Titulaciones y empleo

 Cuanto mayor es la formación de un joven, de cualquier persona, mayores son sus posibilidades de colocarse, de encontrar empleo. Es un axioma que respaldan las estadísticas. La tasa de paro es mucho menor entre los colectivos de titulados con doctorado (3,94% en paro), universitarios (12,82%), titulados de secundaria y formación profesional (19,13%), que entre el colectivo con educación primaria (31,93%) o analfabetos (52,34%) que superan la tasa media de paro actual, conjunto por edades y para ambos sexos, del 21,64%. La sociedad siempre lo ha tenido muy claro y todos los padres priorizamos la formación de nuestros hijos en las aspiraciones de futuro de cualquier familia. También es un axioma familiar que los hijos menos capacitados para el estudio consigan al menos un título de formación profesional y los más estudiosos de formación universitaria. Todo por un título, en el que invierten las familias y la sociedad de cada comunidad autónoma, de la sociedad española en su conjunto. 

Pero a pesar de este axioma familiar, la realidad es más que preocupante. En el año 2011 casi un millón de jóvenes en edad universitaria, de 18 a 24 años, el 26,5 % del total, no terminaron los estudios de Bachillerato o Formación Profesional y el 28,4% de los españoles de 18 a 24 años no tiene título ESO. Al mismo tiempo, en los últimos años de la crisis, aumenta constantemente el número de alumnos matriculados en estudios  universitarios (el 1,5% en 2011 y el 3,1% en 2012) y el de alumnos matriculados en programas oficiales de posgrado (el 62,8% en 2011 y el 29,5% en 2012). Es como si la sociedad estuviese respondiendo al axioma de que sólo el conocimiento, la formación, puede sacarnos de la crisis. Un axioma que defienden en estos momentos los rectores de las universidades públicas españolas, en su comunicado conjunto, ante el recorte, en los próximos Presupuestos Generales del Estado para 2013, de un 18% en Educación Superior, y del 80% en los gastos no financieros en I+D+i.. 

Por ello, resulta doloroso que, en esta época que vivimos, tengamos en España dos numerosos colectivos de jóvenes extremos: el mayor porcentaje de "ninis", jóvenes que ni estudian ni trabajan, de nuestra historia con el riesgo de convertirse en parados vitalicios sin salir del domicilio familiar, y la generación de jóvenes titulados mejor preparados que, al no encontrar empleo adecuado a su profesión, tienen que marcharse, emigrar a otros países para buscar un empleo en el que valoren su preparación. España no puede permitirse mantener esta situación. Imaginen la evolución de cualquier país o territorio cuyo relevo generacional se fundamente en quedarse con los "ninis", al mismo tiempo que se pierden a los jóvenes suficientemente preparados, que se han formado con un elevado coste familiar y social. Simplemente dramático.

Es evidentemente necesario en España resolver cuanto antes ambas situaciones. Un plan de choque para formar "ninis", para intentar su inserción laboral, su inclusión social y no dejar tirados a tantos jóvenes abocados al paro vitalicio. Un plan de choque que, con un novedoso planteamiento, ha iniciado Extremadura cuyo índice de abandono escolar es del 29,6%, lo que supone mantener unos 36.000 "ninis" en dicha comunidad autónoma. El plan consiste en un incentivo económico de mil euros que percibirán, en dos plazos, los alumnos que se incorporen a estudiar y superen todas las materias, con un currículo semejante al de los centros de educación para adultos.

Pero también es necesario actuar para que nuestros jóvenes universitarios se formen en titulaciones que demande nuestra sociedad, que valoren los empleadores,   permitan y potencien su autoempleo y generen emprendedores. Me temo que todos estos objetivos no los van a propiciar las nuevas titulaciones de grados y masteres universitarios del Plan Bolonia.

En primer lugar porque resulta preocupante y sorprendente la propia elección de los alumnos en el actual curso académico. Los grados más demandados, con un 54,9% de alumnos matriculados, son los relacionados con la arquitectura y la construcción, en unos años de desolador hundimiento de cientos de empresas de consultoría, estudios y proyectos y de miles de profesionales de la arquitectura y la ingeniería en paro o que no han hecho un proyecto en los últimos tres años. Una demostración de que los estudiantes y sus familias eligen las titulaciones con independencia de la situación del mercado de trabajo y sus expectativas. 

En segundo lugar, la oferta del nuevo catálogo de titulaciones de Bolonia, fue diseñada con libertad por los centros y sus claustros de profesores, sin considerar la aceptación de sus futuros egresados por el mercado de trabajo, ni por la organización profesional existente en España, ni por su convergencia con las titulaciones semejantes de otros países. Y todo ello se produjo coincidiendo con el confusionismo profesional y la degradación de los colegios profesionales, originada por la Ley 25/2009 de 22 de diciembre, denominada "Ley Omnibus", en plena crisis económica, provocando la destrucción de la actividad profesional libre y la irrelevancia social, económica y política de la mayoría de los citados colegios profesionales.

Las universidades crearon un catálogo de títulos al margen de la sociedad, como casi siempre, pero también al margen de las demandas de las empresas y de los empleadores y con una organización profesional hundida y sin capacidad de reacción para acoger a las nuevas titulaciones, cuyas denominaciones y contenidos no encajan ni se han adaptado a la situación real del mercado de trabajo.

Es muy urgente que, antes de que comiencen a salir al mercado de trabajo las nuevas generaciones de grados y másteres, el Consejo de Rectores, el Ministerio de Educación o quien proceda, modifique el nuevo catálogo de títulos y se normalice en toda España de acuerdo con su reconocimiento y valoración social y con las necesidades laborales y profesionales de nuestro país y de todo el mundo.

 Fernando Franco Jubete. Ingeniero Agrónomo, profesor de la Escuela Técnica Superior de Ingenierías Agrarias de Palencia.