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Concha Velasco: '¿Retirarme yo? ¡Me quedan tantos personajes por hacer!'

Concha Velasco: "¿Retirarme yo? ¡Me quedan tantos personajes por hacer!"

jueves 17 de enero de 2013, 18:04h
La actriz vallisoletana Concha Velasco está feliz, encantada, más sonriente que nunca, por recibir el próximo 17 de febrero el Goya de Honor de la Academia del Cine, un premio que, hasta reconoce, ha pedido públicamente. Ahora bien, que nadie piense que ello va a suponer, o que pueda anunciar, su retirada.

"¿Retirarme yo? ¡Me quedan tantos personajes por hacer!", dice al tiempo que da pistas sobre uno que le gustaría interpretar: La Celestina. "No veo la necesidad de pensar en la retirada", insiste.

Es más, le pide a Dios que le salgan "más arrugas" para "poder quitarle todos los papeles a las actrices" de su edad "que quedan", bromea.

La Velasco se ha plantado ante un numerosísimo grupo de periodistas, de cámaras de televisión y fotógrafos para dejar bien claro que el Goya de Honor la ha hecho inmensamente feliz -"soy una de las mujeres más felices que hay sobre la tierra", insiste- y que para ella es un grandísimo honor recibirlo.

Porque entiende, además, que con él se reconoce a aquella generación de actores y actrices que como ella iniciaron sus carreras a finales de los años cincuenta o comienzos de los sesenta del siglo pasado.

Y sí, le permite sacarse la espina de cuando en 1997 creyó que su trabajo en "Más allá del jardín", de Pedro Olea, película por la que era candidata al Goya a la mejor actriz, le iba a permitir sumar un importante premio a su ya larga lista de premios. "Me quedé con las ganas. Se lo llevó Emma Suárez", recuerda hoy.

Sobre este "chasco", por el que lloró como una Magdalena, esa noche y otras posteriores, ha llegado a "reírse" públicamente en su último espectáculo teatral, "Yo lo que quiero es bailar".

Ya tiene claro lo que ese día, y antes en la fiesta de los nominados, se pondrá. Dos "armanis" que se ha comprado en las rebajas -"me he ahorrado el cincuenta por ciento", confiesa- de unos grandes almacenes.

Varios diseñadores españoles la han llamado ofreciéndole sus creaciones pero ella, como en 1997, ha preferido ir de Armani. "No tengo edad ni el cuerpo de la princesa Letizia" para otros modelos, ha dicho.

También tiene claro lo que dirá en la fiesta de los nominados -"de todo, pero sin aburrir"- y en la gala del día 17, en la que será más comedida por aquello del directo de la televisión y la agilidad del espectáculo. "Sólo diré hola y muchas gracias".

"Toda" la Academia de Cine, recordaba su presidente, Enrique González Macho, sentado a la izquierda de Concha Velasco, ha sido unánime en reconocer con su Goya de Honor a la actriz y a la persona.

"Eres -dijo González Macho- de las mejores personas que hay en la profesión, lo mejorcito de lo mejor. Todo el mundo te respeta, te quiere y admira", recalcó ante una emocionada "Chiti", como la llamaba siempre su querido Tony Leblanc, recientemente fallecido, con quien tanto trabajó en el cine.

Medio en broma medio en serio, Concha Velasco se sinceraba ante los medios al asegurar que, aunque se ha puesto "pesada" en pedirlo, ella cree que se merece el Goya de Honor. Por dos razones: "tengo 73 años y más de ochenta películas en mi haber".

"Coño, es que es una actriz muy completa. Ha hecho de todo. Poca gente como ella. No se entiende el cine español sin ella y otros muchos más", recalcó González Macho.

Encantada de pertenecer a ese arte "compartido, a esa profesión" que es el cine, Concha Velasco cree que gracias al cine ha podido "ser feliz".

Hasta el punto de que, cuando se le pregunta, dice que en el cien por cien de una vida feliz, el 70 corresponde al cine y el 30 restante a la familia. "¡Sólo en esta profesión la gente nunca quiere retirarse", advierte, antes de decir que la subida del IVA cultural "nos ha hecho polvo. Nos han hecho la puñeta".

La clave de su éxito, cree, está en la ilusión. "Nunca la he perdido. Ni por mi trabajo ni por vivir", se sincera Concha Velasco, que colocará en Goya de Honor en un lugar más que destacado en una casa ya de por sí barroca en su decoración.

"Soy una vocacional. No sé hacer otra cosa. No estoy aquí por casualidad", se despide, no sin antes advertir, sonriente, de que tiene una intuición: nunca la llamarán ni Pedro Almodóvar ni Alejandro Amenábar. Y eso que ella, reconoce, no se corta a la hora de llamar a un director si se entera que está preparando algo que le interesa.
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