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Madrigal: torres de historia y arte en La Moraña

El municipio abulense suma atractivos a la oferta de "Credo", la exposición de Las Edades del Hombre de Arévalo

Por Montse Serrador
miércoles 11 de septiembre de 2013, 10:26h
  • Iglesia de San Nicolás de Bari

    Iglesia de San Nicolás de Bari
    DCCyL

  • La muralla

    La muralla
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  • Hospital

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  • Muralla

    Muralla
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El proyecto cultural "Las Edades del Hombre" cumple este año su XXV aniversario y su XVIII edición, que se desarrolla en la localidad abulense de Arévalo, está cumpliendo con creces las esperanzas puestas en ella. Bajo el epígrafe de "Credo",  la muestra ha recibido, desde su apertura el 21 de mayo, más de 100.000 visitantes que no han querido perderse la oportunidad de ver un capítulo más de este libro que son "Las Edades" y aprovechar para conocer los múltiples atractivos culturales, naturales y gastronómicos de La Moraña, comarca que acoge este año la muestra.

Aunque no es la primera ocasión en que la exposición se prodiga en más de un edificio (las ediciones de Soria y Ponferrada así lo atestiguan), es importante destacar que "Credo" se ofrece  en Arévalo al visitante en tres iglesias próximas entre sí, lo que constituye una excusa perfecta para disfrutar del encanto de las calles de esta activa localidad del noroeste de la provincia. Partiendo de la Casa de los Sexmos, en la soportalada plaza de la Villa, el visitante podrá contemplar 92 piezas de contrastado valor artístico (70 de ellas procedentes de Castilla y León) repartidas por las iglesias de Santa María, San Martín y El Salvador, así como las esculturas de Venancio Banco y Antonio López que velan en las calles de la población.

Mientras, esta ciudad mudéjar vigila sus monumentos, desde el castillo, desde las murallas, se puede partir a visitar otros templos, como los de Santo Domingo, San Miguel, San Juan Bautista, San Nicolás de Bari o la ermita de La Lugareja.

Tras estas visitas, o antes de ellas, si se prefiere, el viajero puede reponer fuerzas con la rica gastronomía de la zona, en la que reina con autoridad propia el cochinillo, de Arévalo, naturalmente, que no tiene por qué ser plato único; antes, habremos abierto boca las afamadas legumbres de calidad de La Moraña para concluir la comida con la rica repostería de la zona.

El descanso nos permitirá viajar, son apenas 25 kilómetros, hasta Madrigal de las Altas Torres, cuna de reinas y literatos. En Arévalo, como es sabido, vivió la reina Isabel I de Castilla, que pasaría a la historia como Isabel la Católica. Pero la reina nacería en Madrigal, en el que fuera  palacio de Juan II, hoy monasterio de Nuestra Señora de Gracia. Un lugar para bucear en la historia porque también aquí la reina Isabel  trató su casamiento en 1469 con Fernando y, después, los Reyes Católicos celebraron sus primeras cortes en 1476. En los aposentos reales aún se conserva la alcoba donde nació la reina Isabel en la que se exponen diversos muebles, algunas piezas escultóricas y un retrato de los Reyes Católicos.

Madrigal es patrimonio y es grandeza histórica. Su muralla es una soberbia construcción románico-mudéjar de carácter militar, de cerca de 2.300 metros de longitud, que llegó a tener 80 torres, aunque actualmente sólo se conservan 23.

En la iglesias de San Nicolás de Bari, en el centro de la población, se alza su gran torre a la que debe su nombre el municipio, y conserva importantes elementos mudéjares y una cabecera con dos ábsides.

Santa María del Castillo es otra de los lugares obligados para el turista que llega a Madrigal. En este caso se trata de una iglesia en la que destaca su cabecera mudéjar con doble ábside, lo más valioso del templo,  el principal y el del Evangelio, pertenecientes al "Modelo mudéjar de Tierra de Pinares". También destacan el muro contiguo del lado norte y el cuerpo inferior de la torre.

Otro monumento emblemático es El Hospital fundado en 1443 por la reina doña María, mujer de Juan II y hoy habilitado como casa de cultura. Destacan la fachada principal, el patio columnado interior y la hermosa capilla bajo la advocación de la Concepción en la que se venera una antiquísima imagen de Jesucristo, titulado de las Injurias, del siglo XV.

Pero como Ávila es tierra de santos, no puede faltar una visita al lugar donde nació uno de sus escritores más ilustres: Fray Luis de León. Los restos del Convento de San Agustín hacen intuir lo que fue el antiguo monasterio en el que su magnífico  claustro fue llamado por sus dimensiones y estilo «El Escorial de Castilla.

Y, en el camino, naturaleza, mucha naturaleza: un ecosistema que facilita la presencia privilegiada de las avutardas, terrenos aptos para la práctica de la caza y otros muchos  atractivos para el desarrollo del turismo rural.
 
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