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Yamada se adueña de la esencia de Ozu en 'Una familia en Tokio', drama familiar aderezado con humor

Por Redacción/Agencias
martes 22 de octubre de 2013, 15:38h
El cineasta japonés Yôji Yamada se apropia de la esencia del maestro Yasujiro Ozu en su nuevo largometraje, 'Una familia de Tokio', presentada este martes en la Sección Oficial de la Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci) y que, basada en 'Cuentos de Tokio', competirá por la Espiga de Oro del festival.
Yamada sitúa también en el centro de la historia a un matrimonio mayor, formado por Shukichi y Tomiko, que se desplaza desde su pueblo, en una pequeña isla en Hiroshima, hasta Tokio para visitar a sus tres hijos: Koichi, el mayor, dirige un hospital; Shigeko, la mediana, es dueña de un salón de belleza y el pequeño, Shuji, trabaja en el mundo del teatro.    

Los padres se quedan en casa de Koichi, un hombre distante e inexpresivo cuya mujer se desvive para que se encuentren a gusto; Shigeko, por su parte, es una mujer histérica e impaciente que alaba el buen hacer de su cuñada pero critica de manera permanente a su hermano pequeño, a quien consideran un inútil que nada hace bien.   

Tras una cena familiar en casa, retrato también de las costumbres y del papel que las mujeres juegan en ese entorno, el matrimonio se prepara al día siguiente para pasar la jornada fuera pero una urgencia médica que su hijo debe atender trunca sus planes, como al día siguiente, instalados ya en casa de Shigeko, lo hacen las fuertes lluvias.   

Por compromiso, el nieto pequeño de los ancianos y su yerno hacen la salida de rigor con cada uno de ellos hasta que deciden, con la excusa de que estén más tranquilos y el deseo de recuperar ellos su libertad, mandarles a un lujoso hotel desde el que, de nuevo solos --"finalmente nos hemos convertido en unos sintecho", afirma el padre--, contemplan las vistas de Tokio, ciudad por la que aún no han conseguido pasear.   

La decisión de Shukichi de ir a visitar a la viuda de un amigo fallecido para darle el pésame y pasar la noche en casa de otro viejo amigo empuja a Tomiko, su mujer, a alojarse en el apartamento de su hijo pequeño, quien no sólo la acoge y comparte recuerdos y risas con ella sino que le presenta a Noriko, una joven dulce y educada de la que pronto se encariñará y a quien confiará el bienestar y la felicidad de su hijo.   

De vuelta en casa de Koichi, ya con el deseo de regresar a su pueblo, el matrimonio descansa hasta que Tomiko se desvanece y comienza la segunda parte de la historia: la de las lágrimas por la madre gravemente enferma y los remordimientos por la falta de atención y el tiempo no dedicado, que no obstante no se redimen ni en un momento de gran intensidad familiar que, finalmente, recae sobre Shuji y Noriko.   

Serán los dos jóvenes los que acompañarán a su padre de vuelta a casa y le acompañarán durante varios días ante la intensa agenda de los otros dos hermanos, quienes casi de manera inmediata, sobre todo en el caso de Shigeko, buscan repartir los bienes de la madre, lo que enfurece a Shuji.    

Con la bendición previa de Tomiko el joven logra, de mano de Noriko y contra todo pronóstico,conseguir la del padre para casarse con ella, ya convertida en una pieza fundamental de su vida, de la familia y de la película, que además de la historia familiar detallada por Ozu y especiada con dosis de humor retrata los comportamientos sociales y familiares y algunas de las tradiciones de aquel país.

Yôji Yamada   

Nació en 1931 en Takarazuka (Japón) y en 1954 se licenció en la Universidad de Tokio y comenzó a trabajar en la productora Shochiku como ayudante de dirección ese mismo año; en 1958 empezó a escribir guiones y tres años después debutó con su primera película, 'Los extraños del piso de arriba'.   

En 1969 dirigió 'Es duro ser un hombre', primera entrega de la saga Tora-san, la serie de largometrajes más larga de toda la historia del cine, que se prolongó hasta 1995 con 48 entregas, la mayoría de ellas dirigidas por él y todas protagonizadas por Kiyoshi Atsumi.   

Ha ganado en cuatro ocasiones el Premio a la Mejor Película de la Academia Japonesa y en 2002 alcanzó una notable proyección internacional gracias a 'El ocaso del samurái', nominada al Oscar a la Mejor Película en Lengua no Inglesa.   

Con 'La espada oculta' participó en la Sección Oficial de la 50 Seminci y con 'Love and Honor', proyectada en la Sección Oficial en la 52 Semana, cerró una trilogía dedicada al mundo de los samurais.
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