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Sacyl pagará 190.000 euros a un paciente operado trece veces al no serle detectada una perforación de estómago

Por Redacción/Agencias
martes 29 de abril de 2014, 13:55h
El Servicio de Sanidad de Castilla y León (Sacyl) deberá indemnizar con 190.000 euros a un paciente que, a causa de una deficiente actuación facultativa, precisó de hasta trece operaciones quirúrgicas sucesivas   para la reconstrucción de su aparato digestivo y tránsito intestinal, tras sufrir un shock séptico derivado de una perforación de estómago tardíamente detectada.   

Así lo establece una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León, que estima así la demanda interpuesta por los servicios jurídicos de El Defensor del Paciente en representación de J.J.P.A, de 41 años, quien se sometió a cirugía en el Hospital Divino Valles de Burgos el día 5 febrero de 2008 por presentar Esófago de Barret, según informan fuentes de dicho colectivo.   

Durante la intervención quirúrgica se le produjeron al paciente dos perforaciones, distantes una de la otra tres centímetros. La cirujano sólo se dio cuenta de una de ellas, que solucionó en el mismo acto quirúrgico, si bien la segunda pasó inadvertida y la facultativa no revisó toda la zona para asegurarse de que no se habían producido más perforaciones.   

En el postoperatorio inmediato el paciente presentó una sintomatología que no fue adecuadamente atendida ni se sospechó si quiera de que pudiera deberse a una posible complicación durante la cirugía.   
Aunque las enfermeras pusieron la situación en conocimiento de la cirujana, ésta ni siquiera se personó en la habitación del paciente, sino que mandó la pauta de tratamiento vía telefónica, sin realizar una mínima exploración y, mucho menos, sin realizar prueba diagnóstica alguna.

Absoluta dejadez   

De hecho, en su sentencia el TSJCyL reprocha la imprudencia y absoluta dejadez de la cirujana al entender que, con un paciente al que se le ha producido la rotura del esófago durante la intervención por ésta practicada, y que presenta intensos dolores desde las primeras horas postoperatorias, la vigilancia ha de ser exhaustiva y se debe recurrir a la realización de estudios (TAC abdominal).   

Así, el tribunal precisa que de haber actuado así se hubiera evidenciado la segunda perforación, sufrida durante el acto quirúrgico, e indicado la necesidad de una reintervención precoz, pudiendo haber disminuido la gravedad de las complicaciones.   

Tuvieron que transcurrir cuatro días hasta que finalmente se decide el traslado del paciente al Hospital General Yagüe para realizar una prueba de tránsito. A su llegada al hospital, J.J.P.A. se encontraba comatoso: taquipneico, pálido y sudoroso. Pese a ello, la cirujana interviniente, que se encontraba allí para recibirlo, no hizo nada, ni siquiera le exploró.   

Finalmente, avisado el cirujano de guardia apenas una hora más tarde, de forma inmediata se percató de la gravedad del cuadro clínico que presentaba el paciente y ordenó una operación de urgencia, sin esperar a realizar la prueba exploratoria para la que había sido trasladado el paciente al hospital.   

La intervención fue practicada el día 9 de febrero de 2008, y en la misma se evidenció que el paciente tenía perforado el estómago por la parte de atrás (fundus gástrico), siendo necesario rehacer la operación realizada la cirujana del Hospital Divino Valles.   
La situación de J.J.P.A. tras esta segunda intervención fue de extrema gravedad, con fallo renal, persistencia de proceso séptico y problemas coronarios. Su evolución posterior se caracterizó por la aparición de toda una serie de complicaciones secundarias, con necrosis de buena parte del intestino delgado, que precisó ser resecado en varias ocasiones, nuevas perforaciones intestinales y dehiscencia de puntos de sutura que requieren reintervenciones repetidas, con injerto de músculo y piel en abdomen, producto de la perforación abierta que presentaba, con bordes necrosados, que tuvieron que ser recortados. Y así hasta en trece ocasiones en que el demandante precisó de nuevas operaciones.

Invalidez absoluta  

Llegó a perder 25 kilos durante su estancia hospitalaria, precisando de asistencia de familiares de forma continuada puesto que no era capaz de mover si quiera las manos.   

Permaneció ingresado en el Hospital de Burgos hasta el día 25 de junio de 2008, fecha en que fue trasladado al Hospital Doce de Octubre de Madrid para someterse a cirugía de reconstrucción de tránsito intestinal, gravemente dañado, también en su aspecto funcional, donde permaneció ingresado hasta el día 2 de septiembre de 2008, volviendo en meses posteriores para revisión y tratamiento, proceso que se alargaría hasta el mes de abril de 2010.   

El afectado nuncia recibió el alta médica tras este largo proceso, hasta el punto de que se le reconoció una incapacidad absoluta permanente en diciembre de 2009. Tiene, además, reconocido, un grado de minusvalía del 71 por ciento.   

Pero además, precisó de asistencia psiquiátrica en el hospital General Yagüe de Burgos para poder asumir su situación, cosa que no ha logrado a día de hoy, a pesar de continuar bajo tratamiento psiquiátrico desde entonces.   

La presidenta de la Asociación de El Defensor del Paciente, Carmen Flores, ha calificado de "inaceptable la actitud de absoluta dejadez mostrada por la cirujana responsable puesto que se olvida el facultativo que en su actuación profesional es garante de la salud de sus pacientes" y achaca a esa pasividad los "daños importantísimos para el afectado, de un calado desmesurado, afectando a todos los órdenes de su vida, incluso a los más básicos".
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