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Silencios atronadores

Silencios atronadores

jueves 26 de julio de 2012, 17:02h
En algún articulo anterior, creo recordar que hice mención a una etapa de mi vida en la que trabajé cerca de los medios de comunicación. Tan cerca, tan cerca, que desde mi atalaya de responsable de comunicación de una Consejería de un Gobierno regional, luchaba, día sí y día también, por introducir en los medios todas las noticias positivas que quería mi jefe, y evitar, en lo posible, la aparición de noticias perjudiciales para la imagen del departamento para el que trabajaba.

Eso siempre ha sido así y nadie puede negarlo. Como tampoco puede negar nadie que la concesión de la exclusiva de una noticia a un medio determinado, se premiaba con un mejor trato en la extensión y ubicación de esa noticia.

Pero este no es el problema, porque hasta aquí, todo esto que relato, entra dentro del juego permitido, aunque heterodoxo, del tira y afloja entre la actualidad real y la actualidad inflada, o interesada. Un juego muy viejo y muy conocido por los políticos, los empresarios, los jefes de prensa y los redactores de noticias.

Lo que ya no es tan limpio, tan democrático y tan trasparente, es la necesidad de que existan silencios informativos por parte de determinadas  instancias políticas o empresariales, y la concesión de esos silencios por parte de algunos medios de comunicación.

El problema fundamental radica en que la tarta de la publicidad objetiva, la verdadera y única sustancia de la que deberían alimentarse esos medios, no es suficiente, ni mucho menos, para sostener los gastos diarios. Y ahí, en ese desfase entre ingresos necesarios y gastos adquiridos con el tiempo, radica el porqué de esos silencios atronadores de los medios de comunicación en relación con hechos y actuaciones empresariales y políticas inadecuadas y también sobre iniciativas o proyectos que, cuando menos, se merecen el beneficio de la duda.
 
Puedo dar nombres, apellidos y datos sustanciales, de hechos, actuaciones y actitudes de gentes muy notorias y notables de esta Comunidad Autónoma que han conseguido callar a los medios de comunicación, en relación con noticias muy preocupantes para ellos, gracias a las necesidades económicas y de autentica  supervivencia de esos medios.

Y también conozco de primera mano, la negativa de ciertos medios de comunicación a publicar noticias interesantes, novedosas e incluso puede que ilusionantes para la salud democrática de este país, en base a la necesidad de seguir recibiendo ayuda económica de aquellas entidades o personas, a las que esa noticia no beneficiaba en absoluto. Nadie será capaz de negar la veracidad de lo que estoy diciendo. Es el pan nuestro de cada día. Por eso hablo de silencios atronadores. Aquí, en España, hoy, nombras a los políticos, a los banqueros y a los mercados y resultan irreproducibles los adjetivos que se les dedican. ¿Pero qué pasa con algunos periodistas y medios de comunicación que no son más que voceros del poder, que no ponen, ni quitan una sola línea  de sus editoriales, o de sus comentarios, que pueda perjudicar al empresario o al político que le mantiene día a día en su tribuna?

La democracia, hoy, en España, es cierto que necesita nuevas formas de hacer política, nuevas personas y distintas conductas en la forma de llegar al administrado. Pero no conseguiremos nada, si la prensa, los medios de comunicación y los periodistas en particular, hablan o escriben al dictado y callan o silencian propuestas y proyectos innovadores.

Ese atronador silencio empieza a ser incómodo para ellos mismos y saltará sin duda por los aires más pronto que tarde. Ellos lo saben, pero no hacen nada, porque amigos, los compromisos, la necesidad de sobrevivir y las herencias recibidas, llevan en muchos casos directamente al desagüe, todas aquellas noticias que puedan incomodar al que les paga.

Daniel Movilla

Twitter:@danielmovilla

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