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Corrupción: de la cebadera a Internet

Corrupción: de la cebadera a Internet

Por Fernando Franco Jubete
jueves 14 de febrero de 2013, 19:57h
- Mira hijo, los que gobiernan y ejercen el poder siempre han robado, lo sabíamos hasta en los pueblos más recónditos y apartados y lo comentaban los abuelos, y los abuelos de los abuelos contaban historias que quedaban recogidas en el folclore popular. Recuerdo una jota que se cantaba en el Cerrato desde cuando yo era niña y que decía: Para que ponen los guardias a las puertas del gobierno/ si para robar a España basta con los que hay adentro/ Anda majo remajo majo de veras/ que das agua a la burra con cebadera/ con cebadera niña con cebadera/ anda majo remajo majo de veras. 

Así es que lo de ahora, los casos diarios de corrupción que descubren la policía y los periódicos, no es nuevo. Lo que ocurre es que, a todos los sinvergüenzas, los descubren porque nadie tiene miedo ni reparos en contar la verdad. Cada vez menos personas están dispuestas a callarse por dinero o esperando un favor o una concesión o un contrato. Aunque al que haya que acusar sea el yerno del rey, un ministro o un presidente. Y eso demuestra que somos muchísimos más los españoles honrados.

Hace unos días, un comentarista de esos que hacen tertulia en las radios y en las televisiones y pontifican diciendo con frecuencia muchas estupideces, comentó que cada país tiene los políticos que se merece y a mí me encorajinó. Porque los españoles no nos merecemos semejantes políticos. Siempre se les ha llamado los padres de la patria y, por lo tanto, son ellos los que tienen que dar ejemplo a la sociedad.

Afortunadamente en nuestra familia nunca se dedicó nadie a la política y ahora que lo pienso, quizá fue porque mis antepasados se dieron cuenta que en la vida sólo podía optarse por una decisión: ser honrado o político. Y optaron siempre por ser honrados para dar ejemplo a sus hijos y nietos.

- Fíjate, madre, siempre has sido bastante pesada con tus consejos y, como me has dado tantos, muchos los he olvidado, pero hay uno que lo tengo siempre muy presente. Recuerdo que, el día que iba a incorporarme a mi primer puesto de trabajo, me estabas esperando a la puerta de casa y, antes de darme un beso de despedida, me miraste a los ojos y me dijiste muy seria: "Hijo que nunca nadie pueda decir de ti, ni una sola vez, recalcaste, ni una sola vez, que robaste o mentiste, porque la honradez y la credibilidad se pierden para siempre. Que siempre puedas ir por la vida con la cabeza bien alta".

- Supongo que también te dije que algún día te sentirías orgulloso de ser una persona honrada, como me sentía yo por serlo y formar parte de una familia honrada, como la mayoría de las familias españolas. Desgraciadamente ese orgullo se ha perdido con tanto cambio constante y algunas gentes, de repente, han encontrado oportunidades para acceder al poder o al dinero y se han vuelto locas por enriquecerse rápidamente con la construcción y tantos negocios fraudulentos.

- Sabes una cosa, que estoy convencido de que la crisis va a acabar con esas expectativas y va a cambiar España para bien, porque hay una gran mayoría de españoles comprometidos con la honradez, exigiendo la regeneración de instituciones y políticos y van, vamos, a conseguirlo.

- Que no hijo que están todos corrompidos como canta la jota de la cebadera. Por eso yo no quiero enterarme, no quiero oír las noticias ni leer los periódicos porque me desasosiegan y voy a acabar tomando la decisión de no votar. Ya la he tomado.

- Mira madre, hay una diferencia abismal entre las épocas y en la formación e información de las personas. La misma diferencia que existe entre la tecnología de la cebadera y de la formación del tonto majo remajo de veras, que pretendía dar agua a la burra con una bolsa de tela de saco, y la tecnología actual de la información y las telecomunicaciones. Gracias a los medios de comunicación, a Internet y las redes sociales, estoy convencido de que, en estos días, cualquier personaje público está adquiriendo la certeza de que todos sus errores, sus ilegalidades y sus deficiencias van a conocerse y divulgarse y se le van a exigir, más pronto que tarde, responsabilidades con consecuencias penales. 

- Si tu lo dices te tendré que creer porque no se nada de Internet y todo eso pero, desgraciadamente, yo no voy a conocerlo. Tengo 86 años y he perdido la confianza en la honradez de todos los políticos y no creo que vuelva a votar en lo que me queda de vida, que es poca. Sólo espero que mis nietos conserven la honradez familiar como un tesoro y vivan en una España gobernada por políticos tan honrados como la mayoría de las familias españolas.

 Fernando Franco Jubete. Ingeniero Agrónomo, profesor de la Escuela Técnica Superior de Ingenierías Agrarias de Palencia. 
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