viernes 22 de noviembre de 2013, 20:21h
El avance en la sociedad
no corre si no vuela. Con tan solo un salto generacional, podemos observar cómo
el entorno y nuestros comportamientos son tan diferentes que es asombrosa nuestra
capacidad de adaptación al medio que nos rodea. En este viaje que es la vida,
hemos mejorado en muchos aspectos. Con la aparición de internet, el mundo y las
comunicaciones están al alcance de un solo click. Seguramente con el
conocimiento de la diversidad de culturas que rodean nuestro entorno, hemos ganado en valores como el respeto y la
tolerancia.
Pero hablemos de igualdad
y violencia machista. Creo que hablando en términos generales, es indudable que
el paso del tiempo y la mayor concienciación sobre el tema, ha provocado un
cambio necesario y positivo en nuestros pensamientos y actitudes. Por ello son preocupantes los datos que
recientemente publica un estudio sobre la violencia machista en la juventud,
realizado por investigadores de la Universidad Complutense de Madrid. Dicho
estudio refleja un aumento de la violencia machista juvenil y afirma que las
nuevas tecnologías se utilizan como herramienta de control entre las parejas.
¿Cómo es posible que
entre los/as jóvenes se esté produciendo esta situación?. Muchos afirman que la
juventud está creciendo en un mundo desnaturalizado, consumidores
compulsivos de televisión y videojuegos que poco o nada ayudan a educar en
valores como la igualdad y el respeto. Es indudable que la oferta televisiva
ofrece una imagen juvenil, en la que el concepto de triunfador es el del joven
musculado y chulo, cuyo único objetivo en la vida es el de dormir cada noche
con una chica diferente, sin tan siquiera tener la necesidad de aprender su
nombre. Y la imagen que ofrecen de las chicas no es mucho mejor, ya que nos
ofrecen una imagen sumisa y dependiente del idiota de turno citado
anteriormente. Aún así, no creo que el problema radique en la emisión de
programas de televisión denigrantes para
la mujer, ni en el marcado uso del machismo en los videojuegos. Creo que el problema
está en la base. En la educación que recibimos. No me refiero únicamente a la
educación que recibimos en colegios e institutos, sino a la falta de educación
no formal. En definitiva a la falta de educación en valores que está provocando
esta y otras situaciones.
Abandonemos de una vez
los mitos de amor romántico, los príncipes azules y las medias naranjas. No
intentemos cambiar a nuestras parejas y controlar sus movimientos bajo el
ridículo instinto de posesión. Nos haremos daño. Los celos no son muestras de
amor, los celos son sentimientos encarnados en inseguridades que lastran
nuestra felicidad y la de nuestra pareja...solo entonces seremos capaces de no
convertirnos en la pareja tóxica.
Roberto Carlos López
Martín. Presidente del Consejo de
la Juventud de Castilla y León.