Cada palo que aguante su vela

Esta pasada semana ha sido prodiga en lluvias, en inundaciones, en crecidas de ríos y en desesperación para las numerosas familias que han sufrido la perdida  de bienes y enseres dentro de sus viviendas.

Las innumerables precipitaciones y el deshielo de las montañas han creado un clima favorable para que nuestros ríos aumentasen su caudal de una forma exponencial. Hasta aquí, todos de acuerdo.

Ahora bien. Pongamos un solo ejemplo: el río Cega, que es el que yo mas conozco por tener una vivienda en uno de sus márgenes.

El pasado miércoles, día 27 de marzo, en un plazo no superior a veinte minutos, el caudal del río subió mas de dos metros y medio, con una rapidez y una virulencia nada habitual.

He conocido crecidas, riadas, inundaciones y aumentos del caudal del río, pero nunca con esta rapidez y con esta magnitud.

Como es natural cuando ocurren estas cosas, cada vecino, de cada uno de los pueblos afectados a lo largo de la ribera del Cega hasta su desembocadura en el Duero, mantiene una teoría sobre los porqués y el como ha sucedido esta desgracia.

Lo mejor es dejarse de elucubraciones y remitirnos a los datos que obligatoriamente tienen que existir.

Las preguntas están en el aíre. Es cierto que el río Cega no está regulado y por lo tanto sus crecidas son naturales. ¿Y los ríos que desembocan en el Cega? ¿Y el río Pirón? ¿Cual es la misión del pantano de Torrecaballeros? ¿De quien es la titularidad de ese pantano? ¿Ha existido un aumento muy rápido del caudal en ese pantano, o el cualquier otro, que ha asustado e impulsado a sus responsables al desembalse inmediato del agua acumulada y eso ha provocado un aumento peligroso e inmediato del río Cega?

Esas son las preguntas inmediatas que tanto la Confederación Hidrográfica, como la Junta de Castilla y León deben de responder.

Si esas preguntas, que ya han sido formuladas tanto a la Junta, como a la Confederación, son contestadas adecuadamente y se acredita que la única causa de la impresionante y rápida crecida del río Cega ha sido motivada por la madre naturaleza, yo asumiré calladamente todos los perjuicios que la riada ha causado en mi casa, y pediré públicamente perdón por mis temores infundados.

Ahora bien, si como también se ha pedido, los datos del pantano de Torrecaballeros demuestran que sin previo aviso a posibles afectados, ha habido desembalses importantes en la semana del 25 al 30 de marzo, y los responsables de la Confederación y de la Junta, conocían previamente esos desembalses y la inevitable y peligrosa crecida del río y no ha funcionado el protocolo de avisos previos obligatorio a los posibles afectados, desde luego cada uno debería de aceptar su responsabilidad en el caso, y al igual que las compañías de seguros soportan las consecuencias económicas de este desastre, los responsables políticos y los organismos de control, deben de aguantar las suyas. No solo las económicas, sino también las personales.