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Horizontes de esperanza

Horizontes de esperanza

Por Jesús Rodríguez
lunes 16 de noviembre de 2015, 16:24h

La grave situación económica del país y la crítica disrupción institucional en el ámbito universitario y del Poder Judicial: pesadas herencias de la cultura kirchnerista. Los sucesos de Francia enlutan al mundo y llaman a la reflexión acerca de un problema global. A una semana de la elección presidencial, Mauricio Macri y Daniel Scioli protagonizaron el primer debate presidencial de la historia argentina.

Durante la Reforma Universitaria de 1918, y después, el sótano de la casa de Deodoro Roca en la ciudad de Córdoba, se convirtió en un centro de deliberación por el que pasaron numerosos intelectuales, artistas y políticos comprometidos con el movimiento reformista: Macedonio Fernández, José Ingenieros, Alfredo Palacios, Lisandro de la Torre, Stefan Zweig, José Ortega y Gasset, Víctor Raúl Haya de la Torre, Eugenio d´Ors, Waldo Frank, y Rafael Alberti, entre otros. La Reforma y su legado secular se propagaron por toda América Latina y sentaron las bases de la autonomía universitaria.

En los últimos días, echando por tierra esa tradición americanista, plural y libertaria, hemos asistido a declaraciones de rectores, y de las propias Universidades, posicionándose a favor de la candidatura presidencial de Daniel Scioli. Este retroceso sólo puede entenderse a la luz de los doce años de descomposición institucional que el kirchnerismo alentó en nombre del “pueblo”, reemplazando el respeto a la ley por el culto al líder, del iluminismo al iluminado.

El articulo IV de las bases del estatuto de la UBA fija que: “La Universidad es prescindente en materia ideológica, política y religiosa, asegura dentro de su recinto la más amplia libertad de investigación y de expresión, pero no se desentiende de los problemas sociales, políticos e ideológicos, sino que los estudia científicamente ”

Siguiendo ese camino, las autoridades, en lugar de presentar esos estudios científicos para superar los problemas que enfrenta la sociedad, o un plan de acción de cara al cambio de gobierno, ponen en cabeza de un candidato la suerte de la UBA y de otras universidades nacionales.

La educación, la ciencia y la tecnología son pilares del desarrollo, tal como lo muestra la experiencia internacional. La política científica tiene que ser sistémica, articulada entre todas las instituciones públicas que hacen investigación y desarrollo y pertenecen al campo del conocimiento, y tiene que estar coordinada y en esa coordinación el Ministerio de Ciencia y Tecnología tiene un papel importante pero no excluyente. Encauzar la actual política, errática y desarticulada, debe ser una prioridad para el próximo gobierno. Y la meta es destinar del 0,58 por ciento del PBI actual – se considera que el 1 por ciento es la ideal -, al 1,5 por ciento en el 2019. Pero la condición indispensable para la creación de conocimiento es la libertad.

Por su parte, la Corte Suprema de Justicia de la Nación declaró, por unanimidad, la inconstitucionalidad de las leyes sancionadas a pedir del Ejecutivo para habilitar al Consejo de la Magistratura a nombrar jueces interinos con una menor cantidad de requisitos que los jueces designados hasta aquí. Con estas leyes – ahora inconstitucionales – el kirchnerismo comenzó a completar vacantes con jueces subrogantes. La Corte entendió que el régimen impuesto “afecta la independencia judicial y la garantía de juez natural para los ciudadanos”. Además, declaró inválido el reglamento de designaciones de subrogantes del Consejo de la Magistratura y de todas las listas de conjueces. La Corte también invalidó la designación del juez de La Plata con competencia electoral Laureano Durán y la designación de todos los jueces subrogantes nombrados en las mismas condiciones.

En los albores de un cambio de gobierno resulta perentorio recuperar el rumbo reformista y la división de poderes, ambos pilares de una mayor calidad democrática.

La economía desastrosa de la gestión de Cristina Kirchner

La oportunidad que tuvo en sus manos el kirchnerismo en el año 2003 será única, probablemente irrepetible, tan irrepetible como malgastada, si se hace un balance de los doce años de gestión. A los hechos positivos, en su mayoría vinculados a la contención social y algo de redistribución del ingreso, debe contraponerse un esquema impositivo regresivo, una educación de mala calidad, un sistema de subsidios que no es equitativo y la ausencia de políticas de desarrollo federal, subrayado por la poca creación, en el sector privado, de empleos productivos en todo el país, y la persistencia de flagelos como la informalidad laboral, y la persistencia de la pobreza y la indigencia.

A contrapelo del discurso oficial, los efectos de la inflación y de los subsidios a sectores medios y altos han actuado como un agravante de la desigualdad distributiva en la Argentina que se ha convertido en un país extremadamente unitario, dada la concentración de los ingresos fiscales por parte del gobierno nacional.

La deuda social que deja, sobre todo la gestión de Axel Kichillof, atenta contra el sostenimiento de los escasos logros del “relato”. La inflación, el desequilibrio externo y fiscal, una economía recesiva y con menor ingreso por habitante que en 2011, un Banco Central muy debilitado y corrupción rampante en diversos ámbitos del Estado, ponen al próximo gobierno ante un desafío de proporciones. Y de alguna manera colocarán al sistema político y a las instituciones bajo la tensión que el kirchnerismo no quiso asumir y que prefirió ignorar al igual que con las estadísticas de pobreza.

Atentados en París: ¿El terrorismo en expansión?

