red.diariocritico.com

El problema es la desigualdad

Por francisco Muro de Iscar
domingo 06 de septiembre de 2015, 14:34h

Esta sociedad se mueve por impulsos, no por ideales ni por convencimiento, ni siquiera por solidaridad. La terrible foto de Aylan ha sido más efectiva que años de guerra, miles de pateras, decenas de miles de personas –también cientos de niños- ahogados en el Mediterráneo, violaciones de todos los derechos humanos en países como Somalia, Centroáfrica, Nigeria, Eritrea, Libia, Afganistán, Irak… Nada de eso ha conmovido a los ciudadanos ni ha impelido a los Gobiernos europeos a actuar para acabar con tantas tragedias. Ni siquiera el éxodo masivo de ciudadanos sirios, afganos, eritreos está logrando que las instituciones europeas aprueben una reflexión para elaborar una estrategia solidaría de gestión a largo plazo de las migraciones, que no es un problema puntual sino una huida desesperada y definitiva de países donde no es posible la paz, si no la imponen otros. Tampoco Europa ni la OTAN ni la ONU han declarado el estado de emergencia y han puestos sus maquinarias a funcionar para acabar con el problema más grave del mundo desde la segunda guerra mundial. ¿Qué más hace falta?

Hay también demagogia y oportunismo político en el tratamiento de esta crisis en clave de política nacional. En lugar de buscar la unidad, ponerse a trabajar juntos y abandonar las descalificaciones del contrario, algunos están aprovechando la desgracia de tantos ciudadanos iguales a nosotros para obtener réditos políticos a corto plazo. Esta situación extraordinaria exige medidas urgentes, coordinadas y solidarias que solucionen una crisis que supera incluso la actuación de los gobiernos (Yo me sentiría orgulloso de ser alemán o austríaco por cómo han recibido a los refugiados, cuidando los detalles al máximo y no sé si podría decir lo mismo de los húngaros, por ejemplo). Pero exige también una reflexión mayor sobre cómo afrontar el futuro, el horizonte próximo. La desigualdad en un mismo país –España es un excelente ejemplo- ha crecido con la crisis. Pero la desigualdad entre continentes y entre países es un escándalo mayúsculo que sociedades desarrolladas como las nuestras no deberían permitir jamás. El Norte rico, “el de los derechos humanos”, se desentiende del Sur pobre, donde se violan todos los días todos los pequeños derechos de los más desfavorecidos, creyendo que las fronteras están ahí, inamovibles, para separar a unos de otros.

Los hechos demuestran que nada va a ser así. Los que ya no pueden resistir más la persecución, la cárcel, los latigazos, las violaciones, la muerte, se arriesgan y se arriesgarán a lo que sea con tal de hallar una esperanza. Ya no son sólo los parias del mundo los que huyen de la tragedia. Son familias de profesionales, gentes con educación, personas con ideales que pagan todo lo que tienen a cambio de la libertad. Esperan ser acogidos. Pero en sus países quedan millones de ciudadanos que si no tienen ayuda in situ por parte del mundo “civilizado” acabarán huyendo y dejando sus países en manos de los peores terroristas. Y también éstos acabarán mirando a Europa. Nunca ha habido tanta desigualdad en el mundo. Ni tantas posibilidades de rebelarse contra esa indignidad y trasladarse al lugar que ellos identifican como el paraíso para exigir una parte del mismo.

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (0)    No(0)

+
0 comentarios