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Gibraltar; la eterna discordia

Por Ismael Álvarez de Toledo
miércoles 12 de agosto de 2015, 20:51h

Desde que me alcanza la memoria, y ya es larga, siempre ha existido un tira y afloja entre España y el Reino Unido a cuenta de Gibraltar. Si nos remontamos a la historia, allá por 1704, nos encontraremos la verdadera causa por la que a España le fue robado Gibraltar, como corresponde a los piratas ingleses de aquella época y, la impotencia militar de un país sumido en guerras internas -para no variar- que defendía distintos postulados de pretendientes extranjeros al trono. Aunque las hostilidades terminaron en 1713, con la firma del Tratado de Utrecht, que dejaba las cosas más o menos claras, la posesión británica de Gibraltar ha seguido levantando ampollas hasta nuestros días, merced a la chulería y el despotismo con el que los ingleses caminan por el mundo, y la sumisión y la bravuconería barata de los políticos españoles, de todos los tiempos. Pero la historia de España, es así, una historia de luchas internas, de perdedores, compleja y estúpida.

Lo cierto es que con el robo de Gibraltar a manos de George Rooke, mitad pirata, mitad almirante, no perdíamos nada, estratégicamente hablando, ya que conservamos las plazas de Ceuta y Melilla para el control del Estrecho. Y, en cambio, para los habitantes del Campo de Gibraltar, todo han sido ganancias desde entonces, ya que el territorio del Peñón ha estado ocupado, casi siempre, por piratas, ladrones, comerciantes y, gente de mal vivir, de un origen muy heterogéneo, como corresponde a territorios sin control, ya que ingleses de pura cepa, no ha vivido allí nunca ninguno.

Me recuerda Gibraltar a la serie de televisión “Black Sails”, donde los piratas hacen de Nassau; en Bahamas, un territorio de libre comercio, dependiente de Inglaterra, pero con costumbres y gobiernos propios de la piratería. Esta circunstancia ha servido, desde antiguo, para que muchos de los habitantes de La Linea, Algeciras, San Roque, Los Barrios, etc. vivan del comercio y el trapicheo de tabaco y alcohol que genera la economía del Peñón. Una economía basada en la supervivencia, y sobre la que España, ha cubierto un tupido velo, por ser incapaz de lograr la industrialización del Campo de Gibraltar, hasta época muy tardía.

Durante los casi 300 años que han pasado desde la toma del Peñón, España ha intentado recuperar por vías diplomáticas Gibraltar, siempre resultando los intentos infructuosos. Con la llegada de la descolonización, fueron muchos los países que criticaron duramente el carácter colonial del enclave, algo a lo que los británicos respondieron con más chulería aún, repoblándolo y pasando a denominarlo Territorio de Ultramar. Ni las resoluciones de Naciones Unidas, ni las de otros organismos internacionales, entre ellos, la Unión Europea, han servido para que los hijos de... la Gran Bretaña, se apeen del burro, y cedan por derecho lo que no les corresponde, más que por un acto de piratería pura y dura.

En mi juventud, la verja permanecía cerrada por decisión de Franco, y personalmente, considero que así debería haber seguido por los siglos de los siglos, incluyendo al mismo tiempo, el espacio aéreo y las aguas territoriales y, que hubiese salido el sol por Antequera. Pero con la llegada del gobierno socialista de Felipe González, los habitantes del Campo de Gibraltar hicieron valer la supervivencia de muchas familias a cuenta del pirateo con Gibraltar, y la verja se abrió, y a Felipe lo empezaron a querer mucho los ingleses en los foros internacionales, y poco a poco se fueron adueñando los llanitos de más palmos de terreno.

La realidad, a día de hoy, es que Gibraltar es un grano en el culo, de la Unión Europea que el día menos pensado nos va a traer un disgusto gordo, a cuenta de los rifi rafes entre las Fuerzas de Seguridad del Estado, que como antaño, siguen persiguiendo a los piratas, y los municipales de la Roca, que no se enteran de donde se esconden.

Gibraltar, al margen de ser el destino bucólico de los ingleses que aman España y se divierten en la Costa del Sol, de ser el paraíso fiscal donde los sinvergüenzas lavan su dinero, y un punto estratégico de la OTAN para el control del norte de África y el Oriente Medio, sigue siendo un escondrijo de piratas de todo el mundo. Un lugar donde se almacenan y distribuyen cantidades elevadas de productos ilícitos, y cuya frontera (protagonista del 60% de las actuaciones policiales) es el principal coladero. Así lo denunció la Unión Europea, que abrió incluso una investigación.

Gibraltar, no sólo debería dejar de ser una reivindicación territorial, por usurpación, en el Reino de España, sino que debería dejar de ser la vergüenza de Europa, por lo que representa su economía. Y es lamentable saber, que si los amos de los piratas fuesen otros, otro gallo cantaría.

Ismael Álvarez de Toledo

periodista y escritor

http://www.ismaelalvarezdetoledo.com

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