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¡No es esto, no es esto!

¡No es esto, no es esto!

Por Óscar Sánchez
jueves 11 de octubre de 2012, 17:25h
El miércoles pasado, Herrera y Villarrubia, el PPCyL y el PSCyL, escenificaron un acuerdo sobre un pretendido plan de empleo para la comunidad, ciertos retoques institucionales de escaso calado y algunos compromisos vagos en materia de ordenación del territorio. Desde luego, ni la parquedad del contenido, ni el exiguo presupuesto implicado, ni la clamorosa falta de concreción de la mayoría de los puntos del acuerdo, justificaban el aval que la oposición le ha dado al Presidente de la Junta. 

Herrera, después de que tanto él como el líder socialista hubieran bromeado sobre la caña y el agua -a éste le pedían que diese más caña y a aquel que no diese ni agua-, decía ante los medios que "para pescar hace falta caña y agua" y que "se había pescado un acuerdo importantísimo para la comunidad". Leído el acuerdo, lo menos que puede decirse es que no estamos hablando precisamente de "pesca de altura". Como decía aquel anuncio: "Pezqueñines, no gracias".

Con la que está cayendo, con la nefasta política que está perpetrando el PP tanto en España como en Castilla y León, con el desmantelamiento pieza a pieza de nuestro Estado social, con el enorme sufrimiento que se está infligiendo a las capas más débiles de la sociedad, con una juventud sin futuro obligada a emigrar... ¿De verdad un compromiso sobre 30 millones de euros (menos de lo que la Junta gasta cada año en publicidad institucional) justifica la imagen de acuerdo entre los dos grandes partidos que se ha trasladado a la sociedad castellanoleonesa?

Ya he escrito en alguna otra ocasión que quien hace una oposición responsable a un gobierno irresponsable se convierte en corresponsable de la irresponsabilidad. Lo verdaderamente responsable ante unas políticas que nos hunden más y más en el hoyo es decir no y mostrar donde están las alternativas, que las hay, empezando por una política fiscal más justa y por una apuesta decidida por un modelo productivo basado en la innovación y en la sostenibilidad.

Algunos comentaristas que se autoproclaman portavoces de la opinión pública afirman que los ciudadanos están deseando que haya acuerdo entre los partidos. Sin considerarme portavoz de nadie, me atrevo a decir que lo que quieren los ciudadanos no es el acuerdo por el acuerdo, sino el acuerdo que sirva para algo. El del miércoles, desde luego, no va a servir para mucho. ¿Podrían explicarnos los firmantes cuáles son los objetivos que se pretenden conseguir? (pero no con generalidades, sino cuantificando, poniendo número a los puestos de trabajo que se van a crear, eso sí, después de haber restado todos los que la política del PP está destruyendo cada día) ¿Podrían decirnos qué mecanismos de evaluación han acordado para hacer un seguimiento del pacto?

Por supuesto, los acuerdos son necesarios y, a veces, muy positivos. Creo que nadie pondrá en duda que el acuerdo alcanzado sobre el nuevo Estatuto de Autonomía de 2007 fue un importante paso adelante en nuestro autogobierno y el propio texto estatutario sería una buena base para poder llegar a otros acuerdos dirigidos precisamente a desarrollar algunas de sus previsiones que han caído en el olvido.

En cambio, trasladar a los ciudadanos un mensaje conciliador en materias tan importantes como el empleo, la ordenación del territorio o las reformas institucionales, cerrando la posibilidad de plantear alternativas en estas materias, achicando enormemente el espacio en el que puede moverse el PSCyL a partir de ahora, cuando en realidad lo que se ha pactado es totalmente irrelevante, es un error gravísimo. Porque, a partir de ahora, a ojos de los ciudadanos, tanto el previsible aumento del paro -ojalá no fuese así, pero en un contexto de recesión y sin verdaderas políticas de estímulo es casi imposible que no sea así-, como el no menos previsible fracaso del endeble modelo de ordenación del territorio que está proponiendo la Junta, serán también responsabilidad del PSCyL.

El PSCyL vuelve, además, a tropezar con la misma piedra una y otra vez. No hay que remontarse mucho en el tiempo para recordar la diligencia con la que Óscar López se prestó a pactar la reordenación del sistema financiero y la puesta en marcha del modelo de televisión privada-concertada que "disfrutamos" en nuestra comunidad. En fin, los resultados de ambos acuerdos están a la vista y no merecen mayor comentario. 

En democracia tiene que haber alternativas y, cuando no las hay, es que algo va mal. Parece que el PSCyL, a la vista de sus bajas expectativas electorales, ha renunciado ya a ser alternativa y se conforma con hacerse corresponsable de algunas pequeñas parcelas del gobierno. Quizás me equivoque, pero creo que no es esto lo que esperan los ciudadanos de una comunidad que lleva 25 años gobernada por el mismo partido político.

Óscar Sánchez Muñoz. Profesor de Derecho Constitucional de la Universidad de Valladolid.
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