Hasta aquí, ellos. Ahora, nosotros, la sociedad

Este martes, en Madrid, cerca de diez mil personas se manifestaron frente al Congreso de los Diputados con la intención, creo, de mostrar a los políticos su malestar, intentando que tomen conciencia del hartazgo de la sociedad española. 

Lo más importante, para mí, no es que haya sido una manifestación multitudinaria, ruidosa, silenciosa, pacífica, o violenta, que también tiene su importancia, sino que la trascendencia de lo ocurrido en Madrid, es lo sintomático de la misma. La manifestación de fue un síntoma de lo que está ocurriendo en la conciencia de la ciudadanía española en estos últimos meses.

Debido a la campaña de las elecciones gallegas, llevo varios días recorriendo la Comunidad Autónoma y observo con preocupación en la calle, que donde antes había incertidumbre, o cautela, ahora hay desesperación y la certidumbre de que la situación se les ha ido de las manos a los políticos españoles. Que así no podemos seguir y que a este país hay que darle la vuelta como a un calcetín lleno de arena.

Si miramos con detenimiento el panorama de España, ya sea desde el punto de vista económico, institucional, social, político o laboral, no hay nada que nos permita hablar de un normal funcionamiento del sistema. Hace mucho que no veo en la cara de la gente un gesto sereno. Todo son conversaciones pesimistas y la pregunta eterna de cómo podemos salir de esta.

Pues sinceramente creo que lo primero que tenemos que hacer los ciudadanos españoles es cambiar nuestra forma de relacionarnos con la clase política. Hasta ahora, el pueblo español ha dedicado a la democracia y al funcionamiento del sistema, exactamente media hora de un día, cada cuatro años. Hemos decidido que para establecer las reglas del juego democrático ya teníamos a los políticos, y que ellos deberían ser los que regularan todos nuestros derechos y obligaciones. Todo quedó en sus manos, incluso las relaciones familiares, la educación de nuestros hijos y la forma de comunicarnos verbalmente. Ellos decidían porque hasta ahora, así lo quisimos.

Por eso tiene importancia lo que pasó en Madrid. Los ciudadanos queremos cambiar este modelo. Sabemos ya que hay que hacerlo y para eso necesitamos a nuestros representantes, elegidos democráticamente. Pero no así, no de esta manera. Esta democracia no es la que quiere el pueblo español. El pueblo español quiere que su representante le defienda, le represente de verdad y le dé cuenta de sus actuaciones. Como hemos dicho ya en varias ocasiones, España es de los españoles y no de los políticos. Se han equivocado. Han hecho de su representación un mandato irrevocable, y los españoles ya no queremos eso. 

Queremos control sobre nuestros representantes y control efectivo. Y queremos tener la capacidad de decidir sobre todas aquellas cosas que afectan de manera fundamental a nuestras vidas. 

Está pasando, aunque ellos no lo vean. Pasará en todas las elecciones autonómicas que se aproximan. Los ciudadanos, ya lo verán, expresarán en las urnas su hartazgo y su desilusión con la clase política. Yo estoy seguro que si hay una frase que pueda definir bien lo que pensamos la mayoría de españoles es la que encabeza este pensamiento. Hasta aquí ellos. Ahora nosotros, la sociedad.

Daniel Movilla