Lo importante es neutralizar el déficit

Lo importante no es, precisamente, que la consejera de Hacienda, Pilar del Olmo, se abstuviera en la votación del Consejo de Política Fiscal y Financiera del pasado jueves, con el fin de mostrar su discrepancia con las nuevas exigencias del Gobierno, que recortan el margen de déficit de la Comunidad para los próximos años. Lo importante es, más bien, que Castilla y León regrese al superávit en 2015 (+0,2% es el mínimo exigido). Lo importante, en fin, es que Castilla y León contribuya a la estabilidad presupuestaria de España, en el porcentaje que le corresponde, mediante la reducción del gasto corriente estructural.

Deje el lector, por lo tanto, para el capítulo de las anécdotas toda la parafernalia que rodeó la semana pasada la sesión del Consejo de Política Fiscal y Financiera. Desde el aviso del Portavoz del Gobierno regional, que anunció el voto en contra de la Comunidad en esa sesión (sustituido después por una abstención), hasta las humildes explicaciones que ofreció la consejera tras la reunión, cuyo tono y contenido reflejan más una petición de perdón que la exigencia de relajar los compromisos de déficit establecidos por el Gobierno.

La famosa abstención se explica mejor en el caso de Extremadura, donde el Gobierno del PP hace guiños a Izquierda Unida cada dos minutos, por aquello de sortear su débil apoyo parlamentario. La abstención se hubiera entendido mejor, incluso, en el caso de Galicia, que no sólo está a las puertas de un proceso electoral, sino que cuenta además con un déficit "envidiable", si se compara con la media de las comunidades autónomas. Pero se entiende mal la abstención de Castilla y León. Y menos aún si inmediatamente después se pide perdón con gesto infantil de culpabilidad... A no ser, claro, que el presidente Herrera se haya querido cobrar el mal rato que le hizo pasar el ministro Montoro, tras su negativa a modificar los Presupuestos Generales para atender las demandas del sector minero. O que haya querido vengar la no atención del ministro Soria a los representantes mineros... O, simplemente, que haya querido cargar su batería de "gestos" para afrontar el gran debate parlamentario regional de esta semana.

Ha sido... ¡eso!, un gesto de escaso calado, con ciertos tintes berlanguianos y de muy corto recorrido. Un fuego de artificio: aparente, superficial, pasajero.

Lo más importante, lo que realmente debe ocupar a los responsables políticos de Castilla y León, es la viabilidad económico-financiera de la Comunidad. Porque es lo que sigue haciendo saltar todas las alarmas.

Hay datos que invitan a un cierto "respiro", si el lector los proyecta a medio y largo plazo. Pero son tan débiles y escasos, en fin, que ni si siquiera se revelan como la inesperada alegría que visita la casa del pobre.

Uno de ellos, por ejemplo, es el referido al ligero superávit presupuestario no financiero cosechado en el primer trimestre del ejercicio. Efectivamente, Castilla y León logró un superávit presupuestario de casi 50,5 millones de euros en los tres primeros meses de 2012, según los datos del Ministerio de Hacienda; es decir, el equivalente al 0,09% del PIB regional, dos centésimas por encima de la media de las comunidades autónomas (0,07%).

Un dato positivo, desde luego, porque refleja un gasto no financiero (1.802 millones) ligeramente inferior al volumen de ingresos (1.852 millones). Y ello, gracias a que los ingresos no financieros de la Junta aumentaron el 11,7% durante los tres primeros meses del año, si bien los gastos solamente se redujeron en un 4,8%.

Aunque hay que tener en cuenta que la Junta recibió del Ministerio de Hacienda, en el primer trimestre, los anticipos sobre las entregas a cuenta de 2012 y la liquidación del ejercicio 2010. Si se descuentan esos ingresos adelantados, lo cierto es que la ejecución presupuestaria del primer trimestre del ejercicio arroja un déficit de 133,5 millones de euros, el -0,23% del PIB regional, sólo 15 décimas por debajo de la media (-0,38%). Es decir, sin el efecto de los adelantos realizados por el Gobierno central para facilitar liquidez a la Comunidad, los ingresos no habrían aumentado el 11,7%, sino el 0,64%. Y con estos datos, el objetivo de reducción del déficit para este año (1,5%) es, si no imposible, sí muy exigente.

Por lo tanto, al margen de batallitas de artificio, lo cierto es que la Junta  se estrella una y otra vez contra la tozuda realidad, cuya estructura refleja la debilidad de los ingresos frente a la fortaleza del gasto público estructural... El coste de personal, por ejemplo, volvió a crecer entre enero y marzo de este año un 1,6%.

Manuel Trapote. Periodista.