segunda o tercera votación, que saliera adelante la investidura deMarianoRajoyhaciéndole saber que para seguir gobernando tendrá que pactar cualquier asunto importante si no quiere verse a la vuelta de la esquina con una moción de censura que indudablemente perdería.
Por todo lo que acabo de contarles es por lo que en esta entrañables fechas, que si me conocen algo ya saben que odio profundamente, les deseo paz a todos los hombres (y mujeres) de buena voluntad. Porque no está en otra parte sino en la buena voluntad de nuestros dirigentes políticos, de todos y cada uno de ellos, el sacarnos cuanto antes del embrollo surgido de las urnas el pasado domingo. Algunos, como los muchachos de Podemos, parecen dispuestos a forzar la máquina para que se convoquen nuevas elecciones que a ellos les vendrían de perlas, pero me da a mí que, afortunadamente, van a tener que esperar sentados, al menos un añito más para que los españoles volvamos a acudir a las urnas, Y para entonces es posible que la burbuja podemista haya explotado o, en el peor de los casos, quePabloIglesiasy los suyos hayan crecido lo suficiente para convertirse en partido mayoritario, en el Syriza español, y llevarnos a todos a donde llevóAlexisTsiprasa Grecia, ya saben a la bancarrota y al corralito. Espero que no lo permitan ni los hombres ni las mujeres de buena voluntad que aun quedan en España.
Si (
No(
