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La derrota electoral deja a Maduro debilitado ante un futuro incierto
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La derrota electoral deja a Maduro debilitado ante un futuro incierto

Por El Nuevo Herald
lunes 14 de diciembre de 2015, 16:48h
La devastadora derrota en las elecciones parlamentarias deja al régimen de Nicolás Maduro muy mal parado para sobrellevar la avalancha de problemas que tiene en ciernes, ahora que la oposición le habla de tú a tú, y tras quedar demostrado que es impopular y que no cuenta con un apoyo militar irrestricto.
Los próximos meses serán de gran turbulencia para los venezolanos, en momentos en que el chavismo trata de resistir un creciente alud de problemas, que incluyen una economía en ruinas y una oposición fortalecida que podría comenzar a mermar su poder desde la Asamblea Nacional.

Analistas dijeron que el chavismo fue sacudido por los resultados de las elecciones del 6 de diciembre, donde la oposición sacó 112 de los 167 escaños en disputa.

“Maduro no logra reponerse del golpe de perder las dos terceras partes de la Asamblea”, dijo desde Washington Antonio De La Cruz, director Ejecutivo de la firma Inter American Trends.

Si logra mantenerse unida y si se conduce inteligentemente, la oposición tendrá suficiente poder como para desmantelar el control que el chavismo tiene sobre las otras instituciones del Estado.

“Esto podría marcar el inicio del final del proyecto chavista”, añadió De La Cruz, al explicar que Maduro ahora está por enfrentar la peor parte de la crisis económica.

“Y él, en vez de buscar una salida para que el chavismo, como movimiento, pueda sobrevivir [a través de algún tipo de entendimiento con la oposición], parece estar dispuesto a jugárselo todo”, amenazando nuevamente con una radicalización de la revolución socialista, señaló.

Ciertamente, las últimas declaraciones brindadas por Maduro dan muestra que no está en ánimo de reconciliación.

“Yo sólo les digo, mujeres y hombres, prepárense para defender la patria y que nadie vacile […] No permitiremos que la derecha y la burguesía, desde las posiciones de poder a las que han llegado, entreguen la soberanía, la independencia y la justicia que se han construido durante estos años de sacrificio”, expresó Maduro el sábado ante militares.

El gobernante bolivariano añadió que Venezuela es víctima de una “guerra no convencional, económica, eléctrica, financiera, criminal y psicológica”, emprendida por sectores de derecha apoyados por Estados Unidos.

“Estamos ante una crisis de grandes dimensiones, que he caracterizado como una crisis contrarrevolucionaria de poder”, manifestó en referencia a los problemas económicos del país, que Maduro atribuye a operaciones de sabotaje emprendidos por la oposición para desestabilizar a su gobierno.

La mayoría de los economistas alrededor del mundo coinciden en que eso no es lo que está pasando en Venezuela, atribuyendo el colapso económico del país a las medidas aplicadas a lo largo de 16 años de la Revolución Bolivariana.

Y la crisis económica probablemente empeorará en próximos meses, dado al colapso de los precios del petróleo, los pesados vencimientos de deuda y la inhabilidad del régimen de conseguir financiamiento en el exterior.

Los economistas insisten en que los problemas económicos de Venezuela tienen solución, pero ésta implica el desmantelamiento del nocivo sistema de controles estatales que el chavismo ha impuesto sobre la economía, incluyendo el sistema de control de cambio y el de control de precios.

Aunque Maduro parezca no saberlo, la supervivencia de su régimen depende de ese desmantelamiento.

“Ellos están en una encrucijada: O resuelven el problema económico o van a perder el poder”, dijo desde Washington Mark Weisbrot, codirector del Center for Economic and Policy Research. “Si no arreglan eso van a perder la presidencia de una forma u otra”.

Pero en vez de dar marcha atrás, Maduro está dando señales de querer seguir avanzando con la revolución, dijo desde Caracas el ex canciller Armando Durán.

“La reacción del gobierno [al resultado electoral] es que no aceptan la derrota. El mensaje que está brindando Maduro es que este es ‘el tiempo de hacer más revolución’ ”, comentó Durán.

Una radicalización de la revolución requeriría de una activa complicidad de las Fuerzas Armadas, las cuales tendrían que asumir las labores de represión vinculadas con la instauración de un régimen policial de corte castrista.

Pero el comportamiento de las Fuerzas Armadas durante los comicios, en los que rehusó participar en los planes de megafraude que la cúpula del chavismo pretendía ejecutar, dejó entrever que su respaldo al régimen no es irrestricto, y que hay ciertas líneas que la máxima cúpula no está dispuesta a cruzar.

“El día de la elección los militares le dijeron a Maduro: ‘Yo le acompaño hasta el cementerio. Pero, compadre, yo no me voy a dejar enterrar con usted’ ”, comentó desde Orlando el analista político Antonio Escalona.

Por otro lado, los militares también se están dando cuenta de que el chavismo ya no representa la fuerza popular que es capaz de ganar elecciones, elemento clave para sostener a un régimen populista.

De hecho, lo que se vio en la elección es que la gran mayoría de los venezolanos desea dejar atrás la revolución.

“La gente votó para desmontar esta estructuración de oligarquías que se han entronizado en diversos sectores del Estado, para desmontar al Estado chavista”, dijo desde Caracas el escritor y político venezolano Nelson Chitty La Roche.
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