Desde la pega de carteles, ya estamos en campaña, aunque, como ya dije, no veo diferencia entre ésta y la pre-.: los mismos protagonistas diciendo las mismas boberías.
Es verdaderamente lamentable que nos tomen todos los cabezas de partidos por lelos. No aportan nada nuevo en campaña: las mismas vaguedades, las mismas generalizaciones, las mismas tonterías, las mismas gansadas, las mismas simplezas. Majaderos (en el sentido literal del término), nos van machacando con cuatro frases que dicen con la solemnidad de oráculo. Y nos van moliendo el cerebro pretendiendo conseguir que no pensemos, sino que nuestro impulso de votante responda al que nos han metido dentro.
Aparte de las consignas y lugares comunes con los que nos trituran, ellos siguen a lo suyo. Para muchos, de no haber existido Franco lo habrían tenido que inventar. A las primeras de cambio, todo lo que dicen gira alrededor de lo terrible que fue Franco, y cómo, a pesar de que hace cuarenta años que lo enterraron, sigue siendo el culpable de todo: si se le apura mucho, hasta del diluvio universal. Si dejan a Franco, toman a Aznar, “Ansar” para los graciosos, que ha sido el creador del terrorismo islámico, junto con sus amiguitos de las Azores. Parece que en este país llamado España, sólo han gobernado los herederos del franquismo, olvidando los años de González y ZP, que, por lo visto, sólo “pararon por ahí”. El capitalismo es criminal, es el asesino de los pueblos, dicen los nostálgicos de los regímenes totalitarios, que no dejaban salir de su país a nadie. Y hablan de lo corruptos que son los que ahora nos gobiernan, lo que no se puede negar, y olvidan lo que, antes y ahora, han hecho los suyos, desde el jefe de los guardias al alma de diario oficial, dejando de lado los trabajos facturados y no realizados, o sea, como un Gürtel cualquiera.
Otros siguen con la monserga de que nunca han mentido, sino que no pudieron cumplir lo que prometieron porque había mucha guarrería bajo las alfombras, que se vieron obligados a subir impuestos, a bajar pensiones, a recortar en servicios a los ciudadanos, que la corrupción que les ha salido en sus filas no es cosa generalizada, sino que unas pocas ovejas negras son las que le han servido de base a la canalla para esturrear porquería sobre todos ellos, a los que “les jode” el choriceo.
De los nuevos en plaza, unos se postulan como impolutos, como intachables, como los jóvenes rectos y honrados, que vienen a abrir las ventanas y a cambiar el aire de este país, quizás porque nunca han gobernado. Ellos se dicen la esperanza, la ilusión, el inicio de una nueva época. Y los otros, que comenzaron diciéndose seguidores Iosif Stalin, han ido devaluando su discurso hasta aparecer como socialdemócratas y casi de derechas, de tibios que han quedado, quizás porque Chaves ya no vive, y del sucesor esperan ya poco. Se han colocado de productores de TV, y no les va mal.
Este resumen tiene que confeccionarlo cada uno para sí. Porque si por algo se caracteriza esta campaña es porque ningún candidato dice nada serio ni preciso de cómo pretenden gobernar el corral. No he oído, ni en la pre- ni en la campaña, nada sobre las pensiones, cómo piensan participar en la lucha contra los terroristas islamitas, sobre una ley de educación que ponga a este país en sintonía con el resto de Europa, cómo modificarán la Constitución del 78, de dónde van a sacar para darle a la gente ese salario de supervivencia, cómo van a acabar con las listas de espera, qué harán ellos con el problema catalán aparte de “dialogar”, cómo resolverían el paro de los cinco millones de españoles, con qué reforma laboral, cómo aflorarían la economía sumergida, cómo reformarían la fiscalidad, aparte de decir la bobada esa de “que paguen más los que más tienen”, cómo… Ya ven, tantos problemas como tenemos encima de la mesa y de los que no ha oído hablar sino generalidades y vaguedades
Me gustaría, como votante dentro de unos días, conocer algo más que lo apuestos que están en los debates, lo guapos que dan en los programas de los animadores de moda, lo bien que hacen unos mejillones al vapor, lo humanos que son todos ellos, lo que quieren a sus padres y a sus esposas etc. Y no me digan que los debates sirven para vender soluciones, porque no es verdad.
Sería extraordinario que los candidatos dejaran de insultarse, de descalificarse, del “y tú más”, de levantar sospechas de adicciones, de insidias y acusaciones sin fundamento, y se pusieran todos a decirnos qué harán ellos si llegan a gobernar. Y, por favor, que se aclaren y nos digan con quién van a bailar, si es que tienen obligación de hacerlo porque ninguno alcance la mayoría. En otros países democráticos, lo dicen antes de las elecciones, para que las gentes sepan a dónde irán al final sus votos.
Nuestra democracia es peculiar, y nuestros candidatos la hacen más peculiar. ¿O será que lo nuestro no es democracia?
Si (
No(
