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Ban Ki-moon barre para la España de Rajoy

Por Iñaki Anasagasti
viernes 06 de noviembre de 2015, 14:59h

El Secretario General de la ONU pasó por Madrid. Le habían invitado para condecorarle y celebrar con él el setenta aniversario de la creación de las Naciones Unidas en San Francisco y el sesenta de la entrada del régimen franquista. Nada dijo de esto. El franquismo no se toca, no se menta y no se pone como ejemplo de vergüenza.

Concedió una entrevista a cuatro periódicos y se metió en el lodazal catalán diciendo que Catalunya no está reconocida como territorio con derecho a la Autodeterminación. No dijo nada del Sahara, que si lo está desde 1975, teniendo él la obligación de convocar un referéndum. Tampoco dijo nada parecido en su día sobre Kosovo, Montenegro, Croacia, Eslovenia, y Bosnia Herzgovina, por lo que se deduce que está bien aleccionado por García Margallo y las autoridades españolas que le han hecho llevar el agua de la ONU a la sardina española.

Pues ni con esas.

¿Por qué tiene que meterse Ban Ki-moon en semejante descalificación a pesar de la fama de hombre prudente que tiene?. Y si cree que la solución catalana se resuelve con diálogo ¿por qué no lo propicia él?.

Ban Ki-moon (Corea del Sur, 1944) lidera el concierto de las naciones en un mundo marcado por cifras récord de refugiados y desplazados internos por conflictos y desastres —60 millones de personas—. Este diplomático que ostenta el cargo de secretario general de las Naciones Unidas desde 2007 conoció en su propia piel el significado de ese drama. Todavía niño de corta edad, fue desplazado a causa de la guerra coreana. De la crisis de refugiados, del diálogo sobre el conflicto sirio y de la cuestión catalana habló ayer en Madrid en una entrevista concedida de forma conjunta a cuatro diarios españoles. En ella, alentó a las potencias que debaten del futuro de Siria a “superar su visión nacional”; llamó “a los líderes y al pueblo catalán a comprometerse con el diálogo para buscar una solución consensuada”; y constató que “Cataluña no está en la categoría de territorios no autónomos”, en la que se agrupan los territorios sin autogobierno pleno en el marco del proceso de descolonización, y por tanto jurídicamente mejor situados para reivindicar el derecho a la autodeterminación.

“Un aspecto positivo de España es que hay respeto a la diversidad: la cultura, los idiomas, las tradiciones. La cuestión catalana es un asunto muy delicado y, en tanto que secretario general de la ONU, no estoy en posición de comentar al respecto, ya que se trata de un asunto puramente interno. De todas formas, espero que haya una solución consensuada. Basada sobre el diálogo y en línea con la tradición democrática. Pido a los líderes y al pueblo catalán que se comprometan en el diálogo”, dice Ban, que afronta la entrevista con una hoja de notas sobre Cataluña en la mesa.

Preguntado por este diario sobre si el derecho internacional podría amparar una eventual invocación del derecho a la autodeterminación en el caso catalán, pese a que no existan extremos de colonización, discriminación o violencia, contestó:

—España es un Estado independiente y soberano que incluye la región catalana, y así fue admitido en las Naciones Unidas y actúa en la comunidad internacional. Ahora, cuando se habla de autodeterminación, hay algunas áreas que han sido reconocidas por las Naciones Unidas como territorios no autónomos. Pero Cataluña no está en esa categoría.

Entre los territorios no autónomos -non self-governing territories- figuran actualmente 17 áreas afectadas en el pasado por procesos coloniales, entre ellas el Sáhara Occidental, Gibraltar, la Polinesia francesa o las Malvinas. La Asamblea General se comprometió en 1960 a velar por la transferencia de todos los poderes a los pueblos de esos territorios colonizados, si estos así lo desean. En su prudente lenguaje, Ban constata que Cataluña no se halla en esa categoría de territorios, tras mencionar el concepto de autodeterminación; yuxtapone esa constatación a la soberanía de España; pero elude pronunciarse abiertamente sobre la legalidad y oportunidad de las iniciativas independentistas catalanas.

Ban es célebre por su extraordinaria prudencia y contención —criticada por algunos como falta de valentía; alabada por otros como instrumento indispensable para llevar a puerto negociaciones internacionales—.

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