Quien no te conozca, que te compre

La confesión siguiente es de un buen profesional de esto de la comunicación, que trabaja aquí, en esta Comunidad. Uno de los que acude diariamente a alguna o algunas de las "mil" citas informativas sobre asuntos económicos y laborales. Comentaba hace escasas fechas que, cuando escucha el relato de algunos dirigentes sindicales sobre políticas de estímulo económico y mayor presión fiscal, sentía el impulso de levantarse, acercarse sigilosamente al compareciente y susurrarle al oído: ¡quien no te conozca, que te compre!

No lo ha hecho, claro. Aunque, quizás, si los actuales dirigentes sindicales de la Comunidad insisten en el mensaje, algún día dará la nota en cualquiera de las "mil" ruedas de prensa que convocan...

En todo caso, tampoco se trata de una idea original. Es, más bien, una sencilla actualización de aquella historia de Carmona, protagonizada por el pacífico y gordinflón tío Cándido, a quien Juan Valera le hace caer en la trama de unos estudiantes descarados, capaces de robarle el burro en Carmona y de intentárselo vender posteriormente en la feria de Mairena... Como el tío Cándido era bonachón, pero no tonto, sabía perfectamente que ese borrico era en realidad uno de los estudiantes, castigado por el encantamiento de su padre a sufrir como pollino lo que no supo demostrar como estudiante. Por eso, escarmentado ya por su propia experiencia y antes de buscar otro asno en la feria, el tío Cándido le dejó en la oreja el recado correspondiente: quien no te conozca, que te compre...

Los principales sindicatos, cuando tratan asuntos del sector público, parecen sufrir también los efectos de algún misterioso encantamiento. Y así, en lugar de apoyar la reducción del gasto corriente -como hacen en el sector privado-, ponen pie en pared, toman aire y gesticulan con irónico tono de responsabilidad ciertas fórmulas incongruentes: más impuestos, más gasto, más empleados públicos...

Eso es, al menos, lo que transmitió el secretario regional de UGT -Agustín Prieto- el viernes pasado desde Valladolid, tras asegurar que la Junta no contará este año con los ingresos suficientes como para mantener "viva" la maquinaria pública: eliminar beneficios fiscales, aumentar el tramo autonómico del IRPF y recuperar al cien por ciento el impuesto de sucesiones y donaciones, así como incrementar la lucha contra el fraude fiscal (el único aspecto en el que hay casi unanimidad). De esta manera, según Prieto, la Junta ingresaría supuestamente 400 millones adicionales, de los cuales sólo unos cuantos, no dijo cuántos, procederían del fraude fiscal. Los demás, la mayoría, se requisarían al sector privado para alimentar al público y, otra milonga, para reanimar coyunturalmente a un sector minero clínicamente muerto.

O sea, "mutatis mutandis", lo que propone es algo así como negociar en una empresa privada el aumento de personal y el incremento de los salarios para neutralizar la caída de las ventas y garantizar la viabilidad de la actividad.

Deben ser cosas del encantamiento, porque -por ejemplo- UGT apoyó el pasado día 21 el severo plan de recortes diseñado por la dirección del nuevo Banco España-Duero para sus más de cuatro mil empleados. El sindicato no abogó, en este caso, por aumentar los ingresos mediante el incremento de las comisiones a los clientes, sino que aceptó la reducción de los costes salariales de la plantilla.

Sin embargo, en el sector público, la receta sindical es aumentar los impuestos para mantener el gasto. Cuando el consenso de los analistas aboga por reducir los costes estructurales (lo que significa, entre otras cosas, adecuar la plantilla al nuevo estado de los ingresos), UGT y el resto de los sindicatos insisten en rascar el bolsillo al contribuyente para sostener una administración claramente sobredimensionada.

Mira, amigo, quien no te conozca, que te compre.

Manuel Trapote. Periodista.