De la “Primavera árabe” en adelante, los delicados equilibrios de Medio Oriente parecen haber colapsado. El paso por Siria de la ola democratizadora sentó las condiciones para la creación de Estado Islámico (ISIS) mediante la alianza entre los cuadros militares del desmembrado ejército de Sadam Hussein y las milicias yihadistas suníes formadas en la rebelión contra El Asad. Milicias que, originadas en Al Qaeda, se fortalecieron mediante el apoyo financiero y armamentístico proporcionado por Arabia Saudita, Qatar y Jordania, en su esfuerzo por derribar al presidente de Siria apoyado, a su vez, por la minoría alauí (chiíes) en Siria y últimamente por Irán.

Así, Siria e Irak se convirtieron en el principal teatro de operaciones de la guerra fundamentalista que se libra en Oriente Medio. El presidente Barak Obama se negó a ser parte directamente beligerante en esa guerra, confiando en que los saudíes pudieran controlar a sus protegidos, y diferenciándose de la gravosa política intervencionista de George Bush.

Al igual que ocurrió en Afganistán, en donde el apoyo de la CIA a los muyahidines para combatir a la Unión Soviética permitió el surgimiento de Bin Laden y la formación de Al Qaeda, los yihadistas se unieron a las tribus suníes en un proyecto de Califato, centrado en Irak y Siria.

La reconstrucción del Califato es la meta de ISIS y para completar la guerra santa, el yihadismo se vale de las células de Al Qaeda diseminadas por el mundo entero, en donde encuentra eco incluso entre jóvenes no musulmanes, cristalizando en brigadas internacionales que combaten el imperialismo, la cristiandad y el chiísmo, considerados variantes del Mal. De este caos dantesco surgen los centenares de miles de refugiados que encienden el nacionalismo y la xenofobia, aunque también la solidaridad de Europa.

Los atentados de París son la repercusión de las derrotas militares de ISIS en los territorios que controla en Siria. Antes de cometerlos, castigó a los rusos a quienes Vladimir Putin decidió involucrar en la guerra hace pocas semanas. La voladura en pleno viaje del avión ruso de Metrojet y la muerte de sus 224 pasajeros, fueron la antesala de una cadena de sucesos sobre los cuales no podemos predecir el final.

Francia es un enemigo de ISIS porque está involucrada en la lucha contra el fundamentalismo islámico. Con bases en el Golfo Pérsico, luchando en el Sahel africano -desde Malí- , apoyando a la oposición moderada anti-Assad en Siria, proveedora de armamento a los gobiernos sunitas, protectora de las minorías cristianas -particularmente en el Líbano- y, sobre todo, atacando las bases y los campos de entrenamiento de lSIS en Irak y Siria. Estas son las razones que explican – además de contar con la comunidad musulmana más grande de Europa en su territorio – que París se haya transformado en blanco del terrorismo.

El G-20, reunido en Turquía analiza las acciones a seguir. En forma punitiva, Francia ya lanzó toneladas de bombas sobre las bases de ISIS en Siria.

Venezuela

En el histórico debate entre Mauricio Macri y Daniel Scioli sobresalió el taxativo rechazo del candidato de Cambiemos al régimen de Nicolás Maduro. Scioli, para seguir sosteniendo la concordia con el kirchnerismo no respondió si se sumaba a ese rechazo para transformarlo en una política exterior acordada.

Tres hechos han sacudido la vida de ese país, cuyo gobierno es socio del kirchnerismo. El primero son las declaraciones realizadas en los EE UU por el fiscal Franklin Nieves, cuya acusación resultó en la cárcel para el opositor Leopoldo López Nieves reconoció su falsedad y su autoría a manos de oficialismo chavista.

El segundo hecho fue la carta dirigida por el secretario general de la OEA, el uruguayo Luis Almagro, a la socióloga Tibisay Lucena, presidenta del Consejo Nacional Electoral venezolano, en la que deja muy en claro que el régimen venezolano ha incurrido en gravísimas faltas que podrían resultar en maniobras de fraude en las elecciones el próximo 6 de diciembre. En la misiva, Almagro exige la presencia de observadores internacionales en esos comicios.

El tercer hecho fue la detención –mediante un operativo de la DEA en Puerto Príncipe – de dos sobrinos de la primera dama Cilia Flores, involucrados en el tráfico de drogas. Ambos sobrinos presidenciales viajaban portando pasaportes diplomáticos.

La descomposición del régimen chavista parece cercana: evidenciadas las maniobras que Maduro puede realizar sin división de poderes, violando las reglas de la compulsa electoral e involucrado de manera directa en el narcotráfico, el proyecto “bolivariano” muestra su desapego a las normas, su paso hacia la ilegalidad y su soledad internacional creciente. Si Macri es presidente, seguramente realizará todas las condenas públicas que el kirchnerismo ha callado vergonzosamente.

El propio ex canciller Almagro ha puesto también de manifiesto que esta vez Maduro no gozará del beneplácito internacional. La constelación política latinoamericana ha cambiado y seguirá cambiando frente a los desaguisados del gobierno venezolano.

Maduro ha afectado seriamente el aparato productivo y dislocado las relaciones sociales que conforman a una nación bien constituida y llevado esos problemas al seno mismo del Estado. No podía ser de otra manera: una administración que no vacila en ignorar los límites morales y legales, no puede dirigir una naciòn de manera virtuosa.

Las tareas que aguardan a la oposición – al igual que en la Argentina – no son para envidiar. Salir del populismo es mucho más difícil que entrar.

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