Hay un aforismo político que señala que si quieres que un asunto se eternice lo mejor es crear una comisión. Y en eso volvemos a estar en nuestra querida Andalucía. No ha hecho más que comenzar el curso político y lo primero que se ha puesto sobre el tapete es la famosa comisión de investigación parlamentaria sobre los falsos cursos de formación que el PSOE no quería ni ver en pintura. Pero, claro, lo de las mayorías relativas tiene el inconveniente que hay que aguantar las puyas que la oposición, incluído el grupo que supuestamente apoya aSusana Díaz, Ciudadanos, decide aplicarle al Gobierno de la Junta, aunque sea solo para vestir el muñeco y hacer el paripé, de que están llevando a cabo una labor de control.
A lo largo de mi carrera como periodista especializado en información política ha sido testigo de una docena de comisiones de investigación en el Parlamento andaluz que han ido desde Costa Doñana al Edificio Presidente y desde el Caso Uteco a los EREs fraudulentos. Si somos realistas debemos de concluir que ninguna de ellas ha servido para nada. En ninguna, y mira que ha habido mayorías absolutas, relativas y mediopensionistas, se han pedido responsabilidades políticas a los supuestos implicados. Ya pudieron observar lo que ocurrió hace un año con el escandaloso asunto de los EREs falsos donde, tras comparecerGriñán,Chaves,Zarríasy todos los consejeros imputados, los partidos no se pusieron de acuerdo para pactar ni tan siquiera unas conclusiones que, al menos, dejaran claro a la ciudadanía que se había producido un expolio generalizado del presupuesto andaluz en provecho de algunos militantes del partido en el poder, el PSOE-A, y de su sindicato afín, la UGT. Eso como poco hubiese sido suficiente para justificar, al menos, el mes de dietas extraordinarias que cobraron sus integrantes.
Lo dicho, que las comisiones de investigación parlamentarias no sirven absolutamente para nada en lo que se refiere a esclarecer algunos hechos oscuros y a plantear responsabilidades políticas, lo de las penales ya ni se plantea, sobre los responsables de algún desaguisado. Así las cosas su única utilidad es que todas las fuerzas política aprovechan el relativo interés de los medios de comunicación en las comparecencias para ir removiendo públicamente sus miserias e intentar sacar provecho y rentabilidad de una situación que por no interesarle, no le interesa ni a sus propios protagonistas.
Por lo pronto ya han visto el espectáculo que están dando unos y otros con la dichosa comisión de los cursos de formación. Como es lógico, nadie quiere que la presida el PSOE por aquello de que ha sido el partido que ha mantenido a los Gobiernos que, presuntamente, han sido los responsables de permitir el desfalco. Como tampoco sería lógico que la presidiera el primer partido de la oposición, el PP, e IULV-CA, que fue quien presidió la anterior de los EREs falsos, ahora es como un cero a la izquierda en la Cámara autonómica, la presidencia se la disputan las llamadas fuerzas emergentes, es decir, Podemos y Ciudadanos.
Y en esa estamos. El PSOE no quiere que Podemos, a quienSusanano traga y cuya secretaria general,Teresa Rodríguez,está en plan combativo contra la Junta y los socialistas, tenga poder alguno en la Cámara y menos en asuntos tan espinosos como esta comisión que va a sacar bastantes trapos sucios de los últimos años. Así que muy posiblemente será Ciudadanos quien finalmente consiga esa disputada presidencia. ¿A cambio de qué? Aquí nada es gratis así que me da la impresión de que el PSOE va a permitir que sea Ciudadanos quien la presida si su portavoz y secretario general, el ínclitoJuan Marín,consigue que la comisión no llame a comparecer aSusana Díaz. Dut ut des que decía los latinos. Al tiempo.
Sinceramente creo que es perder el tiempo, el trabajo y el dinero en una comisión de investigación que no va a servir ni tan siquiera para cuantificar el montante total del dinero defraudado por losOjeday compañía. Pienso que Andalucía tiene sobre el tapete asuntos mucho más importantes que debatir en la Cámara y que debería de ser la Justicia quien dilucidara las responsabilidades, esta vez sí, penales, de los supuestos implicados. Y que las responsabilidades políticas las juzguen en su momento los ciudadanos con sus votos. Es lo que hay.
Si (
No(
